El Orgullo LGTBIQA+ en el mundo rural: "Con el tiempo se va perdiendo la vergüenza y ganando libertad"
- La realidad LGBI en los entornos rurales ha sido más compleja por falta de referentes, afirma la Red de Municipios Orgullosos
- El Desfile del Orgullo LGTBIQ+ por las calles de Madrid, en directo
Proclamarse ‘orgulloso’ según la RAE en su acepción número tres significa “amor propio, autoestima” y en la número uno, “sentimiento de satisfacción por los logros”. No fue hasta 1969 cuando el colectivo LGTBIQA+ comenzó a conmemorar un Día Internacional del Orgullo, que se celebra cada 28 de junio. Por aquel entonces ni las siglas abarcaban tantos colectivos ni se extendía incluso a una semana o mes de celebración.
Todo se remonta a los disturbios de Stonewall en los que las redadas policiales en los bares frecuentados por gays eran continuas. Las protestas se alargaron durante días. Se organizaron en grupos de activistas que querían establecer lugares en los que pudieran hablar libremente de su orientación sexual sin tapujos y sin sentir miedo.
Y si miramos a España hay que fijarse primero en la época franquista, cuando las leyes que prohibían a una persona homosexual amar a quien quisiera. Las personas de este colectivo sufrían insultos e incluso algunas fueron asesinadas. La norma más destacada era la Ley de Peligrosidad Social. En 1977 se llevó a cabo en Barcelona la primera manifestación para derogar dicha orden. Un precedente de la historia del actual Orgullo. Desde entonces, nuestro país ha sido uno de los que más ha avanzado en derechos de toda Europa: se consiguió la legalización de organizaciones LGTBI y en 2005 se convirtió en el tercer país del mundo en legalizar el matrimonio homosexual. Pero aún queda camino por recorrer.
Actualmente, han aumentado los delitos y agresiones tanto en España como en Andalucía. En 2021 se recogieron 466 delitos de odio por motivo de orientación sexual e identidad de género en todo el país, de los cuales 64 se produjeron en la comunidad autónoma andaluza, según un Informe de la Consejería de Inclusión Social de la Junta de Andalucía. También han renacido muchos discursos de odio en redes sociales en torno al colectivo y todavía el 48% de las personas LGTBI+ en España, según datos de la Agencia de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea (FRA), evitan ir de la mano con sus parejas en público.
Remedios Sánchez es vecina de Estepa, un municipio rural de Sevilla. Ella corrobora esto y por partida doble. Al vivir en una localidad donde conoce a todos sus vecinos, le es complicado hasta pasear con su mujer: “En el pueblo no nos damos la mano, pero cuando salimos y vamos de visita a una ciudad es como que estás más tranquila”.
Sin embargo, la Andalucía más rural pone en el foco la concienciación y sensibilización con la comunidad para seguir encontrando esos espacios seguros que buscaron en Stonewall y evitar así el ‘Sexilio’ o la necesidad de huir para poder desarrollar su verdadera identidad.
"Se negó a conocerme en persona para no salir del armario"
El día a día de Remedios es de lo más ajetreado. Se levanta muy temprano y recoge a sus cabras cuando se apagan los últimos rayos de sol. En 2016 dejó Polonia y también su carrera como topógrafa para ser la regente de una explotación caprina en Estepa, una profesión dura desde el punto de vista físico y también psicológico que ha logrado compaginar con su vida personal. Siempre se ha sentido apoyada por su familia, sus amigos y su pareja, con la que lleva casada hace año y medio.
“Mi mujer me sigue soportando, así que bueno, ahí seguimos, muchas veces la ‘engaño’, por así decirlo, y los días que estoy sola viene y me echa una mano porque también le gustan los animales”, apunta. Aunque ahora ya esté casada, cuenta que su mujer ha sido directamente su primera relación pasando la treintena. “Yo creo que un poco te vas prohibiendo, depende de cada caso, pero te vas diciendo, será esto lo que tengo que hacer, no será, estará bien, estará mal”, medita mientras lo cuenta.
En su época de juventud, al vivir en una zona rural, ha experimentado alguna que otra anécdota. Un día decidió adentrarse en el mundo de las aplicaciones de citas. Estas buscan en el radar más cercano personas compatibles con tu perfil. Lo que no sabía Remedios era que encontraría a chicas de su pueblo en esta app: “Una de esas personas, la verdad que me dio mucha pena, porque se negó a conocerme para que yo no supiera quién era, como para no salir del armario”. También reconoce que cuando comenzó con su actual mujer tenían más reparo en pasear de la mano por el pueblo mientras que lo hacían libremente en la ciudad. Aunque asegura que "con el paso del tiempo y la edad se va perdiendo la vergüenza y ganando libertad”. O al menos así le ha sucedido a ella. Se le viene a la mente una cantante, Maria Peláe, y una canción para definir su estado: “Que vengan a por mí y aquí estoy con los brazos abiertos, viviendo mi vida lo mejor que puedo”.
Remedios, como la cantautora malagueña, solo quiere vivir su vida de forma natural, porque las calles son libres para todos y reivindica que “no solo somos tacones, condones y alcohol, simplemente vivimos nuestra vida normal”.
En su oficio, precisamente no se ha sentido desprestigiada por ser lesbiana, pero sí por ser mujer: “Al ver que eres una mujer, te hablan de la forma que no tienen que hacerlo, les da igual tu vida y también les da igual tu orientación sexual (…) es como un mundo chapado a la antigua”, asegura la estepeña.
Primera asociación de la sierra sevillana
A 16 minutos en coche por la A-353, un cartel anuncia la llegada a Pedrera. Este municipio de unos 5.000 habitantes puede ser un ejemplo a seguir. En él, este año se ha puesto en marcha la primera asociación LGTBIQA+ de toda la sierra sevillana, ‘Pedrera Visible’. Al frente de ella está Francisco Jesús Aranda, un joven activista que se siente orgulloso de la mentalidad abierta de su municipio. Cree que se debe a aquellas “personas mayores del colectivo que han trabajado mucho, personas del PIM, del Punto de Igualdad Municipal, también de la Consejería de Igualdad y del Ayuntamiento y por supuesto, ahora de la Asociación”.
Se presentará oficialmente este viernes y entre sus más de 30 socios no solo cuentan con personas del colectivo, sino también simpatizantes de la causa y de otros municipios cercanos a Pedrera. El consistorio ha ofrecido el empuje necesario para hacerlo realidad, además de impulsar talleres de sensibilización “destinados a la población en general y también, cómo no, hacia el propio colectivo”, indica Ana Aranda, concejala de Igualdad de Pedrera. Es interesante que asistan personas de la tercera edad “porque hay culturalmente unos prejuicios y unos estereotipos que han estado más arraigados en personas de esta edad”, pero a Aranda le preocupan las nuevas generaciones: “Estamos viendo mucha homofobia, que viene tanto de movimientos políticos como de redes sociales y que al final está haciendo mucho daño a todos estos derechos”, sentencia.
Aunque el camino es largo, cree que si por algo destaca su pueblo es por “ser fiel defensor de los derechos humanos y derechos sociales. En Pedrera todas las personas del colectivo cuando vienen se sienten en casa y se sienten incluidas”, corrobora la edil.
Municipios orgullosos
El caso de Remedios o la libertad de Pedrera rompe muchos estereotipos en los entornos rurales. Para que las localidades sean diversas, necesitan personas que trabajen en ello y es lo que pretende la ‘familia’ de la Red de Municipios Orgullosos: “La realidad LGTBI en los entornos rurales siempre ha sido más compleja porque tenemos menos referentes y tenemos menos iguales. Y sobre todo porque ha habido mucha invisibilidad histórica”, explica Manolo Rosado, su presidente.
Comenzaron diez municipios sevillanos y ahora son más de 200 de diferentes comunidades autónomas como Extremadura o Aragón. Los últimos en adherirse son los que pertenecen a la Mancomunidad de ‘La Janda’ en Cádiz: Barbate, Medina Sidonia o Vejer de la Frontera.
Pertenecer a este gran clan inclusivo lleva consigo una serie de requisitos. El Ayuntamiento, la Mancomunidad o Diputación en cuestión debe comprometerse a programar anualmente acciones positivas para la atención de personas LGTBI y sus familias a través de los distintos servicios municipales. Por ejemplo, a formar a las trabajadoras y trabajadores públicos dependientes del ayuntamiento para una mejor prestación de los servicios o a tener una agenda de acciones conmemorativas e incluso apoyar la difusión de la cultura y el arte con temática ubicada LGTBI dentro del municipio como una potente herramienta de visibilidad y educación.
Rosado tiene claro que se encuentran en la senda correcta: “Estamos rompiendo estereotipos, el entorno rural es un mundo por descubrir y es un mundo maravilloso y luchando con el creamos nuevas oportunidades”.
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*Marta Sánchez es alumna del Máster de Reporterismo 360 de la Universidad de Sevilla. Estefanía de Antonio ha supervisado la elaboración de este reportaje.