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Análisis

Corea del Norte fue y es Kim Il-sung: 30 años de la muerte de su fundador y "presidente eterno"

  • El líder fue el fundador de Corea del Norte y su gobernante hasta su muerte en 1994
  • Su legado perdura en el régimen hereditario de los Kim y en la línea ideológica de sus soberanos

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Los 30 años de la muerte de Kim Il-sung, padre y "presidente eterno" de Corea del Norte
De izquierda a derecha, los presidentes norcoreanos Kim Il-sung, Kim Jong-il y Kim Jong-un ADRIÁN ROMERO

El 8 de julio de 1994, fallecía el máximo líder de la República Popular Democrática de Corea (RPDC), fundador de la dinastía roja y de la ideología juche, Kim Il-sung. A su paso, dejaba un país arrasado por la hambruna y que había visto caer recientemente a los Estados comunistas europeos. Como heredero lo sucedía su hijo, Kim Jong-il, impulsor del programa nuclear militar norcoreano y, posteriormente, su nieto y actual dirigente, Kim Jong-un.

En el país asiático, su recuerdo perdura en forma de estatua que adorna el Gran Monumento de la colina Mansu en Piongyang, así como retratos que decoran cada institución del país. "Todo lo que rodea a Kim Il-sung es falso: su lugar de nacimiento, su papel en la guerra contra Japón; todo está idealizado", establece el Director del Departamento de Estudios Internacionales de la Universidad Loyola Andalucía, Fernando Delage. "Han creado un relato de un líder supremo que, además, según la Constitución norcoreana, sigue vivo como 'presidente eterno'", añade.

Corea del Norte fue y es Kim Il-sung en tanto el primero de los Kim diseñó el sistema socioeconómico norcoreano, el régimen hereditario y la visión de autosuficiencia frente a las injerencias "imperialistas", lo que posteriormente influyó en el desarrollo de sus armas atómicas.

La gloria y caída en desgracia del sistema norcoreano

En 1945, tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, la partición de la península de Corea en dos Estados, con un sur agrícola dependiente del norte industrial, implicó una ruptura del sistema de producción entre ambos países. Las labores de reconstrucción de Kim Il-sung buscaban, dentro de los parámetros socialistas, desarrollar una economía viable y reorientar sus mercados hacia el bloque comunista.

Pese a la devastación sufrida durante la Guerra de Corea, la economía norcoreana no estuvo siempre envuelta en sombras. Piongyang presentaba una ventaja comparativa frente a su vecino al poseer los principales yacimientos mineros de la península y una base industrial que era inexistente en el sur. De hecho, durante los años 50 y 60, la RPDC tenía un PIB hasta 30 veces superior al de Corea del Sur.

En la década de 1970, el país exportaba a casi todos los países comunistas y de América Latina maquinaria pesada y productos químicos a través del complejo industrial de Hamhung-Hungham. Dos décadas después, la RPDC se hundía en la pobreza tras la caída del bloque comunista y la contracción de su oferta de mercado, que China (y ahora también Rusia) ocupó en su casi totalidad. "Lo que ha quedado de esta transformación sobre todo son recursos y materias primas para un país que lo ha enfocado casi todo a su defensa", destaca Delage.

La incomodidad china ante Rusia y Corea del Norte

Para Piongyang, la reciente firma de un tratado de seguridad con Moscú es un valioso activo, ya que ello le permite "conservar un canal estable del que puede depender en el futuro", asegura el profesor de Estudios de Corea del Norte en la Universidad de Corea, Jae-Cheon Lim.

Sin embargo, China ha mostrado sus reticencias al respecto. "Pekín se considera el principal proveedor y sostén político de Corea del Norte, por lo que no le gusta este acercamiento con Rusia", establece el catedrático de Relaciones Internacionales en el King's College, Ramón Pacheco.

"Hay que tener en cuenta que este movimiento lleva a que muchos analistas, incluso políticos, piensen que se está formando una alianza entre China, Corea del Norte, Rusia y otros países como Irán; una imagen de rivalidad entre Oriente y Occidente de la que Pekín prefiere mantenerse alejada", reitera.

La debacle aún es palpable en el país. "Hoy, Kim Jong-un está más interesado en temas militares y ha dejado de lado la prosperidad de Corea del Norte; se ha dado cuenta de que ya no puede competir con Corea del Sur", notifica Pacheco.

El PIB de la RDPC se ha contraído un promedio del 41% anual desde 1990. A finales del S.XX se estimaba que las fábricas norcoreanas operaban a menos de la mitad de su capacidad. Asimismo, la escasez de energía provocó el cierre de las plantas químicas y siderúrgicas más grandes del país durante semanas. Sin embargo, y al contrario que Alemania Oriental, tanto Kim Il-sung como su hijo no cedieron ni a la apertura del régimen ni a la reunificación.

"La primera cumbre intercoreana en los años 2000 con Kim Jong-il fue el momento que más cerca estuvimos de una normalización de las relaciones entre las dos Coreas, dado que el norte estaba bastante débil tras el colapso de la URSS", relata Pacheco. "Antes de eso, con Kim Il-sung hubiera sido muy difícil porque cualquier tipo de acercamiento se podía ver como una debilidad", añade. 

Mientras más industrias se quedaban inactivas y eran desmanteladas y transportadas para ser intercambiadas por alimentos en China, Kim Jong-il puso en marcha la única maquinaria —además de las fuerzas armadas— que le quedaba para mantener a flote su Gobierno: la propaganda.

Juche, autonomía y culto al líder

El sistema actual de Corea del Norte se ha mantenido en base a la ideología Juche de Kim Il-sung y Kim Jong-il. Juche responde al concepto de "independencia" y "autonomía"; la idea de que el coreano es el dueño de su destino y apela a un sentimiento de unidad nacional.

En su base, el Juche no es más que "la obsesión de una familia y de una élite por mantenerse en el poder", resume Delage. "Y eso, a su vez, es el factor que impide la reforma, porque cualquiera que se haga, aunque sea al estilo chino, significa poner en riesgo su poder", agrega.

Desde los inicios de su carrera política, la búsqueda de autonomía para Corea ocupó un lugar central del pensamiento de Kim Il-sung, pero no fue hasta su sucesor que la idea se sistematizó en la RPDC. Kim Jong-il fue quien transformó el Juche de una visión meramente nacionalista a una ideología de culto y refuerzo al régimen hereditario de Piongyang.

"Lo que vinieron a hacer padre e hijo fue indicar que el país lo había creado Kim Il-sung y que, si no lo hubiese hecho, habrían sido absorbidos por Corea del Sur [y, por ende, el "imperialismo" estadounidense]", subraya Pacheco.

Uno de los aspectos que han ayudado a la permanencia de los Kim a través del Juche ha sido la flexibilidad y capacidad de adaptación de la ideología a los cambios del sistema internacional. De hecho, el refuerzo de este ideario de "autodeterminación" motivó hasta cierto punto el posterior desarrollo del programa militar nuclear de Kim Jong-il.

La dinastía roja

En 1974, Kim Jong-il, hijo primogénito del líder supremo norcoreano Kim Il-sung, fue designado sucesor de su padre. En un hecho inédito, el régimen comunista convertía el traspaso del poder político en hereditario.

Antes de dicho año, Kim Il-sung era un líder relativamente joven con respecto a otros mandatarios comunistas, como Mao Zedong. Algo que, unido a la ausencia de rivales políticos tras las purgas de décadas anteriores, evitaba inquietudes en cuanto a su liderazgo. "La sucesión comenzó en los 70 y, si bien algunas élites contrarias a ella fueron eliminadas a mediados y finales de esa década, quienes en su momento se opusieron a Kim Il-sung ya habían desaparecido en los 60", comenta Jae-Cheon.

Las razones de la sucesión respondían tanto a la necesidad de evitar una inestabilidad política en caso de un fallecimiento repentino como a la situación de otros regímenes socialistas. En la vecina China, la Revolución Cultural había hecho tambalear el régimen maoísta y, antes de ello, en la Unión Soviética, Nikita Khrushchev había impulsado la desestalinización y desmantelado su legado dictatorial.

Kim Jong-il necesitaba contar con un sucesor que asegurara la preservación de su modelo ideológico. Tener un sucesor era a su vez fundamental para un regimen que aún debía superar la prueba del paso de la primera a la segunda generación revolucionaria.

La hija de Kim Jong-un en público: podría sucederle como líder de Corea del Norte

"En la actualidad, el contexto de Kim Il-sung y Kim Jong-un no puede ser más diferente; su abuelo estaba probablemente más confiado con respecto a quienes le rodeaban", señala Delage. "Su nieto, en cambio, transmite una importante percepción de vulnerabilidad interna tras matar a su tío y a su hermanastro, ambos posibles sucesores en vez de él", incide.

La predestinación nuclear

Al contrario que su hijo y nieto, Kim Il-sung no tuvo un interés tan evidente en el desarrollo de un programa nuclear militar, aunque es indudable que los eventos internacionales influyeron eventualmente en su atracción atómica.

La fascinación del líder por el átomo venía incluso antes de la Guerra de Corea. Sin embargo, y pese a que el país poseía ciertas materias primas para el estudio de la física nuclear, no era un productor de elementos fisionables sólidos que le permitiera usarlos como instrumento de negociación con terceros Estados para explorar su propio programa de armas atómicas.

El único proveedor fiable era la Unión Soviética, que en las décadas de 1960 y 1970 suministró al régimen de Piongyang un reactor de investigación en Yongbyong. Corea del Norte no fue capaz de construir una central propia hasta 1980 en el Centro de Investigación Científica Nuclear de Nyongbyon, la cual posteriormente proveería material para seis pruebas nucleares entre 2006 y 2017.

Las causas del desarrollo nuclear de Kim Il-sung son correlativas al marco exterior e interno en el que se encontraba el régimen en los 70. De acuerdo con el exinvestigador en el Centro de Política de Asia Oriental en la Brookings Institution, Jonathan D. Pollack, en No Exit: North Korea, Nuclear Weapons and International Security, el líder norcoreano tomó finalmente la decisión de desarrollar un programa nuclear a raíz de la distensión de la URSS y China con Estados Unidos. "Durante la Guerra Fría, hasta Estados Unidos dejó de apoyar a Taiwán y a Vietnam del Sur, por lo que era normal que Kim Il-sung pensase que China y la URSS harían lo mismo con ella", reseña Pacheco.

Asimismo, estaban las actividades nucleares encubiertas que Corea del Sur llevó a cabo entre 1979 y 2000, las cuales fueron admitidas en 2004, y que acrecentaron las suspicacias norcoreanas. Por último, estaba el propio líder, quien entendía que la longevidad del régimen, así como el legado e interés de su hijo, debían orientarse a la preservación del Estado con armas atómicas.

"A lo largo de su vida, Kim Il-sung representó a la RPDC como presidente; ante la crisis económica de 1990, Kim Jong-il como dirigente de la Comisión de Defensa Nacional, lo que indicó que los asuntos de defensa ganaron prioridad absoluta en su gobernanza", recalca Jae-Cheon. De esta forma, aquello que en su momento Kim Il-sung no precisó por la estructura internacional y nacional vigentes, con el tiempo se volvió necesario para sus sucesores.

Kim Il-sung y el desarrollo nuclear, en citas

—"No tenemos ninguna intención de armarnos nuclearmente. No tenemos dinero suficiente para producirlas ni un área adecuada para probarlas". (Conversaciones con el editor jefe de la revista política japonesa Sekai; 28 de marzo de 1976).

—"En el área de la energía atómica nuestros científicos se encuentran actualmente a la zaga de sus homólogos extranjeros. Por tanto, los físicos nucleares deben intensificar su investigación sobre la energía atómica. Nuestra investigación en este campo no tiene como objetivo la fabricación de armas, sino el desarrollo de la economía nacional mediante la energía nuclear". (Sobre seguir mejorando la formación de nuestros cuadros; 28 de noviembre de 1976).

—"Las armas nucleares serían inútiles para nosotros incluso si tuviéramos que producirlas. Es evidente que no podemos utilizarlas contra Corea del Sur, nuestros compatriotas. No podemos enfrentarnos a Estados Unidos con ellas. Si hiciéramos un arma atómica y la usáramos, EE.UU. probablemente usaría más de diez contra nosotros". (Conversaciones con la delegación del movimiento revolucionario 8 de octubre de Brasil; 5 de abril de 1993).