Las claves del lanzamiento inaugural del Ariane 6, el cohete con el que Europa recuperará la autonomía espacial
- La Agencia Espacial Europea intenta el primer vuelo del lanzador más poderoso desarrollado en el continente
- El lanzamiento se realizará desde Kurú, con una ventana prevista entre las 20:00 y las 00:00 (hora peninsular española)
Con un retraso acumulado de cuatro años, el cohete Ariane 6 está preparado para elevarse por primera vez sobre la selva de la Guayana Francesa, llevando consigo las esperanzas de Europa de recuperar su independencia espacial. La ventana de lanzamiento del despegue, que se realizará desde el puerto espacial europeo de Kurú, será entre las 15:00 y las 19:00 hora local (20:00 - 00:00 hora peninsular española) y el vuelo durará 2 horas y 51 minutos, durante el que pondrá en órbita varios pequeños satélites y experimentos.
A partir de las 15:00 horas de Guayana Francesa, (20:00 hora peninsular española), los dos propulsores auxiliares y el motor de la etapa principal se encenderán para el despegue. Aunque se podría detectar alguna anomalía en el último momento, o las condiciones meteorológicas podrían ser desfavorables, por lo que se ha previsto una ventana de lanzamiento de cuatro horas. Si los problemas persistiesen o no pudiesen ser subsanados a tiempo, el lanzamiento se podría volver a intentar en 24 o 48 horas.
A las 10:00 horas (15:00 hora peninsular española), comenzará el llenado de los tanques con los propelentes: oxígeno e hidrógeno líquidos que alimentan el motor Vulcain. A partir de ese momento, cualquier anomalía que requiera una intervención física obligaría a vaciar los tanques, lo que llevaría a un aplazamiento del lanzamiento de 48 horas, según ha explicado Jean-Michel Rizzi, jefe de la base de lanzamiento Ariane 6 para la Agencia Espacial Europea (ESA).
En el centro de lanzamiento, dentro del puerto espacial, más de 200 expertos monitorizarán hasta el mínimo detalle del cohete hasta que abandone el suelo, listos para interrumpir la cuenta regresiva y resolver posibles problemas imprevistos, describe Rizzi. El centro de lanzamiento está en comunicación constante con la sala Jupiter, la torre de control donde se centralizan todos los datos de telemetría (los datos enviados en cada momento por Ariane 6), la información de seguimiento por radar y las comunicaciones. Tres aviones de combate Rafale, de la Fuerza Aérea francesa, han sido desplegados para disuadir cualquier posible intromisión aérea no deseada.
El cohete ha sido "calificado" en tierra tras múltiples ensayos de lanzamiento. "Hemos realizado tantos que parece rutina, excepto que esta vez es la verdadera, y por fin va a despegar", declara Franck Saingou, director adjunto del vuelo inaugural. Históricamente, prácticamente la mitad de los primeros lanzamientos de cohetes han sido fallidos, como le ocurrió en 1996 al Ariane 5 en su vuelo inaugural, lo que no impidió que llevase a cabo después otros 111 lanzamientos con éxito en sus 27 años de servicio.
El proyecto Ariane 6 ha tardado una década en ver la luz. El nuevo lanzador tenía que haber entrado en servicio en 2020, pero diversos problemas y circunstancias como la pandemia o la guerra de Ucrania retrasaron su materialización. El programa ha contado con la colaboración de más de 600 empresas pertenecientes a 13 países, entre los que se encuentra España, que ha contribuido en un 4,7% del total; muy lejos de Francia, el principal país promotor, con más del 55%.
En su primer vuelo, además de comprobar su funcionamiento, en especial la parte superior, que es la más innovadora, llevará cargas como varios cubesat (satélites de pequeño tamaño), entre ellos uno de la Universidad Politécnica de Cataluña, o una plataforma de despliegue de satélites creada por la empresa gallega UARX Space.
Características del Ariane 6
Llamado a sustituir a su predecesor Ariane 5, el nuevo lanzador tiene un diseño totalmente nuevo y concentra sus mayores innovaciones en la etapa superior del cohete. Entre sus principales prestaciones, se adapta a todo tipo de carga, en especial las constelaciones de satélites en órbita baja terrestre (a partir de 160 kilómetros de la Tierra), que en este momento es el mercado más prometedor y con mayor crecimiento, pero también tiene capacidad de llegar a órbita geoestacionaria (36.000 kilómetros).
Ariane 6 tiene dos versiones de su etapa principal, en función del empuje necesario: el A62, que es el que realizará el vuelo inaugural, mide 56 metros, tiene dos propulsores P120C y puede transportar hasta 10,3 toneladas a órbita baja y 4,5 a geoestacionaria. Después está el A64, para cargas más pesadas o destinos más lejanos, que cuenta con cuatro propulsores, y puede llevar hasta 21,6 toneladas y 11,5 toneladas en órbita baja y geoestacionaria, respectivamente.
Ambas configuraciones cuentan con un motor Vulcain 2.1, que quema oxígeno líquido e hidrógeno y es una versión mejorada del usado por Ariane 5; mientras que la cofia, donde se ubica la carga puede ser de 14 o 20 metros.
La etapa superior del cohete, encargada de poner en órbita la carga, es la que concentra las mayores innovaciones de este lanzador, en concreto el nuevo motor Vinci y la unidad de potencia auxiliar de propulsión (APU). La principal característica de Vinci, que se alimenta de 30 toneladas de oxígeno líquido e hidrógeno líquido refrigerados criogénicamente, es que puede encenderse hasta en cuatro ocasiones, aunque para el viaje inaugural lo hará en tres ocasiones.
El reencendido permite a Ariane 6 lanzar múltiples misiones a diferentes órbitas en un solo vuelo, y el último sirve para que la etapa superior del cohete salga de órbita, de forma que se queme en la reentrada a la Tierra o que se traslade a una órbita cementerio, para no generar más basura espacial.
La APU es un pequeño sistema que desempeña un papel vital presurizando los tanques de combustible durante el vuelo y además proporciona un empuje adicional a Vinci cuando es necesario o a los satélites que se separan en grupo, lo que es importante para las constelaciones.
Independencia espacial europea
El nuevo cohete garantizará el acceso europeo al espacio, perdido después de la retirada de su antecesor Ariane 5 y los problemas surgidos en el lanzador europeo Vega C, a lo que se sumó tener que dejar de usar los rusos Soyuz al romper la colaboración con Roscosmos al inicio de la guerra de Ucrania.
Europa ya no tendrá que recurrir a opciones externas como SpaceX como sucedió para poner en órbita algunos satélites del sistema Galileo, el EarthCare o el telescopio espacial Euclid, que no podían esperar a su lanzamiento.