'Tres colores: Azul, Blanco, Rojo' de Kieslowski y sus hipnóticas imágenes vuelven a los cines 30 años después
- La trilogía del director y guionista polaco regresa a la gran pantalla en España, Francia y otros países
- Tres películas que abordan la libertad, la igualdad y la fraternidad
Francia celebra este domingo su fiesta nacional inmersa en un panorama político tumultuoso, tras los resultados de las elecciones legislativas que han dado el triunfo electoral a una coalición de izquierdas. El país vecino esquiva de nuevo la victoria de la ultraderecha, que sigue cobrando fuerza, en un escenario en el que incluso los jugadores de la selección francesa hicieron llamamientos a la participación en las urnas para frenar a la formación de Marine Le Pen.
En esta época convulsa, los cines reestrenan en Francia y en España una hermosa reflexión sobre los valores republicanos del cineasta polaco Krzysztof Kieslowski, su trilogía Tres colores: Azul, Blanco, Rojo.
Treinta años después, vuelven a la gran pantalla las películas que se articulan en torno a los colores de la bandera francesa y a los principios de libertad, igualdad y fraternidad.
Hoy vuelve a los cines en una versión remasterizada.
Esa mirada, ese dolor, esa rabia y esa soledad enquistada
después de que tu marido y tu hija mueran en un accidente de tráfico.
Eso fue lo que le pidió Kieslowski a Juliette
para que se convirtiera en Julie,
una mujer que a través de sus ojos representa el horror de la pérdida,
el adiós a la vida, la furia..
No era fácil, pero aprobaron con nota.
La idea era representar a través de ellas,
Juliette Binoche 'Azul', Julie Delpy 'Blanco',
Irene Jacob 'Rojo',
los colores de la bandera francesa.
La situación de un país ante las cuerdas y las preguntas
hacia un continente, Europa,
que tres décadas después sigue sin responder.
Un tratado cinematográfico con tres mujeres
que representan la libertad, igualdad y fraternidad;
que hicieron un salto sin red apostando por un proyecto
que en su día no era tan fácil de entender,
Ella arriesgó y, mucho.
Dejó plantado a Steven Spielberg,
que la quería para que protagonizara 'Parque Jurásico',
porque eligió a Kieslowski.
Y juntos iniciaron una tríptico de colores que no envejece
y que sigue sonando a aquella partitura inacabada.
La trilogía comienza con un accidente de coche en Azul y termina con el naufragio de un ferry en Rojo. Kieslowski plantea que el cine y la vida son eso que pasa en los paréntesis que deja la muerte. Como un demiurgo entrelaza los hilos de la existencia de sus personajes para demostrar que el azar no existe en realidad, es solo una lectura de los hechos. El talento del polaco fue premiado con el León de Oro de Venecia a la mejor película y el León de Plata al mejor director, en España obtuvo el Goya a la mejor película extranjera.
Las tres cintas supusieron un espaldarazo para las carreras de sus actrices protagonistas: Juliette Binoche, Julie Delpy e Iréne Jacobe. La ganadora del Oscar como mejor actriz de reparto por El paciente inglés, eligió Azul y dijo que no a Steven Spielberg, que la quería en el reparto de Parque Jurásico. Su decisión fue acertada, ya que el impresionante recital interpretativo de Juliette Binoche fue recompensado con la Copa Volpi y el César a la mejor actriz.
Azul
En la trama, Julie, esposa de un célebre compositor sobrevive a un accidente automovilístico, en el que pierde a su marido y a Anna, su hija pequeña. Azul está impregnada de una profunda tristeza, que transfigura con infinitos matices el rostro de Binoche, y es un estudio psicológico sobre la libertad, desde la pérdida y el despojamiento más absoluto.
Tras un intento de suicidio, la protagonista decide aislarse del mundo y eliminar los recuerdos de su antigua vida: vende su casa, su ropa y todas sus cosas, se distancia de sus amistades, recupera su apellido de soltera y se recluye en un diminuto apartamento en París. El dolor la abruma, pero lo canaliza yendo a la piscina, no deja de nadar y sigue cuando llega al límite de sus fuerzas.
Para Kieslowski el color azul no simboliza la libertad en un sentido político o social, sino la libertad de vivir la vida en sí misma y reflexiona sobre el alto precio que hay que pagar por alcanzar esa meta en una película con una belleza formal exquisita que concluye con el renacimiento de la protagonista.
La luz azul simboliza el pasado de Julie y acompaña los compases de la sinfonía que articula la historia; en contrapunto, algunos fundidos en blanco se asocian a destellos de felicidad y hay guiños a otros colores de la trilogía. En una escena, niños con bañadores blancos y flotadores rojos saltan a una piscina azul; en otra, Julie entra en los juzgados en los que Karol Karol, de Blanco, aboga por su inocencia. El rojo se pinta en una secuencia que transcurre en el barrio rojo de París.
Blanco
“Esta es una historia sobre la negación de la igualdad. El concepto de igualdad sugiere que todos somos iguales. Sin embargo, yo creo que esto no es cierto. Nadie quiere ser el igual de su próximo. Cada uno quiere ser más igual” Krzysztof Kieslowski.
El director aborda el concepto de la igualdad con la historia de un inmigrante polaco (interpretado por Zbigniew Zamachowski) que no logra retener a su mujer francesa (Julie Delpy) y debe volver a su país de origen. Karol Karol sufre de impotencia, motivo del divorcio, pero la separación también supondrá el fin del sueño occidental, ya que su esposa era su socia y se queda sin medios de vida, expulsado de su cama, de su negocio y de Francia.
La imagen más icónica de la película es la de Delpy vestida de blanco con su traje de novia y una sonrisa radiante. Al año siguiente de su estreno, en 1995, la actriz protagonizó en Estados Unidos Antes del amanecer con Ethan Hawke, una cinta independiente que tuvo una gran acogida entre la crítica y fue la primera de otra trilogía (Antes del atardecer, Antes del anochecer).
Kieslowski siguió cosechando premios con Blanco y logró el Oso de Plata de la Berlinale al mejor director.
Rojo
Rojo es la última entrega de la trilogía y celebra la fraternidad. Kieslowski anunció que esta sería su última película, una profecía autocumplida con la muerte del director en 1996 en Varsovia. Con todo, el cineasta siguió trabajando y cuando su corazón se paró estaba escribiendo el guion de otra trilogía sobre La Divina Comedia de Dante (Paraíso, Purgatorio e Infierno).
Iréne Jacobe encarna a Valentine, una modelo que vive en Ginebra, hasta que su camino se cruza con el del juez Kern (Jean-Claude Trintignant), un fotógrafo y un estudiante de Derecho. Las vidas de los personajes se van enlazando, desde encuentros casuales a unirse con vínculos más estrechos. Los personajes masculinos son jueces, y en el mundo universitario el color rojo se asocia con el Derecho, además la protagonista viste de carmesí, un tono que se asocia tradicionalmente con la energía vital y con el amor.
Queda en la retina la imagen de Jacobe haciendo una pompa de chicle rosa con un fondo rojo. La actriz, que ya había trabajado con el polaco en La doble vida de Verónica, con cuya interpretación ganó el premio de Cannes, protagonizó en 1995 Más allá de las nubes de Antonioni y Wenders.
Kieslowski sitúa la acción en Suiza, donde distintas comunidades culturales y religiosas conviven en armonía desde hace años. Rojo fue presentada a los Oscar como la candidata suiza a la mejor película en lengua no inglesa, pero fue descalificada por no ser una producción mayoritariamente helvética. Los tres filmes son coproducciones de Francia, Polonia y Suiza. Estuvo nominada como mejor dirección, guion y fotografía, pero se fue de vacío de la gala hollywoodiense. Zbigniew Preisner si que consiguió el Cesar a la mejor banda sonora.
El trigésimo aniversario de la trilogía nos ofrece la oportunidad de disfrutar de las hipnóticas imágenes de Kieslowski en pantalla grande. Un gran plan para repensar los principios de la Revolución Francesa: Liberté, Égalité y Fraternité.