Un informe revela "condiciones inhumanas" en un centro de deportación de personas migrantes en el Reino Unido
- La instalación, ubicada cerca de Londres, posee altos niveles de violencia y consumo de drogas
- La falta de personal y de atención ha aumentado el riesgo de suicidio entre los reclusos
El centro de deportación de inmigrantes de Harmondsworth, cercano al aeropuerto de Londres, ha sido calificado de "inhumano" tras una inspección llevada a cabo por el Servicio de Inspección de Prisiones británico. Así lo revela un informe emitido por el organismo, que califica las instalaciones de "decrépitas", además de denunciar actos de violencia y consumo de drogas, además de un aumento significativo en los intentos de suicidio entre los internos.
A raíz de los resultados, el inspector jefe de prisiones, Charlie Taylor, ha revelado su preocupación por las instalaciones y ha instado al Ministerio de Interior del Reino Unido a tener en cuenta las deficiencias presentes en el informe. Entre las causas de esta situación se encuentra la presión demográfica entre los reclusos, lo que ha duplicado tanto las agresiones como el consumo de estupefacientes. La práctica se ha extendido por todo el centro: "Los inspectores podían oler el cannabis y veían a los detenidos fumando abiertamente en las zonas comunes sin que el personal se lo impidiera", incide el documento.
Por otro lado, la seguridad era apenas mínima en el interior del recinto, con el personal recluido en sus oficinas y con celdas insuficientes para alojar a todos los reclusos.
Casi la mitad de los que completaron la encuesta de la inspección han admitido haber desarrollado tendencias suicidas, incluidos 20 personas migrantes, que el propio Ministerio del Interior había aceptado que probablemente sufrirían daños si continuaban detenidos. A pesar de este riesgo obvio y de numerosos intentos de autolesión, la inspección también ha revelado que la labor de prevención era en general deficiente.
Falta de personal y caos en la licitación
Uno de los desafíos a los que se ha enfrentado el centro en los últimos meses ha sido tanto la ausencia de personal como su ineficacia, además de un caótico proceso de licitación llevado a cabo por el anterior Ministerio del Interior del conservador Rishi Sunak. Esta situación provocaba que incluso los directivos no tuvieran ni idea de si seguirían dirigiendo el centro a corto plazo.
Estas incertidumbres contractuales se habían prolongado desde el año anterior, lo que hizo que fuera prácticamente imposible contar con personal permanente de alto nivel que, en caso de contratarse, apenas permanecerían en el puesto unas semanas.
Por su parte, la directora del centro, Mitie Care, ha señalado que las tasas de ocupación se han visto afectadas por el cierre de algunas zonas por reformas, pero "está previsto que estas obras concluyan en agosto, tras lo cual una segunda ala [especialmente criticada por la inspección] se cerrará por reformas".
Mitie también ha añadido que el centro está desarrollando un "nuevo modelo de personal" y "una mejora material" en el compromiso para la retención del personal.
El informe llega en una situación clave para el nuevo Gobierno del laborista, Keir Starmer, cuya primera medida a los pocos días después de obtener su victoria ha sido confirmar el fin del "plan Ruanda" propuesto por el anterior Ejecutivo. En su momento, Starmer indicó que la victoria rotunda lograda en las elecciones generales ha dado a su partido "un mandato claro" para "gobernar las cuatro naciones" que conforman Reino Unido.
A este respecto, la nueva ministra de Interior británica, Yvette Cooper, ha señalado que, pese a que "los conservadores no se toman los suficientemente en serio la gestión del país, el Gobierno laborista está devolviendo la política al servicio público".