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Bandas latinas en España, una "rivalidad que se hereda" y utiliza a jóvenes como "carne de cañón"

  • La impunidad de las bandas en sus actos se sostiene con el uso que hacen de "jóvenes inimputables"
  • Los expertos advierten de que son necesarias medidas preventivas para evitar la captación de estos grupos

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Un grupo de personas camina de espaldas a cámara
Una dinámica de "crimen organizado que utiliza a los jóvenes para sus negocios" GETTY

El presunto ajuste de cuentas que tuvo lugar este miércoles en una pizzería del barrio de Delicias, en Madrid, es solo una pieza más en el complejo escenario que conforman las bandas latinas en España.

Un joven irrumpió con un arma en el local pasadas las 23 horas y disparó a bocajarro contra un grupo de otros tres jóvenes, hiriendo de gravedad a uno de ellos. La policía sigue investigando lo sucedido aunque cree que podría tratarse de una reyerta entre los Dominican Don't Play y los Trinitarios, dos grupos organizados, violentos y enfrentados entre sí por motivos que muchos de sus integrantes desconocen.

Algunos expertos han estudiado en profundidad el comportamiento de estas organizaciones y desde RTVE.es nos hemos puesto en contacto con ellos para conocer mejor esta realidad.

Principios de los 2000: Latin Kings, Ñetas y Roony Tapias

En España se empieza a tener noción por primera vez de estos grupos a principios de los 2000 de la mano de los Latin Kings. "Sus integrantes, de origen latinoamericano, siguen las peculiaridades propias de las bandas de República Dominicana, Ecuador... Ellos son el grupo pionero en el país, violentos, organizados e influyentes que sirven de referencia al resto de bandas", apunta a RTVE.es José Miguel Romero, criminólogo en la Universidad a Distancia de Madrid.

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Cuando se organizan en España a principios de siglo dedican sus esfuerzos a defender el que consideran su territorio, aunque no operan todavía en el crimen organizado. Están presentes sobre todo en Madrid y en Barcelona y con el tiempo pasan a formar parte de las bandas dedicadas al narcotráfico.

Utilizan métodos agresivos para someter al competidor. Son las llamadas "caídas", cuenta a RTVE.es José Miguel Romero, ataques indiscriminados, con armas y que se sacian en muchas ocasiones con víctimas mortales. El punto de inflexión en la rivalidad entre bandas en España se remonta al año 2003, con el asesinato del joven Roony Tapias el 28 de octubre de ese año, a las puertas del instituto Sant Josep de Calassan de Barcelona.

Los agresores, integrantes de los Ñetas, confundieron a la víctima con un miembro de los Latin Kings con quien habían tenido una pelea dos días antes. El joven asesinado era un estudiante colombiano de 17 años.

Con el tiempo, la policía logra desarticular al grueso de los Latin Kings. "Hay un par de operaciones que los descabeza", relata José Miguel Romero, con lo que pasan a un "segundo plano".

La violencia entre bandas, "rivalidades que se heredan"

"Lo que hay ahora es un enfrentamiento latente que viene desde hace tiempo y que, como las rivalidades futbolísticas, se heredan", explica a RTVE.es el catedrático de Antropología Social en la Universidad Pompeu Fabra, Carles Feixa.

Ambos expertos coinciden en cuáles son los grupos son más fuerza en España: Los Dominical Don't Play y los Trinitarios, ambos enfrentados en reyertas como la que tuvo lugar esta semana en una pizzería del barrio de Delicias, en Madrid. La mayoría de los que hoy se encuentran involucrados en el conflicto desconocen de dónde viene y se incorporan de lleno en su perpetración.

"Lo que hemos visto esta semana entre estos dos grupos no deja de ser la síntesis de 25 años de presencia de bandas latinas en España", apunta Carles Feixa. Su estudio pone el foco en la necesidad de buscar soluciones alternativas al método empleado hasta ahora para, según explica, paliar el problema: "El uso de métodos represivos".

"Jóvenes inimputables" como "carne de cañón"

Como muchos otros conflictos, la raíz del problema tiende a ser estructural, advierten los expertos. Las organizaciones operan de tal modo que, los más jóvenes del grupo son utilizados como "carne de cañón". Se establece una dinámica de "crimen organizado", controlado por adultos y basado sobre todo en el narcotráfico de hachís y cocaína, "que utiliza a los jóvenes para estos negocios", señala Carles.

Conviene entender cómo es posible que estas personas se vean abocadas a tal situación. En un escenario de conflictividad, una gran parte de jóvenes de origen latinoamericano encuentra serias dificultades para insertarse laboralmente, más todavía si tenemos en cuenta que no existe un acompañamiento de las administraciones desde la adolescencia.

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Asimismo, la actual Ley de Extranjería, advierte Carles Feixa, empuja al menor en muchas ocasiones a un "limbo social", resultado de una situación de irregularidad que les avoca a trabajar en la economía sumergida. "Es en este punto cuando entran en contacto con grupos clandestinos dedicados al narcotráfico", señala.

Entre los métodos de captación, señala José Miguel Romero, sobresalen las redes sociales. "Son quizás el mayor método para atraer a los menores", advierte, junto con la música Drill, cuyos artistas proyectan mensajes en sus canciones de afección hacia estas bandas.

Los grupos utilizan la "manipulación psicológica" con "jóvenes inimputables", ajenos a consecuencias judiciales que pueden perjudicar a la organización, dotándola de cierta impunidad, lo que podría explicar que puedan a incluso a presentarse con un arma, a cara descubierta, en un establecimiento público.

Por otro lado, el grupo les advierte de lo que implica traicionar a la banda: "Si confiesas y sueltas todo lo que sabes, tu familia lo va a sufrir". Además, los actos que llevan a cabo, apunta José Miguel, parten como pruebas de acceso a la banda para demostrar su valentía.

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En este contexto, recuerda Carles Feixa, se pueden dar la situación que hemos visto en los últimos días y que "responden a un ciclo histórico" que culminan en enfrentamientos de este tipo.

"Medidas socio-educativas" para abordar el fenómeno

Puesto el foco al problema, falta examinar qué plantean los expertos para frenar el conflicto. Según señalan, se han puesto en marcha técnicas diferentes según la ciudad. En el caso de Madrid, ambos expertos coinciden en que la resolución del problema ha pasado esencialmente por una respuesta policial y penal.

"Si hacemos un repaso de los últimos 20 años, periódicamente se lanza la noticia como si se hubiera acabado todo, pero después vuelve a resurgir", apunta Carles. En el fondo, prosigue, esto se debe en zonas como Madrid, a la ausencia de programas de intervención social en barrios y comunidades vulnerables donde suceden estos hechos.

En Barcelona, hace 20 años, recuerda, se inició un proceso de mediación que resituó las cosas. "Cuando se detiene a estos menores, el problema no se resuelve, sino que se crea otro a corto, medio plazo. Seguramente algunos de estos jóvenes probablemente en su adolescencia fueron internados en centros y allí es donde las bandas tienen su caldo de cultivo", apunta.

Pero... ¿Cuál es la receta? José Miguel Romero pone el foco en la necesidad de establecer medidas preventivas y métodos "socioeducativos" para mostrar a los jóvenes que su única opción al terminar los estudios no es verse abocados a esta situación.

Carles Feixa señala que las investigaciones recientes en Norte América, ciudades del sur de Europa y América Latina han encontrado muchas formas de abordar el fenómeno que no tienen por qué acabar con medidas penales. "Desde el punto de vista judicial, lo que funciona es la justicia restaurativa, que no busque tanto el castigo sino la resolución del conflicto a través del reconocimiento del daño causado y un proceso de conciencia mucho más elaborado".

En la calle, prosigue, lo que es más efectivo son medidas preventivas de tipo social o cultural, por ejemplo, el hip hop o la música. "Cuando estos grupos están enfrentados, si no se establecen medidas culturales de mediación, acabarán enfrentados eternamente".

"Las macroredadas son muy espectaculares y parece que el problema se soluciona muy rápido, pero al cabo de meses se vuelve peor". Un conflicto latente, concluye, aparentemente sin vías de resolución, a menos que se busquen alternativas a la política empleada hasta ahora para ponerle fin.