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Reino Unido

Rishi Sunak, el "tecnócrata" que intentó enmendar los errores de los 'tories' y no logró conectar con los británicos

  • En menos de dos años de Gobierno, el conservador no ha conseguido empatizar con una población preocupada por la crisis
  • El líder conservador dice adiós a Downing Street tras la aplastante victoria laborista

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Rishi Sunak, el multimillonario primer ministro que no consiguió recuperar la confianza en el Partido Conservador
Rishi Sunak, el multimillonario primer ministro que no consiguió recuperar la confianza en el Partido Conservador Leon Neal/ REUTERS

Rishi Sunak llegó al número 10 de Downing Street dispuesto a "enmendar errores" tras una sonada oleada de escándalos en las filas de su formación. Apenas dos años más tarde, el líder tory ha protagonizado una de las derrotas más sonadas del Partido Conservador tras 14 años al frente del Reino Unido. Los sondeos ya apuntaban a una holgada victoria del Partido Laborista, que se ha impuesto con 403 (la mayoría absoluta está en 326) en las elecciones de este jueves, lo que supone el adiós definitivo al multimillonario primer ministro, quien, pese a comprometerse a estar a la altura al asumir el cargo, se ha quedado muy lejos de recobrar la confianza entre el electorado. 

Llegó al poder a los 41 años, dispuesto a recuperar la economía del país tras la corta y polémica estancia en Downing Street de Liz Truss, quien no sobrevivió a la tormenta financiera desatada por su polémico "mini Presupuesto". Truss había llegado tras la marcha de Boris Johnson, acorralado por distintos escándalos, entre ellos las fiestas en su residencia durante el coronavirus, y forzado a renunciar tras una escalada de dimisiones de altos cargos tory iniciada precisamente por Sunak, que entonces ocupaba la cartera de Economía, y por el titular de Sanidad,  Sajid Javid.

Las políticas de su ministerio durante el Covid, y, en concreto, un subsidio para los trabajadores de empresas que cerraron temporalmente, dieron a Sunak cierta popularidad y, de hecho, esta es una de las hazañas de las que todavía hoy presume. Sin embargo, como afirma el politólogo de la Universidad de Liverpool, David Jeffery, "sus altos índices de aprobación no significaban que fuese un gran político, simplemente estaba haciendo lo que cualquiera en su puesto tenía que hacer, como estaba ocurriendo en otros países". 

Sunak adelantó las elecciones para este 4 de julio el pasado 22 de mayo, una maniobra inesperada para la que se aferró a una reciente bajada de la inflación en Reino Unido — cayó hasta el 2,3%, la cifra más baja en casi tres años — que le sirvió para defender su política económica. "Ha vuelto a donde debería estar", aseguró ese día el mandatario. Sin embargo, nada parece que vaya a salvarle de una sonada derrota en estos comicios, ya que los laboristas se han beneficiado del descalabro de los conservadores y se perfilan como claros favoritos para hacerse con el Gobierno. 

Un millonario alejado de la clase trabajadora 

Nacido en Southampton, en el sur del país, y nieto de inmigrantes indios, Sunak configura, junto a su mujer, Akshata Murty, una de las parejas más ricas de todo Reino Unido. La gestión de su estatus es, de hecho, una de sus grandes debilidades políticas, según los expertos consultados, que destacan su incapacidad de acercarse a un electorado que le percibe como un político muy alejado de su realidad. 

En una reciente entrevista a ITV News, Sunak aseguró que había crecido "sin muchas cosas", por ejemplo, sin Sky TV, la televisión por cable británica. Lo citó como uno de los sacrificios realizados por sus padres, una farmacéutica y un médico, para criarlo a él y a sus tres hermanos y para pagarle la enseñanza privada en uno de los internados más caros y prestigiosos del país, el Winchester College. Para los expertos, este es solo un ejemplo de muchos de su torpeza para empatizar con el país que gobierna.

"La gente vio absolutamente ridículo que mencionara una experiencia cotidiana de un niño que no consigue todo lo que quiere como si fuera equiparable a prescindir de necesidades básicas", explica a este medio Ash Kayte Stokoe, de la facultad de Políticas de la Universidad de Birmingham, que asegura que el electorado percibe a Sunak como alguien que gobierna "para los ricos". "No es plenamente consciente y sensible a las realidades de la pobreza en este país y de la crisis del coste de vida, y eso le debilita como líder", asegura.

El líder tory, que estudió Filosofía, Política y Economía en la Universidad de Oxford y cruzó el Atlántico para cursar un máster en Stanford (California), se casó con Murty, hija del multimillonario cofundador de la multinacional Infosys, en 2009. Para entonces, sus años de banquero en Goldman Sachs le habían dejado en una posición notablemente acomodada, pero nada comparable con la riqueza que ahora aglutina junto a su esposa, que se sitúa por encima de los 651 millones de libras, más incluso que el rey Carlos III, según la lista de personas más ricas del Sunday Times

"Sunak encarna los aspectos del Partido Conservador que la opinión pública percibe como más negativos [...], esa élite privilegiada alejada de los problemas de la ciudadanía", explica Marta Cantijoch, politóloga de la Universidad de Manchester. En un periodo de aumento de la inflación y los tipos de interés, en el que la familia británica media sufre la subida de las hipotecas, de la cesta de la compra y lo está pasando mal, él es "un millonario, al que ven como una persona con poca empatía que no comprende sus problemas", añade.

La profesora resalta también la falta de carisma del primer ministro, un rasgo del que tampoco puede presumir su rival laborista, Keir Starmer, cuyo discurso, sin embargo, sí que calza mejor con la realidad británica actual. "Sunak no deja de ser un conservador que cree en reducir el papel del Estado, algo que se ha notado en sus políticas y en su discurso y que es precisamente lo que falla en un momento en que se necesita más redistribución económica y empatía", añade. 

Algo que tampoco juega a su favor es que Starmer sí que puede hacer referencia a unos orígenes mucho más humildes, con los que la clase media y baja sí que pueden verse reflejada. 

Un primer ministro impopular

El profesor Colm Murphy, de la Universidad Queen Mary, se refiere a Sunak como un brexiter, al que sitúa en el ala más conservadora de su partido, que en sus 20 meses en el Gobierno ha demostrado ser un "administrador ineficaz". Un ejemplo, explica, ha sido su incapacidad para sacar adelante su emblemática ley antitabaco, que planteaba su total prohibición elevando gradualmente la edad mínima de consumo. Una medida que Starmer se ha propuesto implementar si llega al poder.

Otra de las promesas estrella de Sunak que tampoco ha conseguido cumplir ha sido la de la deportación de migrantes a Ruanda. Esta polémica medida, diseñada por los conservadores para combatir el repunte migratorio y frenar las llegadas a través del canal de la Mancha, se materializará, ha asegurado Sunak, si gana las elecciones. 

"Se considera a sí mismo un político eficaz por su indudable experiencia en determinadas áreas, pero no es más que un tecnócrata frustrado al que le cuesta conseguir resultados", afirma Murphy. El experto sitúa entre las principales debilidades del líder tory el hecho de que "confía en un círculo muy pequeño de asesores, al tiempo que lucha por construir una coalición más amplia" y destaca como su principal éxito la firma del acuerdo de Windsor. "No dejó que su apoyo ideológico al 'Brexit' impidiera una solución a la cuestión de la frontera norirlandesa", asegura. 

Como recuerda el experto, el actual primer ministro es "uno de los primeros ministros más impopulares de la era moderna". Según la última consulta de Ipsos, publicada en el mes de abril, el 75% de los encuestados está descontento con su trabajo, algo que le sitúa en el mínimo histórico de satisfacción entre otros mandatarios de su mismo color político. "Muchos votantes, por diferentes razones, están muy enfadados con Rishi Sunak", asegura Murphy. Según la clasificación de YouGov, el nivel de popularidad del líder conservador está muy por debajo de algunos de sus predecesores, como Johnson o Theresa May, aunque un poco por encima de Truss. 

La confianza perdida y los errores que Sunak no enmendó

Los tories han pasado de arrasar en 2019 a cosechar su peor resultado en décadas. Pero aquellas fueron las elecciones del 'Brexit', como menciona Cantijoch y esta vez "los temas que importan a la gente son otros". Mientras que Johnson llegó al poder con el objetivo ahora cumplido de materializar la salida de la UE, Sunak lo hizo después de que la pandemia y la guerra en Ucrania cambiaran las prioridades de una población que ya ha pasado página de la ruptura con Europa y que ve que el proceso no ha dado los resultados que prometieron sus impulsores. 

"Pasamos de la etapa 'Brexit' a una crisis económica, y fue ahí donde Rishi Sunak y el Partido Conservador perdieron su posición de liderazgo", apunta Cantijoch, que señala que precisamente este cambio en las preocupaciones del electorado sumado a la pérdida de confianza en el partido de Gobierno constituyen "la tormenta perfecta" para los laboristas, que ven cómo cuestiones que siempre han defendido, como los servicios públicos o la redistribución económica, se han convertido en las prioridades de un electorado que "se ha cansado de los conservadores y busca una alternativa". 

Cuando Sunak llegó a Downing Street se convirtió en el quinto primer ministro que estrenaba Reino Unido en apenas siete años marcados por la inestabilidad. La salida de Johnson y sus últimos meses en el Gobierno evidenciaron aún más las divisiones internas de la formación, cada vez más salpicada por los escándalos y por su incapacidad de materializar un liderazgo duradero. Del nuevo líder tory no solo dependía el reto de acabar con las turbulencias financieras creadas por Truss, sino también el de unir a los miembros de su partido y darle la vuelta a las encuestas, que ya para entonces anticipaban una holgada mayoría laborista. 

Como señala Murphy, Sunak heredó un "proyecto desafiante" y un "terreno inestable". Johnson aglutinaba apoyos de votantes con intereses y opiniones muy divergentes y, a medida que la situación mundial empeoraba, "las vulnerabilidades quedaron al descubierto". Y, aunque el multimillonario líder "no tenía una mala mano, la jugó mal, sobre todo, en la creación de expectativas en torno a la migración que no había manera de que pudiera cumplir". Además, añade, "malinterpretó la manera en que los votantes tienden a responder al desarrollo económico", ya que siguen sufriendo la subida de los precios. 

"Muchos le otorgaron el beneficio de la duda cuando asumió el cargo, pero no creo que haya hecho nada para restaurar la confianza en el partido y, en todo caso, sólo ha empeorado las cosas", afirma Jeffery, que define a Sunak como un gestor tecnocrático que, durante su Gobierno, ha estado buscando políticas que le hicieran quedar bien. "Y no hay muchas, porque la gente tiene la sensación de que es un político que no cree en nada", concluye.