El circo romano hallado en Álava tiene más de 280 metros de longitud
- La teledetección ha hecho posible el hallazgo del circo en el yacimiento de Iruña-Veleia, cercano a Vitoria
- Los arqueólogos encargados de la investigación afirman que la inspección durará años
El gran circo romano descubierto en el subsuelo del yacimiento de Iruña-Veleia será investigado por un equipo multidisciplinar, en una tarea que llevará años y será realizada con cautela. La instalación cuenta con 280 metros de longitud, un tamaño que "no lo tenía cualquiera", según destacan los expertos.
El descubrimiento ha sido anunciado este miércoles en una rueda de prensa por las instituciones vascas y por los arqueólogos Javier e Iker Ordoño, de la empresa Arkikus, encargada de las investigaciones en el yacimiento romano de Iruña-Veleia.
El circo hallado en el yacimiento, situado en el municipio de Iruña de Oca, al oeste de la ciudad de Vitoria, está oculto debajo de tierras agrícolas, y una pequeña parte bajo una empresa de construcción.
La teledetección de la superficie del yacimiento ha hecho posible el hallazgo, pues a través de fotografías aéreas históricas y modernas, cartografía de escáner láser LiDAR e imágenes obtenidas mediante vuelos de dron se ha podido detectar el recinto. En ellas se ve la línea de las gradas que forman el contorno del circo.
Un circo romano que albergaba carreras de cuádrigas
Se trata de un recinto de 280 metros de longitud por 72 de ancho, un edificio de espectáculos en el que se celebraban carreras de carros tirados por caballos que, según las primeras estimaciones, pudo albergar en torno a 5.000 espectadores. Es del mismo tipo que el excavado en Segóbriga (Cuenca).
Además del circo se han visto también restos de calles, viviendas, zonas porticadas y el paso de la Iter XXXIV, la calzada romana que iba de Astorga a Burdeos. Todo ello también se ha dado gracias a la tecnología de teledetección desde el aire.
Los arqueólogos que han descubierto el circo enterrado encontraron los primeros indicios en 2020. Descubrieron parcelas agrícolas que se adaptaban al edificio enterrado, comprobaron que las plantas encima de los muros enterrados crecen menos, y finalmente, cuando hallaron el semicírculo donde daban la vuelta las cuádrigas, se convencieron de que se trata de un circo romano.
Las instituciones anuncian prudencia en las investigaciones
Ahora el hallazgo por teledetección debe confirmarse sobre el terreno. A corto plazo, la investigación va a seguir con georradar, y más adelante, con prospección del terreno, sondeos y catas.
Las instituciones, el Gobierno Vasco y la Diputación de Álava, que financian las investigaciones, han garantizado que habrá dinero para seguir los trabajos, pero han insistido en que todo se hará lentamente y con prudencia.
De hecho, el arqueólogo Javier Ordoño ha explicado que no merece la pena excavar estos circos al completo, porque supondría una gran inversión y un caro mantenimiento posterior.
"Conviene excavar, estudiarlo, hacer publicaciones, divulgación, su utilización cultural y turística, pero no sé si conviene excavarlo en su totalidad, porque además toda excavación es destructiva", ha coincidido el jefe de arqueología de la Diputación, Javier Fernández Bordegarai.
La importancia del hallazgo
Los arqueólogos han resaltado que el descubrimiento "da idea de la importancia que tuvo Iruña-Veleia, porque un circo así no lo tenía cualquiera, con 280 metros es como tener tres campos de fútbol, uno detrás de otro".
“Estamos hablando de unas cien hectáreas, es un yacimiento inmenso“
Pero la importancia del descubrimiento no solamente radica en el tamaño de la infraestructura, sino también en el hecho de que no está cubierto por construcciones modernas, como sí ocurre en otros circos romanos como los de Tarragona y Calahorra.
"Estamos hablando de unas cien hectáreas, es un yacimiento inmenso, con la fortuna de que no ha tenido una ciudad moderna encima que lo haya destruido, y por eso tiene una potencialidad muy grande. Además, el 99 % del terreno está protegido", ha subrayado Ortuño.
Por otra parte, los arqueólogos han insistido en la cautela: "No va a ser sencillo planificar, y no queremos crear expectativas en los visitantes. A veces pensamos que vamos a tener allí a Ben-Hur y la realidad es más humilde", ha comentado Bordegarai.