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'La primera mestiza' novela la vida y aventuras de la hija de Francisco Pizarro

  • Francisca Pizarro Yupanqui tenía la sangre del conquistador y de una princesa inca
  • La novela de Carmen Sánchez-Risco descubre a una mujer fascinante y aguerrida

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‘La primera mestiza’, novela de Carmen Sánchez-Risco sobre la vida de Francisca Pizarro Yupanqui
El castillo de La Mota en Medina del Campo, donde moró Francisca Pizarro. Getty Images

Francisca Pizarro Yupanqui, hija del conquistador del Perú y de la princesa inca Quispe Sisa, tenía sangre de dos linajes condenados a enfrentarse. En La primera mestiza, el debut en la novela de Carmen Sánchez-Risco, la marquesa narra en primera persona los avatares de su azarosa vida. Testigo privilegiado de los acontecimientos, mujer culta y leída, fue una codiciada pieza en el tablero de ajedrez del Nuevo Mundo.

Este viernes, se presenta el libro, editado por Harper Collins, en el castillo de la Mota en Medina del Campo, una fortaleza que sirvió de prisión al marido de Francisca, Hernando Pizarro, su tío carnal. Un matrimonio de conveniencia, que necesitó la dispensa papal, y selló una alianza política para defender mejor la hacienda y los títulos de la familia frente a la Corona.

"Eres bella y recia, mestiza, todas las sangres reposan en ti. La imperial del último gran Inca y la fiereza de los huaylas conviven con la heroica sabia de los hidalgos de la Reconquista y la nobleza llana de los labradores extremeños. Nunca lo olvides, mi mestiza. Defiéndelas con vehemencia, y sirve solo a la causa que merezca tu respeto, a la causa que merezca ser servida."

La escritora relata con pulso firme las batallas, las conjuras, las traiciones que sacudían Nueva Castilla, la denominación original de la gobernación de Francisco Pizarro, antes de que el rey decidiera unirla con la Nueva Toledo de Diego de Almagro para fundar el Virreinato del Perú. También rinde un homenaje a las mujeres que hicieron las Américas y, entre el fragor de las armas, consiguieron implantar en aquella tierra cultivos como el trigo o el olivo.

RTVE.es entrevista a la periodista y divulgadora histórica, Carmen Sánchez-Risco, antes de la presentación de la novela en Medina del Campo. El libro es la primera piedra de un ambicioso proyecto que incluye un documental y una serie de ficción.

Pregunta: El título es La primera mestiza, ¿por qué este apelativo?

Respuesta: Francisca Yupanqui es la primera mestiza noble del Perú, es decir, es la primera mujer con alcurnia que nace allí, una vez llegados los españoles. Es reconocida y legitimada por el emperador Carlos V, y eso la convierte en un personaje con gran relevancia. Además es algo que reivindico, porque normalmente cuando se habla del mestizaje se pone el foco en Martín Cortés, hijo de Hernán Cortés y Malinalco, la Malinche y se olvida a a esta mujer, a Francisca Pizarro, que es hija de Francisco Pizarro, el gobernador, y de Quispe Sisa, una princesa incaica, hija del último gran inca, Huana Cápac, hermana de Atahualpa y Huáscar. Es una cuestión cronológica desde que nace Martín Cortés hasta que nace Francisca Pizarro pasan casi doce años. En puridad y en rigor, el primer mestizo de Nueva España, que es México, que era el Imperio Azteca, es Martín Cortés y la primera mestiza de prácticamente toda Suramérica, ya que el imperio incaico en aquella época abarcaba lo que hoy es Ecuador, Bolivia, parte de Colombia, de Argentina y de Chile, es Francisca Pizarro. La primera noble heredera directa con sangre imperial incaica y reconocida por la Corona española.

P: ¿Por qué escogiste su figura para tu primera novela?

R: Porque me parece fascinante, todo en ella es evocador. Porque. Es difícil asomarse a su vida porque la pobre mujer siempre aparece de manera tangencial en todas partes y siempre es la hija de un Pizarro, la sobrina de un Pizarro, pero nunca aparece con entidad propia. Y cuando te pones a bucear te te das cuenta de que su vida tiene una carga dramática muy bestia y además es cierta. La vida de Francisca Pizarro le da veinte vueltas a Juego de Tronos o a la Casa del Dragón. Hay de todo, tienes intrigas, traiciones, muerte, incesto, relaciones muy complicadas, abusos de poder, maltratos, todos los ingredientes de la mejor de las tramas de cualquier serie. La vida real que le tocó vivir a Francisca Pizarro es apasionante y además es un personaje que, en mi opinión, representa muy bien ese compromiso absoluto con sus dos sangres o sus dos linajes. Algo complicado de entender aún hoy, en el siglo XXI, ella lo entendió en el siglo XVI de un modo muy orgánico y lo interiorizó. Eso me parece asombroso y es un punto que invita a la reflexión.

P: ¿Cómo era Francisca Pizarro Yupanqui?

R: Ha habido muy poquitos investigadores que la hayan estudiado, pero cuando analizas los documentos te das cuenta de que es una mujer con una personalidad muy fuerte, un carácter muy definido y eso fue lo único que le permitió sobrevivir a todos los avatares y las situaciones extremas que le tocó vivir. Una mujer dócil no le dice al emperador con 17 años que solicita una venia para manejar su hacienda y sus caudales, mintiendo además, diciendo que ya era mayor de edad y la consigue. Una mujer, tan apocada como la tildan algunos, no revoca las ventas hechas por un tutor a un obispo y dice que le devuelvan el dinero y sostiene la cesión al convento a la Orden de la Merced en Quito. Es una mujer de cuidado que mantiene una batalla legal eterna hasta el final de sus días por restablecer la memoria de su padre, de sus linajes contra la Corona y ante el Consejo de Indias. El giro final de su vida es asombroso. Cuando queda viuda todo el mundo daba por hecho que se consumiría en lutos, ordenando mandas y misas para su difunto esposo se casó con un hombre 11 años menor que ella y se fue a vivir a la corte. Hay una serie de elementos que nos dejan vislumbrar una mujer fuerte y con las ideas muy claras. Mantengo la tesis de que una niña que, con siete años, presencia el asesinato de su padre, tiene que hacerse invisible e iniciar una huida constante curte su personalidad.

P: La novela arranca con la muerte del padre. ¿Cómo fueron esos años de infancia?

R: Fueron durísimos, con cuatro años su padre se unió a otra princesa incaica, Cuxirimai, que había sido la compañera de Atahualpa y la separaron de su madre. Pasó a estar bajo la tutela de su tía Inés Muñoz, la mujer del hermano de madre de Francisco Pizarro, de Martín de Alcántara. Con siete años, cuando se produce el magnicidio, el asesinato de Francisco Pizarro, hay un punto muy dramático porque ella y su hermano, como herederos legítimos de su padre estaban en el punto de mira de las tropas almagristas y podían ser los siguientes en ser asesinados. Inician una huida hasta que consiguen llegar al enviado real y luego permanecen escondidos hasta que termina la guerra con los partidarios de Almagro. Inés Muñoz emprende una cruzada para proteger a sus sobrinos, se crea un círculo de protección y de confianza entre las mujeres que crían y rodean a Francisca. Después ella intenta devolver esa confianza y esa protección a esas mujeres, algo que habla de sororidad en el siglo XVI.

Portada de 'La primera mestiza'

Portada de 'La primera mestiza'.

P: ¿Qué mujeres fueron importantes en la vida de la mestiza?

R: Hubo muchas mujeres muy importantes. Inés, que hizo un poco el papel de madre cuando fue separada de Quispe Sisa. El aya de Francisca Pizarro, Catalina de la Cueva, es muy relevante, de origen segoviano, es una mujer con muchas aristas, un personaje extraño. En la documentación aparece en lugares insospechados para una criada y manejando caudales enormes en unas probanzas. Ante la vista se afirma que ella conocía todos los secretos de Hernando Pizarro. Una mujer con un carácter ambiguo que estuvo a su lado hasta que falleció en 1576 y está enterrada en Extremadura, en La Zarza. Están las que le acompañan en Perú, como María Escobar, la mujer que introduce el trigo en en América, que tenía unos redaños impresionantes, fue acusada de levantisca, hizo un apoyo territorial durante la guerra de las encomiendas, jugándose la piel, pero le daba exactamente igual, tal y como se ve en las crónicas. Y luego está Leonor de Soto una mestiza como Francisca, hija de Hernando de Soto y de una princesa inca. En España, se rodeó de un círculo de mujeres muy poderosas que pertenecían a la élite cortesana, emparentando con ellas por parte de su segundo marido. Un linaje que tenía mucho poder en la Corte ante los Reyes Católicos, Carlos V y luego con Felipe II.

P: ¿Cómo defendieron sus derechos las encomenderas?

R: Intentaban demostrar al rey, hacerle ver, cuáles eran sus méritos. Los hechos de armas de guerra eran reconocidos ipso facto por parte de la Corona. Este señor que ha peleado por mí en la guerra, le voy a conceder esta prebenda, esta encomienda o este derecho. Sin embargo, a las mujeres no se les reconocían méritos tan importantes como el de acompañar a la tropa, cargar como mulas dentro de las huestes, curar a los enfermos. Se encargaban de todas estas labores muy importantes que nadie reconocía. Por ejemplo, María Escobar reclamaba el mérito de ser la primera mujer que introdujo el trigo en el Perú. Inés Muñoz también escribía constantemente al rey haciendo valer sus méritos como pobladora. Además tenía muy buena mano con la tierra, consiguió que creciera el olivo allí e introdujo las chirimoyas, los limones, las naranjas que hay ahora mismo en todo el continente americano en el sur. Inés Muñoz también introdujo los higos, los duraznos y ella buscaba que se le reconocieran esos méritos con sus cartas.

P: ¿Por qué se ordena que la mestiza viaje a España?

Mantengo una teoría en base a los documentos que existen y que la posibilidad de un matrimonio puso en jaque a Felipe II porque tenía miedo de que se levantara un movimiento de rebelión. Ella tenía sangre imperial incaica y estaba reconocida por el rey, de casarse con un conquistador podría producirse algún proceso de emancipación de la Corona, enarbolando la figura de Francisca Pizarro. De hecho, viajaron todos los herederos con sangre del gobernador y de la estirpe imperial incaica: Cecilia, Francisca, su hermano Francisco, habido con la segunda mujer con la que se une Francisco Pizarro, también una hija y un hijo de Gonzalo Pizarro. Lo que querían era sacarlos de allí. Todos tenían dos sangres, de los hermanos Pizarro y la familia del Inca, salvo Hernando, que no tomó para sí ninguna mujer allá.

P: Francisca se casó dos veces ¿Cómo fue la relación con sus maridos?

R: El primer matrimonio con su tío Hernando Pizarro fue un matrimonio de conveniencia, de pura necesidad para proteger todos esos bienes y esa memoria. En la época era fundamental tener hijos, fundar un linaje y un mayorazgo, para perpetuarlo, heredarlo y mantenerlo. Entonces fue un enlace de dos seres bastante castigados y que se dicen o unimos fuerzas o acaban con nosotros. El segundo es un matrimonio de amor, de mucho cariño. En el testamento de Francisca, depositado en el Archivo Histórico de Protocolos de Madrid, te das cuenta de que cuida mucho a ese hombre, a Pedro Arias Portocarrero, su segundo marido. Y deja una serie de mandas, en las que especifica que no le arrebaten lo que ella le ha dado. Durante muchos de los procesos legales ante el Consejo de Indias reclamando bienes, él ayudó mucho y esto se ve en las últimas voluntades. Son dos matrimonios muy diferentes.

P: Huérfana de padre, viuda y madre de familia numerosa, pero solo sobrevivió su primogénito. ¿Cómo vivió la muerte de sus hijos Inés y Juan?

R: Muy mal, porque además ella perdió dos niños pequeños en Medina del Campo, y estos dos murieron de adultos. Lo que es extraño es la muerte de Juan, hubo de ser un asunto turbio que la documentación no aclara. Los hermanos Juan y Francisco estaban muy enfrentados, porque le arrebataron a Francisco el mayorazgo y se lo dieron a Juan. Entonces ahí tiene que haber algo raro, porque hay un hijo ilegítimo de Juan, que sigue vivo y aparece en el testamento de Francisca. Debió ser tremendo el dolor en esos años, porque ya había fallecido también Catalina de la Cueva y de repente el mazazo de ver morir a tu hija y tu hijo, en muy corto espacio de tiempo. Además la nieta también muere, la hija de Inés, Aldonza. Francisca debió tener una vida muy dura, pese a nacer en la más absoluta abundancia y convertirse en una de las mujeres más ricas de su época a ambos lados del océano. Recibió la visita constante de la muerte y su vida tuvo giros muy siniestros y muy dolorosos de pérdidas y más pérdidas.

P: En el libro, la mestiza tiene un encuentro con Felipe II, entiendo que es una licencia literaria. ¿Cuál era su posición en la corte?

R: En la Corte, tenía mucho peso y estaba dentro del círculo más cercano de Felipe II. La madre de su segundo marido estuvo muy vinculada al emperador Carlos V y también al rey prudente. En la parte final de su vida en Madrid, ella llevó una vida muy fastuosa. Gastó una gran cantidad de dinero de su fortuna, al fin y al cabo, sí que tuvo una relación muy cercana con el círculo íntimo de Felipe II y estuvo al más alto nivel cortesano.

P: ¿Qué le diría a los potenciales lectores de La primera mestiza?

R: Bueno, si quieren conocer una historia en la que se abordan temas que, 500 años después, están todavía de actualidad y nos siguen afectando. Y quieren conocer a una mujer fascinante, que vivió en primera persona los acontecimientos que forjaron el encuentro de dos mundos y el alumbramiento de un mundo mestizo, tienen que asomarse a la vida de la primera mestiza, de Francisca.

"A veces, sin quererlo y sin sospecharlo, nos aliamos con el enemigo, esa alianza es lo que nutre sus armas para destruirnos. No confiéis en los halagos, tampoco en la lealtad impuesta. Fiad solo de esta memoria, vuestra mestiza memoria que es la memoria de todos".