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Análisis

Agenda contra reloj, elecciones y pactos: Bélgica cierra su presidencia del Consejo de la UE y Hungría le pide paso

  • El acuerdo migratorio, la Ley de Naturaleza y Ucrania han sido algunos de los temas de este semestre
  • Bajo el lema ‘Hagamos Europa grande otra vez', Hungría afronta este cargo rotatorio por segunda vez 

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Bélgica cierra su presidencia del Consejo de la UE
El primer ministro belga, Alexander De Croo, en Bruselas (i) al lado del presidente húngaro, Víktor Orban (c) y el líder ucraniano, Voldímir Zelenski (d) AP Photo/Omar Havana

Cumplir con los ‘propósitos’ de año nuevo nunca ha sido fácil y la prueba de ello la tiene Bélgica. Tras tomarle el relevo a España el pasado 1 de enero en la presidencia rotatoria del Consejo de la Unión Europea (UE), el país ha hecho equilibrios para tachar objetivos de su lista antes del verano y de la llegada este lunes al cargo del siguiente Estado: la Hungría del ultraderechista Víktor Orbán.

“Bruselas tiene una tradición de avanzar la agenda europea en sus presidencias y tenía unas prioridades claras - "proteger" las fronteras, "fortalecer" la economía y preparar la ampliación comunitaria –, pero también buscaba de algún modo comprometer a Hungría en seguir con la línea marcada”, ha explicado a RTVE.es el director del Centro de Estudios de Política Europea (CEPS) de Bélgica, Karel Lannoo, en referencia a cómo Orbán, cercano al presidente ruso Vladimir Putin, ya ha jugado la carta del bloqueo en varias ocasiones, especialmente, en el apoyo a Ucrania en la guerra

Ante ello y espoleada a su vez por la cercanía de sus propias elecciones y las del Parlamento Europeo (PE), en las que se vaticinaba un ya cumplido ascenso de la ultraderecha, Bélgica ha aprovechado estos meses para cerrar a contra reloj los flecos del pacto migratorio, el paquete de ayuda a Ucrania, la normativa de Inteligencia Artificial, la de violencia de género y la Ley de la Restauración de la Naturaleza, entre otras. 

La presidencia del Consejo de la UE, recuerda, por su parte, el investigador del Instituto de Estudios Europeos de la Universidad Libre de Bruselas, Álvaro Oleart, tiene la capacidad de reunir a los ministros de los Estados para adoptar leyes y coordinar políticas, siendo la otra mitad legislativa del PE. No obstante –aclara- no deja de ser “más simbólico” que otros puestos de la UE, ya que los pactos “se fraguan durante años” y la presidencia solo facilita o impulsa en las negociaciones. “Las medidas son un resultado común que no deben atribuirse solamente a un Estado, pero al haber salido ya con los belgas, se dificulta que Hungría pueda dar marcha atrás o ponerlo en el cajón”, dice sobre el país de Orbán, que cumplió hace apenas dos meses sus 20 años como Estado miembro

Aun así, la presidencia húngara ya comienza con polémica, después de que la Eurocámara votara con una amplia mayoría en junio – antes de las elecciones – una resolución para buscar alternativas a que el país centroeuropeo ejerciera el cargo. La petición, que no tiene precedentes, ha abierto sin duda el debate, pero no ha tenido mayor recorrido. Orbán, por lo tanto, mantiene sus planes. 

Pactos, algunos polémicos, y deberes para el nuevo curso

Sobre las medidas del semestre, los expertos consideran que el país belga, liderado por Alexander De Croo, ha conseguido los objetivos fijados a grandes rasgos, aunque estos no han estado exentos de controversias. En migración, el "mecanismo de solidaridad" del pacto acordado ha sido recibido con desconfianza por las ONG al sustituir la acogida por aportaciones económicas por cada traslado rechazado. En clave económica, Bélgica ha culminado la reforma de las normas europeas de control del déficit, de la lucha contra el bloqueo de capitales y de Industrias de Emisiones Cero.

Además, ha lidiado con las protestas de los agricultores y ganaderos descontentos por la Política Agraria Común (PAC) que han inundado Bruselas durante semanas, ablandándose las regulaciones ambientales, lo que ha motivado la queja de los ecologistas. En estos meses también ha estado a punto de descarrilar la Ley de Restauración de la Naturaleza, que finalmente se consiguió cerrar in extremis y por un voto de Austria, cuya ministra cambió de posición en el último momento ante el bloqueo húngaro y que ha abierto una brecha en su Ejecutivo. Respecto a la normativa contra la violencia hacia las mujeres, esta ha sido sido vista también por algunos sectores como “laxa” por el rechazo a incluir el sexo no consentido como forma de violación.

Además, en el último periodo de su turno ha acelerado la apertura de conversaciones de adhesión con Ucrania y Moldavia. En la sala de espera, sin embargo, siguen otros países candidatos como los Balcanes o Georgia. “Los nuevos eurodiputados empezarán en julio, por lo que, para poder comenzar de nuevo a aprobar leyes, pasará un tiempo. Por eso la Presidencia belga ha tratado de acelerar algunas de las conversaciones en torno a este tema”, ha afirmado Oleart. 

Bélgica también “se ha cuidado” de asegurar un nuevo paquete de sanciones a Rusia, así como el uso de los activos rusos inmovilizados por las sanciones contra Moscú, enumera Lannoo. Si bien es cierto que hace tan solo unos días la UE acordó otorgar a Ucrania un primer tramo de 1.400 millones de euros de este patrimonio gracias a la abstención de Hungría, los Veintisiete aún deben estudiar próximamente cómo implementar dichos activos en la compra de material militar. Otros de los deberes para el próximo curso serán avanzar la nueva legislación europea sobre el IVA digital y la ley contra la pornografía infantil en internet.

Al igual que la presidencia española, la belga también ha tenido que solucionar temas a nivel interno. El Gobierno del liberal flamenco Alexander De Croo estaba compuesto por siete formaciones de cuatro familias políticas: conservadores, socialistas, liberales y verdes, tanto flamencos como valones –francófonos– y celebraban comicios presidenciales en junio. De Croo y sus ministros, por tanto, han tenido que ejercer el cargo europeo en campaña electoral, lo que supone tal vez más visibilidad, pero también un esfuerzo extra. La jugada nacional, sin embargo, no ha funcionado a De Croo, quien ya ha anunciado que deja su puesto tras la debacle electoral. 

Un dato extra sobre este decimotercer turno para Bélgica es que la presidencia del Consejo Europeo - que, pese a su semejanza en el nombre, es una institución diferente del Consejo de la Unión Europea que se encargada de reunir a los jefes de Estado de los Veintisiete -, ha coincidido con otro belga: Charles Michel, en el cargo desde 2019 y reelegido en 2022 por un mandato de dos años y medio, a punto de expirar.

La convivencia de este ‘tándem’ belga no se ha visto perturbada por ello, más allá de la intención de Michel de dejar su cargo para concurrir a las elecciones europeas como diputado por su país. La idea generó tensión en algunos sectores, por lo que acabó reculando. En este sentido, De Croo también ha quedado descartado como posible heredero de Michel, después de que se haya elegido al socialista portugués António Costa como presidente del Consejo.  

Michel y De Croo, un 'tándem' belga en la Unión Europea

El presidente del Consejo Europeo, Charles Michel (i) y el presidente belga, Alexander De Croo (d) Dursun Aydemir/Anadolu via Getty Images

El turno húngaro y su declaración de intenciones

En cuanto a Hungría, su turno en la presidencia rotatoria de la UE comienza este lunes en un momento de transición al ser los primeros meses del nuevo Parlamento y la Comisión Europea. “Podría ser una oportunidad de mejorar las relaciones entre Hungría y el resto de miembros en favor de la convivencia comunitaria”, propone Lannoo. 

Lejos de ello, y pese a lo simbólico del cargo, el país liderado por Orbán ha arrancado con una firme declaración de intenciones. El lema elegido para la presidencia es: “Make Europe Great Again” (Hacer Europa grande otra vez), de carácter ‘trumpista’ que, aunque pueda parecerlo, no viene de la palabra ‘trampa’ sino del parecido al eslogan escogido por el ex presidente de Estados Unidos y candidato republicano a las próximas elecciones de noviembre, Donald Trump -“Make America Great Again- de tintes conservadores y proteccionistas.

Para su turno en el Consejo de la UE - en el que, como de costumbre, en función del tema estará al frente un ministro del Gobierno húngaro – el país centroeuropeo ya ha definido sus prioridades. Además de la ya esperada propuesta de “detener la migración ilegal”, una de sus puntas de lanza desde la crisis de refugiados en Siria, en materia económica, se insta a configurar el futuro de la política de cohesión para “fomentar el desarrollo igualitario de las regiones”. También, se apuesta por trabajar en un nuevo acuerdo europeo de competitividad – aunque la UE y China se encuentran al borde de una guerra comercial por los impuestos a los coches eléctricos y la carne de cerdo -.

En el área ambiental, defiende una política de la UE centrada en los agricultores para que su labor “deje de ser vista como una causa del cambio climático”, para pasar a una solución; y abordar también los desafíos demográficos. “Mientras el medio ambiente se ha señalado de manera más clara en las anteriores presidencias, con la húngara no se va a impulsar tanto y podría ser más difícil sacar adelante medidas más bien ambiciosas en este tema”, asevera Oleart. 

Sobre defensa, apunta al refuerzo de la política europea y reivindica una política de ampliación “coherente y basada en los méritos”, en un más que posible guiño a las negociaciones con Kiev. 

En cuanto a la guerra en Gaza, esta adquirió relevancia en los representantes de los dos turnos anteriores, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, y De Croo, después de que visitaran el lado egipcio del paso de Ráfah, al sur de la Franja, e Israel les acusara de “apoyar el terrorismo” de Hamás. Sin embargo, en este caso, aun cuando ya de por sí el poder en representación exterior de la UE de este cargo es escaso, en el caso de haber movimientos, es posible que fueran más proclives al lado israelí, debido a la comunidad judía en Hungría, apuntan Lannoo y Oleart. De hecho, ya se el Gobierno de Netanyahu ha abierto la puerta a sentarse con la UE para revisar el Acuerdo de Asociación UE-Israel, posiblemente, en el marco de la presidencia húngara. 

Con el desempeño húngaro, en diciembre, se daría por terminado la presidencia de ‘trío’, como se conoce en el ámbito europeo al grupo de tres países que ocupan el cargo por 18 meses no simultáneos y que, en este caso, eran España-Bélgica-Hungría. Así, a partir del nuevo año entraría Polonia, Dinamarca y Chipre. Hacer previsiones para esos momentos, coinciden ambos expertos, ya es aventurarse ante un escenario actual tan convulso: aunque la UE tiende a la estabilidad, nunca se puede descartar nuevos escenarios y más en el maratoniano año electoral de 2024.