Enlaces accesibilidad

La inevitable victoria laborista y el fin de 14 años de Gobierno conservador: claves de las elecciones en Reino Unido

  • Los británicos están llamados a las urnas este 4 de julio en unos comicios que, según los sondeos, darán la victoria al laborismo
  • Las encuestas sitúan a los tories con una intención de voto del 22%, muy por debajo del resultado de las últimas generales

Por
La inevitable victoria laborista y el fin de 14 años de Gobierno conservador: claves de las elecciones en Reino Unido
Rishi Sunak y Keir Starmer M. REY

El Reino Unido acude a las urnas este jueves 4 de julio para votar en unas elecciones generales que fueron convocadas por sorpresa por el primer ministro, el conservador Rishi Sunak, y que, con toda probabilidad, darán la victoria a los laboristas. El principal partido de la oposición lidera los sondeos con más de 20 puntos de diferencia y su líder, Keir Starmer, se perfila como el próximo jefe de Gobierno británico. La irrupción de una fuerza a la derecha de los tories, Reform UK, tampoco facilita las cosas a la formación, que se encamina hacia su peor derrota electoral en décadas, que pondrá fin a 14 años de liderazgo.

Las encuestas sitúan al Partido Conservador de Sunak con una intención de voto de en torno al 22%, muy por debajo del resultado cosechado en las últimas elecciones generales, cuando se alzaron con la mayoría absoluta. A diferencia de entonces, el Brexit ya no importa a los británicos — ahora es el coste de vida la principal de sus preocupaciones — y los distintos escándalos de los tories, sumados a las divisiones internas de la formación y su ineficacia para abordar algunas de las principales prioridades de la ciudadanía han traído consigo una pérdida de confianza entre el electorado. 

De la bajada de los conservadores y del cambio en las preocupaciones de la población se beneficia el laborismo, que ya ganó en las municipales celebradas en mayo. Según todas las encuestas, el partido de Starmer, que centra su programa en la mejora de los servicios públicos, cosechará una holgada mayoría que permitirá a su líder llegar a Downing Street, con una intención de voto superior al 42%. Tras una campaña en la que la reforma fiscal, la inmigración y el escándalo de las apuestas en las filas de los tories han estado en el centro del debate, la derrota de los conservadores, a más de 20 puntos de distancia, según los sondeos, parece inevitable.

Sunak se mide con Starmer en las primeras generales post Brexit

"Es el momento para Reino Unido de decidir su futuro", afirmó Sunak el 22 de mayo, cuando anunció la disolución de las cortes y la celebración de elecciones. No estaba obligado a convocar comicios hasta el 28 de enero, pero la caída de la inflación en abril hasta el 2,3%, la cifra más baja en casi tres años, le sirvió para argumentar que había logrado enderezar la economía, una de las principales promesas del líder tecnócrata a su llegada al Gobierno.

Los expertos consultados aseguran, sin embargo, que los británicos siguen notando el alza de los precios, así como el deterioro de servicios públicos como la sanidad o la educación. Y es que, aunque por Downing Street han pasado tres primeros ministros desde los últimos comicios, estas son las primeras elecciones generales que se celebran tras el Brexit, un proceso que no ha dado los resultados que prometieron sus impulsores, ni en lo económico, ni en lo político.

"Los pro-Brexit arrojarán sus argumentos sobre el aumento de la soberanía del Reino Unido. Pero, aparte de eso, no estamos viendo ninguno de los beneficios tangibles", asegura Ash Kayte Stokoe, de la facultad de Políticas de la Universidad de Birmingham. La pandemia y la guerra en Ucrania sirvieron durante un tiempo como pretexto, pero conforme avanzan los meses, dejan de tener efecto.

Además, Sunak, que llegó al poder tras la corta estancia de Liz Truss al frente del país y prometió "enmendar los errores" de su partido, tiene uno de los índices de popularidad más bajos de la historia, situándose por detrás de predecesores como Boris Johnson o Theresa May, según YouGov. Además, el último sondeo de Ipsos arroja que el 75% de los británicos está insatisfecho con su gestión.

Frente a un primer ministro que no convence al electorado, está Keir Starmer, que propone impulsar el crecimiento al tiempo que promete no subir los impuestos y apuesta por cuestiones como la reducción de los tiempos de espera en los hospitales. El líder laborista, abogado y fiscal antes que político, que tomó las riendas del partido en abril de 2020, se presenta como un perfil mucho más moderado que el de su predecesor, Jeremy Corbin, y tiene muchas posibilidades de cosechar una holgada mayoría. 

Como señala la politóloga de la Universidad de Manchester, Marta Cantijoch, Starmer no destaca por su carisma y no tiene la "chispa" de otros políticos, pero, al mismo tiempo, precisamente eso puede funcionar como "fortaleza". "Después de años de caos de todo tipo y, sobre todo, de los escándalos del Partido Conservador, puede que los británicos necesiten a alguien que traiga un poco de calma y creo que esa es la imagen que él ofrece", señala.

Un nuevo partido a la derecha y el sistema electoral británico

Nigel Farage, uno de los principales defensores del Brexitanunció en junio su candidatura como líder de Reform UK, una formación antiinmigración heredera de UKIP y del Partido del Brexit que, según el promedio de encuestas de RTVE.es, cosechará en torno al 14% del escrutinio, convirtiéndose en la tercera fuerza en número de votos. El sistema electoral británico, sin embargo, les dificultará la obtención de escaños en el Parlamento (los sondeos no le dan más de cinco), pero su irrupción contribuye de lleno en la pérdida de apoyo de los conservadores y, por ende, beneficia a los laboristas. 

Reform UK "viene de la derecha del espectro político y está robando en gran medida el apoyo del Partido Conservador", explica el politólogo de la Universidad de Sheffield, Matthew Flinders. "Aunque es muy poco probable que gane muchos escaños, puede obtener los suficientes votos como para debilitar drásticamente a los conservadores y permitir a los laboristas obtener escaños en áreas donde normalmente no se habría esperado", añade el politólogo. 

El Reino Unido se divide en 650 circunscripciones que coinciden con el número de diputados de la Cámara de los Comunes. Su sistema electoral, por lo tanto, no es proporcional: los ciudadanos votan por un único candidato y, en cada uno de estos territorios, gana aquel aspirante que más apoyo recibe. Más tarde, una vez se conforme la Cámara, serán sus miembros los encargados de elegir al próximo primer ministro británico, que no tiene por qué tener escaño (aunque no es lo habitual). 

No sería de extrañar que, a raíz de estos comicios, surja un debate en torno al actual sistema, ya que el número de votos obtenidos no siempre se corresponde con la representación en el Congreso. De esta manera, los Liberal Demócratas, que se sitúan como la cuarta fuerza en porcentaje de votos (10%) obtendrán, casi con toda probabilidad, más escaños que Reform UK, ya que, aunque el partido de Farage consiga mucho más apoyo, el número de diputados dependerá únicamente de cuántos de sus aspirantes ganen en su circunscripción. 

La caída de los tories que impulsó el laborismo

El partido de Sunak ha gobernado el Reino Unido desde 2010, cuando le arrebataron el poder a los laboristas. Catorce años después, el descontento con los tories ha impulsado a la oposición y da paso a una nueva etapa en la política británica. Si se confirman los pronósticos, mientras que la formación de Starmer vuelve a Downing Street, los conservadores tendrán que hacer frente a una crisis de identidad que arrastran desde hace años y trabajar por recuperar la confianza perdida.

"Uno de los fallos principales es haber fracasado en abordar la crisis del costo de vida", explica a RTVE.es la profesora de Políticas de la Universidad Queen Mary, Sofia Collignon, que explica que la gente sufre el impacto de la subida del interés de las hipotecas y el empeoramiento de unos servicios públicos "que no están a la altura". Tantos años de austeridad no han traído sensación de bonanza y ahora sus propuestas no convencen: "Si en 14 años no han atajado los problemas del país, es poco probable que puedan los siguientes cuatro. Por eso, la gente está apostando por un cambio".

La experta coincide con el resto de expertos en que los errores de los tories han beneficiado a los laboristas, a los que, sin embargo, también atribuye parte del mérito. "La mayoría de la opinión pública se está enfocando mucho más en los fallos de los conservadores, pero hay una parte importante que se les puede atribuir a los laboristas, en concreto, el haber regresado a políticas mucho más de centro", argumenta. Starmer no destaca por su carisma, añade, pero genera menos incertidumbre que las políticas propuestas por Corbyn, que dimitió tras los malos resultados cosechados hace solo cinco años.

"La gente que nunca hubiera votado a los laboristas con Corbyn, se siente mucho más cómoda votando a una opción más centrista y más realista en su visión del gobierno", explica a este medio Stokoe, quien cree que, pese a que es cierto que Starmer es capaz de atraer a un electorado más variado, afirma que "gran parte de su éxito está relacionado con la percepción de lo mal que los laboristas han manejado las cosas".

Para el politólogo de la Universidad de Liverpool, David Jeffery, no se trata de que a los votantes les guste el Partido Laborista bajo Keir Starmer, sino que lo prefieren antes que a los conservadores. Por ello, "como resultado, el apoyo laborista es significativo en este momento, pero también es superficial, por lo que podría comenzar a caer muy rápidamente una vez que estén en el cargo". Por ahora, ya sea por méritos propios o ajenos, lo que sabemos es que, con toda probabilidad, y aunque se desconozca por cuánto tiempo, llegarán al N.º 10 de Downing Street catorce años después de su salida.