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Elecciones en Reino Unido

Los 'tories', ante el abismo electoral: la crisis de identidad que mermó la confianza en el partido

  • Reino Unido celebra elecciones este 4 de julio y los laboristas parten como favoritos para una holgada victoria
  • Los conservadores podrían ver reducido su número de escaños en el Parlamento a niveles no registrados en el último siglo

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Los 'tories', ante el abismo electoral: la crisis de identidad que mermó la confianza en el partido
Los 'tories', ante el abismo electoral: la crisis de identidad que mermó la confianza en el partido DISEÑO RTVE

Tras 14 años en el Gobierno de Reino Unido, el Partido Conservador se prepara para un batacazo electoral que podría hacer tambalear sus cimientos. La victoria de los laboristas este jueves es, según los sondeos, prácticamente inevitable y, a estas alturas, la única duda es la magnitud de la derrota que tendrá que enfrentar la histórica formación de Winston Churchill y Margaret Thatcher y también la del actual primer ministro, Rishi Sunak, que podría ver reducido su número de escaños en el Parlamento a niveles no registrados en el último siglo. Por ello, la manera en la que los tories gestionen el resultado, sea cual sea, y las decisiones que tomen a partir de ahora para resolver una crisis de identidad cada vez más evidente determinarán su futuro en la política británica. 

Según el promedio de encuestas de RTVE.es, los laboristas superarían el 42% de los votos, frente al 22.5% de los tories. En el tercer puesto en intención de voto se sitúa Reform UK, la nueva formación a la derecha de los conservadores del euroescéptico Nigel Farage, que cosecharía en torno al 14% del escrutinio; una cifra que no le garantizará la obtención de escaños (o al menos no demasiados) en el Parlamento, pero que sí contribuirá a la significativa pérdida de votos que enfrentará el partido de Sunak. 

"La confianza de la población es demasiado baja como para recuperarla de un día para otro y el futuro del Partido Conservador es bastante incierto", explica a RTVE.es la politóloga de la Universidad de Edimburgo, Consuelo Thiers. Hay grandes diferencias internas y la formación, dice, "debe ordenarse". Los tories tienen que tomar decisiones sobre el camino que quieren para el Reino Unido y sobre qué pueden ofrecer a los votantes. Además, añade, ahora les va a toca hacer "una oposición responsable y constructiva". 

El politólogo David Jeffery, de la Universidad de Liverpool, afirma que tras los comicios "habrá, seguro, una batalla por el alma del partido", aunque muchas de las decisiones que se tomen también dependerán de quiénes pierdan su escaño en el nuevo Parlamento — según algunos sondeos, uno de esos podría ser Sunak —. Aún así, "en algún momento, el partido deberá decidir qué quiere ser, aunque la cuestión principal no es tanto la elección entre izquierda o derecha, sino más bien la búsqueda de una fórmula para recuperar la competencia y la confianza perdidas".

Del 'partygate' al mini presupuesto: la caída en picado de los tories

Lejos queda la mayoría absoluta cosechada en 2019, cuando el Brexit dominaba la política británica y Boris Johnson ganó las elecciones con la promesa de consumar la salida de la UE tras el fracaso de Theresa May para alcanzar un acuerdo con Bruselas tras meses de batallas internas en el seno del partido. Después, los distintos escándalos protagonizados por el primer ministro marcaron la tónica de lo que serían los siguientes años de Gobierno del Partido Conservador, que hacía cada vez más visibles sus divisiones internas y que ha llevado hasta el número 10 de Downing Street a tres primeros ministros en los últimos dos años.

El politólogo de la Universidad de Sheffield Matthew Flinders asegura que la caída de los conservadores "no es ninguna sorpresa" y se viene fraguando desde "hace mucho". "Siempre ha habido tensión entre el ala derecha y moderada dentro de la formación que, en los últimos años, se ha tambaleado entre ambas posturas de manera problemática", asegura. Hacerlo fue lo que llevó a David Cameron a aprobar el referéndum del "sí" al Brexit, que condujo a un "terrible periodo" de May como primera ministra y que, a su vez, permitió la llegada al poder de Johnson. "Su Gobierno y el 'partygate' socavaron la confianza en la ética profesional y personal de los políticos en general y de los conservadores en particular", apunta el experto. 

En julio de 2022, el Partido Conservador ya se había sumido en el caos. Tras una espiral de hasta 57 dimisiones que alegaban la pérdida de confianza en su líder, Johnson cedió a la presión y presentó su dimisión. Para entonces, las fiestas ilegales organizadas en Downing Street durante la pandemia y otros escándalos como la acusación al exdiputado 'tory' Chris Pincher por realizar tocamientos a varios compañeros, habían mermado no solo la reputación del mandatario, sino la de la formación en su conjunto. 

La llegada de Truss, elegida internamente, no mejoró las cosas. Para Flinders, en su breve estancia en el Gobierno "consiguió poner la economía de rodillas de la noche a la mañana sin siquiera informar al resto de su gabinete". Coincide con Thiers, que recuerda que su "mini presupuesto", un radical programa de recortes de impuestos, tuvo una pésima recepción por parte del mercado financiero, el FMI y el Banco Central, y "la hizo muy impopular por los nefastos efectos en la economía en un periodo de crisis del coste de vida". 

La sombra del Brexit

El fiasco económico de Truss, que solo estuvo en el Gobierno 44 días, derivó en su dimisión y en la entrada en escena de Sunak, quien pese a comprometerse a restaurar la economía y recuperar la confianza, no ha conseguido convencer a los británicos. Los expertos coinciden en que la ciudadanía sigue sufriendo la inflación y el empeoramiento de servicios públicos como el sistema nacional de salud. Además, el mandatario tampoco ha logrado materializar algunas de sus medidas estrella, como la reducción de la inmigración. Todas ellas también fueron una vez las promesas del Brexit y es que, como asegura Thiers, "la salida de la Unión Europea ha sido un fracaso que no se puede separar de la gestión de los conservadores".

El Brexit no ha dado los frutos esperados en términos económicos ni políticos a pesar de que el coronavirus y la guerra de Ucrania sirvieron como excusa, ya que, como menciona la profesora de Políticas de la Universidad Queen Mary, Sofia Collignon, sus consecuencias hicieron que "muchos de los efectos del Brexit no se sintieran realmente, porque durante un tiempo todo lo que sufrimos se atribuía al Covid". Sin embargo, añade la experta, "la gente empieza a pensar, 'bueno, hasta ahora había sido la pandemia o la guerra, ¿pero después, qué?'".

"El Brexit sigue proyectando una gran sombra sobre el Reino Unido", afirma Fliders, ya que "muchos creen que sus partidarios mintieron al exagerar el coste y subestimar los beneficios de la permanencia en la UE". Sin embargo, aunque sigue en el aire, ningún partido quiere reabrir este asunto, señala el profesor de Sheffield, que añade que el proceso ha dejado a parte de la población "completamente desilusionada con la política convencional", lo que "extrañamente" les ha empujado hacia opciones como el partido de Farage. 

Reino Unido ha tenido cinco primeros ministros en tan solo 14 años marcados por el Brexit y la pandemia.

Boris Johnson es el único primer ministro que ha logrado el respaldo de más de la mitad de la población y fue en lo más duro de la pandemia. Liz Truss tiene el récord de mayor desaprobación, con solo el 6% del apoyo de los ciudadanos en el mandato más breve de la historia de Reino Unido.

El Gobierno de David Cameron tuvo su mayor índice de aprobación en 2015, cuando logró su segundo mandato y prometió convocar un referéndum sobre la salida de la Unión Europea. Esa popularidad bajó después de que se celebrara la votación y los británicos decidieran salir del bloque comunitario.

El peor índice de aprobación obtenido por el Gobierno de Theresa May fue en mayo de 2019, con un 9% de popularidad, cuando anunció que dimitiría tras tres años en el cargo, en un período repleto de polémicas y disputas sobre el 'Brexit'.

Aunque el Gobierno de Boris Johnson fue el que hizo realidad la decisión de la salir de la UE, su mayor índice de popularidad lo logró durante la pandemia del coronavirus. Esta aprobación cambió drásticamente unas semanas antes de dejar el cargo, tras una larga lista de escándalos y una revuelta ministerial.

A finales de septiembre y principios de 2022, el índice de aprobación del Ejecutivo de Liz Truss empezó a reducirse drásticamente, coincidiendo con el anuncio de un plan fiscal que hizo que se desplomara el valor de la libra. Fue una de las principales razones por las que dimitió tan solo 44 días después de entrar en Downing Street.

Aunque el índice de aprobación del Gobierno de Rishi Sunak se ha mantenido bastante estable durante sus dos años de mandato, uno de los momentos en los que fue más alto coincidió con el acuerdo alcanzado en febrero de 2023 con la UE sobre normas comerciales para Irlanda del Norte. Después bajó cuando convocó elecciones anticipadas.

Actualmente, siete de cada diez británicos desaprueban la labor del Gobierno.

La irrupción de un partido a la derecha

Farage, uno de los principales defensores del Brexit, dio la sorpresa en junio y anunció su candidatura como líder de una nueva formación heredera del eurófobo Partido de la Independencia del Reino Unido (UKIP) y el Partido del Brexit. "Estas elecciones necesitan animarse", aseguró el político, que en cierta manera, ha cumplido su objetivo. Y es que, aunque no parece que vaya a conseguir su propósito de adelantar a los conservadores, su irrupción perjudica a los tories (y beneficia a Starmer).

Se puede producir un trasvase de voto 'tory' a Reform, aunque eso "no implica necesariamente que ganen parlamentarios", explica Thiers. El sistema electoral británico obliga a ganar en uno de los 650 distritos electorales para conseguir un diputado y eso no será fácil para la formación de Farage, que, de entrar a la Cámara rondaría los cinco escaños, según algunos sondeos. El apoyo a los reformistas "podría resultar simplemente en la división de los votantes conservadores, mejorando las posibilidades de que el partido Laborista gane la mayoría", añade la profesora. 

"Un fallo de los conservadores es pensar que su principal competencia es Reform UK y mover sus políticas hacia la derecha para tratar de competir contra el cambio, en lugar de pensar que su mayor competidor es en realidad el laborismo", afirma Collignon, que considera que a los tories les convendría más acercarse al centro y señala que la irrupción de Reform "fraccionaliza a la oposición y la derecha". 

Además, como apunta Fliders, es probable que surja un gran debate en el Reino Unido sobre el actual sistema electoral tras los resultados, ya que el número de votos no se corresponde con la representación en el Congreso. "Los Liberal Demócratas podrían conseguir 40 o 50 escaños sin obtener ni de lejos tantos votos como Reform y es que, a medida que el sistema de partidos se vuelve más disperso, la desproporcionalidad se hace más evidente", explica. 

La magnitud de la derrota y el futuro de los tories

Hasta ahora, los conservadores tenían 365 escaños en el Parlamento, que podrían pasar a ser 144, según el promedio de encuestas realizado por RTVE.es, pero también muchos menos, de acuerdo con algunos sondeos como el de Survation, que sitúa a los tories por debajo de los 100 diputados. Los analistas coinciden en que de la magnitud del descalabro electoral que sufra el partido de Sunak, dependerán muchas de las decisiones que se tomen después, entre las que está un posible giro a la derecha o la salida de varios de sus miembros. De hecho, varios conservadores han evitado ligarse a la marca del partido, excluyéndola de sus anuncios y carteles, según una investigación llevada a cabo por Sky y Who Targets Me.

"Habrá un profundo debate sobre el futuro del Partido Conservador y sobre cómo afronta la política británica el auge de un partido insurgente", afirma Flinders, quien señala que, por primera vez en 100 años, "hay un debate significativo sobre quiénes podrían ser las dos fuerzas principales en el sistema bipartidista". En el pasado, la pugna siempre había sido entre laboristas y conservadores, pero ahora surgen "grandes interrogantes sobre si los conservadores pasarán a la oposición oficial como cabría esperar, debido al repentino y rápido ascenso de Reform".

Thiers plantea dos posibles alternativas que dependerán de la lectura que los tories hagan de su resultado. Un giro a la derecha podría resultar en que miembros como la exministra del Exterior, Suella Braverman, se alce como una figura más relevante dentro de la formación, que resolvería definitivamente un giro en esa línea, proponiendo, por ejemplo, medidas más extremas en temas migratorios. Otra posibilidad, aunque menos probable, es que la formación opte por "re-encantar" a un grupo de votantes más al centro que, o bien no vayan a votar, o se decanten por los laboristas. Aún así, afirma, "recuperar el espacio político si la victoria es de la magnitud que se espera, es muy difícil".

"Se va a iniciar una competencia feroz entre aquellos que optan por un conservadurismo mucho más 'a la Boris Johnson' y que, a lo mejor, quieren acercarse a posturas como las de Reform UK", comenta Collignon. La politóloga coincide con el resto de expertos en descartar la continuidad de Sunak como líder y menciona a otras figuras como Braverman o Penny Mordaunt, la presidenta de la Cámara de los Comunes y exministra de Defensa, quienes "han dejado muy claras sus intenciones de ser las siguientes líderes del partido". Ve menos probable un acercamiento a posturas moderadas, "pero puede haber sorpresas: quizás por eso trajeron de vuelta a David Cameron".

Los resultados resolverán algunas de las incógnitas y, desde luego, abrirán paso hacia una nueva etapa en la política británica, que se prepara para despedir a un Partido Conservador muy distinto al que inició 14 años de gobiernos consecutivos allá por 2010. Sea cual sea el reparto de escaños, todo apunta a que los tories, que vuelven a estar envueltos en polémica salpicados por un escándalo de apuestas ilegales en sus filas, tendrán tiempo para reflexionar antes de su eventual regreso a Downing Street.