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Análisis

Starmer busca conquistar a los británicos tras una victoria por el "voto estratégico" contra los conservadores

  • En los comicios la mayoría de los ciudadanos ha expresado su frustración con los conservadores
  • Uno de los principales retos del nuevo primer ministro será ganarse la confianza de los británicos

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Starmer, a la conquista de los británicos tras una victoria por el "tsunami" contra los conservadores
El líder del Partido Laborista y nuevo primer ministro de Reino Unido, Keir Starmer REUTERS/Toby Melville

Keir Starmer se ha convertido en el nuevo primer ministro de Reino Unido después de que su renovado Partido Laborista lograra una aplastante victoria en las elecciones británicas poniendo fin a 14 años de gobierno del Partido Conservador y dando paso a un nuevo liderazgo del centroizquierda.

Los conservadores han sufrido un dramático colapso, después de más de una década en la que han gobernado el país cinco primeros ministros, y han perdido 250 escaños en la Cámara de los Comunes, entre ellos los asientos de la ex primer ministra Liz Truss y otras figuras destacadas como Penny Mourdant o Jacob Rees-Mogg.

En estas elecciones británicas, la mayoría de los británicos ha expresado su frustración con los conservadores en el poder y su voluntad por arriesgarse y apostar por un reformado Partido Laborista.

"Muchos votantes están más inclinados a confiar en el Partido Laborista que en 2019 —lo que refleja el trabajo que ha hecho Starmer para cambiar su reputación e imagen—, pero su participación en el voto nacional solo ha aumentado alrededor del 2%", comenta a RTVE.es el profesor de Política de la Universidad de Sussex, Paul Webb. "La verdadera historia es que el apoyo a los conservadores se ha desplomado a niveles históricamente bajos, con los laboristas, los liberales demócratas y los reformistas arrebatando votos a los conservadores", añade.

Un "tsunami" hacia los laboristas por los errores de los conservadores

La victoria del Partido Laborista, que ha obtenido el 34% de los votos en Reino Unido, demuestra que la elección ha tenido más que ver con el enfado de los ciudadanos con los conservadores que con el relativo entusiasmo con las promesas del Partido Laborista.

Los expertos coinciden en que la elección ha sido un "voto estratégico" contra el Partido Conservador.

"Hay un tsunami hacia el Partido Laborista, pero por una derrota clara del Partido Conservador. Pierde más las elecciones el Partido Conservador que las gana el Partido Laborista", comenta el profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), Miguel Ángel Benedicto, en el Canal 24h. "El porcentaje del voto no es tan amplio. No ha llegado a superar a Corbyn, por lo tanto, es una derrota real del Partido Conservador, que se divide en dos con Farage", añade en referencia al líder de la formación nacionalpopulista Reform UK, Nigel Farage, quien ha logrado por primera vez cinco escaños en la Cámara de los Comunes.

En este sentido, el profesor de Política en la Queen Mary University de Londres, Tim Bale, afirma a RTVE.es que "no se puede negar la verdad del viejo dicho que asegura que 'las oposiciones no ganan las elecciones, los gobiernos las pierden'". "Las oposiciones todavía tienen que convencer a la gente de que son una alternativa que vale la pena probar, al menos, y eso es lo que han hecho con los laboristas", añade.

El corresponsal en España del diario 'The Economist', Lane Greene, explica que en Reino Unido "hay mucho voto estratégico". "Si vives en una circunscripción donde hay un candidato fuerte del Partido Liberal Demócrata y siempre has votado a los laboristas, pero quieres que los 'tories' se vayan, entonces votas a los Liberal Demócratas", detalla.

"El Partido Conservador ha sido comido por los tres lados: votantes que basculan entre izquierda y derecha han votado a los laboristas, los liberales han votado a los Liberal Demócratas y los de derecha han votado a Reform UK. No se puede sobrevivir a esa presión por los tres lados", subraya.

Un momento para "recuperar la seriedad"

Starmer se ha comprometido a trabajar para mejorar el país y ha prometido una vuelta a la política del servicio público, curando "el cansancio en el corazón de la nación" con "acciones, no palabras", según ha asegurado en su primer discurso antes de entrar en el número 10 de Downing Street.

El líder laborista llega al poder con una larga lista de problemas encima de la mesa de su gabinete y después de 14 años de gobiernos conservadores en los que Reino Unido ha sido el escenario del 'Brexit', la pandemia de la COVID-19, la guerra en Ucrania y una grave crisis económica.

"Reino Unido se encuentra en una situación bastante distinta a la que había cuando Tony Blair ganó las elecciones en 1997. Hay una crisis económica real, pero también percibida por parte de los ciudadanos. Tiene problemas internos a nivel de infraestructura, tiene un sistema sanitario nacional que requiere muchísima reforma y muchísima financiación", señala el profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Pontificia Comillas, Andrea Betti. "Luego están las consecuencias todavía negativas del 'Brexit', que han aislado a Reino Unido de sus aliados tradicionales y le han acarreado muchos problemas de naturaleza comercial y económica", añade.

A juicio del profesor, Starmer "tiene mucho que hacer". "Para él es un resultado seguramente fantástico, pero ahora le viene encima una tarea muy difícil", opina.

Por su parte, Webb cree que el líder laborista "ha tenido mucho cuidado en restar importancia a las expectativas sobre lo que se puede lograr". "Principalmente, enfatiza que el Partido Laborista puede aportar mayor competencia e integridad moral al proceso de gobierno. Habla a menudo de la necesidad de prestar un servicio público y que esto es un privilegio para él y su equipo", indica el profesor de la Universidad de Sussex.

Con el Partido Laborista al frente del Gobierno, Reino Unido también empezará a sentir un acercamiento a la Unión Europea. Aunque Starmer ha descartado la idea de volver a unirse al mercado único o a la unión aduanera, ha adelantado que firmará un acuerdo de seguridad con la UE.

"Es una etapa en la que se tiene que volver a recuperar la seriedad del país", advierte en RNE Miriam González, especialista en derecho de la UE. "Reino Unido siempre ha sido un país abierto, serio, competente y ambicioso y realmente todo eso ha faltado durante últimos años", recalca la fundadora de 'España mejor', quien augura que "vamos a empezar a ver acuerdos con la Unión Europea, comenzando por defensa".

Starmer, con el reto de ganarse la confianza de los británicos

Otro de los objetivos que se ha marcado el nuevo primer ministro británico es luchar para lograr ganarse la confianza de los votantes, algo que ha definido como la "batalla que definirá nuestra era". "Por eso hemos hecho una campaña tan dura para demostrar que somos aptos para este servicio público", ha dicho Starmer, quien cree que será juzgado por su capacidad para probar que la política puede ser una fuerza para el bien en el mundo.

Según Betti, la aplastante victoria de los laboristas en las elecciones "no es un cheque en blanco" para Starmer o su formación. "Más que por las propuestas laboristas, lo que incluye es la profunda decepción con los gobiernos conservadores, sobre todo en los últimos años. El Partido Laborista se ha beneficiado sobre todo de esto. Todo ello, unido a las muchas tareas que le esperan a los laboristas, hace que la paciencia de los británicos no vaya a durar mucho", indica el profesor de la Universidad Pontificia Comillas, quien destaca que Starmer "tendrá que actuar cuanto antes" para ganarse la confianza de los británicos.

Por su parte, Bale y Webb confían en que si el nuevo gobierno laborista puede "demostrar que está cumpliendo sus promesas y obteniendo mejores resultados, tiene posibilidades de ganarse la confianza de los votantes", según indica el profesor de la Queen Mary University.

"Si los laboristas pueden demostrar ser estables y competentes en el gobierno, al mismo tiempo que comienzan a mejorar los servicios públicos, el apoyo a ellos podría consolidarse", afirma en la misma línea, Webb. "El peligro es que si no lo hacen, muchos votantes se volverán contra el Partido Laborista, dejando tal vez a un Reform UK populista la oportunidad de ganar terreno en las próximas elecciones generales", añade.