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Concha Moya: "Adolfo Rodríguez, de Los Íberos y C.R.A.G., es uno de los grandes pioneros del pop español"

  • La escritora repasa la biografía del cantante en el libro Adolfo. Por el camino púrpura
  • "Ha grabado dos discos fundamentales, el homónimo de Los Íberos y Señora azul, de C.R.A.G), asegura Concha

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Detalle de la portada de 'Adolfo. Por el camino púrpura'
Detalle de la portada de 'Adolfo. Por el camino púrpura'

Tras su imprescindible La luz interior de George Harrison (Sílex ediciones), la escritora Concha Moya (Madrid, 1971), revindica a una de las figuras más importantes de la música pop española del siglo XX: Adolfo Rodríguez, en el libro Adolfo. Por el camino púrpura (Sílex ediciones). Una apasionante biografía que se devora como una novela y que también es un repaso a la historia de la música pop española desde los años sesenta hasta la actualidad. Y que, además, coincide con el cincuenta aniversario de dos momentos míticos de la historia del cantante: el lanzamiento del disco Señora azul, y la participación de Adolfo en el mítico musical The Rocky Horror Show, que se representó en Madrid en 1974.

Pero, para situarnos, vamos a preguntar a Concha Moya por qué es tan importante este gran músico: "Adolfo Rodríguez es miembro fundador de dos grupos míticos de la música popular española de los sesenta y los setenta como son Los íberos y Cánovas, Rodrigo, Adolfo y Guzmán (C.R.A.G.). Es un destacado representante de la generación de pioneros del pop español. Se mantiene todavía en forma y muy bien de voz y también mantiene aún el espíritu de aquella generación por su forma de vida. Ha grabado dos discos que aparecen en todas las listas de los mejores álbumes del pop español como son el disco homónimo de Los Íberos y Señora Azul de C.R.A.G".

"Además, Adolfo participó en dos destacadas películas pop de la época con dos importantes directores como son Un, dos, tres… al escondite inglés de Iván Zulueta y Topical Spanish, única película del prestigioso fotógrafo Ramón Masats. Fue también miembro del elenco que estrenó en el año 1974 la versión española de The Rocky Horror Show, con el dictador aún vivo. Todos estos ingredientes hacen de Adolfo una figura de enorme relevancia en la historia de la música española".

Pero... ¿Por qué es tan importante "Señora azul", en la historia de la música española? La canción, y el disco del mismo nombre, forman parte de la historia del pop español por su enorme brillantez y calidad. Cánovas, Rodrigo, Adolfo y Guzmán se unieron para dar forma a un supergrupo, así lo denominó la prensa de la época, en el que convivieron de manera bastante tormentosa cuatro intérpretes, cuatro espléndidas voces y cuatro compositores. La apuesta prometía y dio como fruto un disco grabado en Hispavox en el año 1974, bajo el mando de Rafael Trabucchelli, mítico arreglista responsable de lo que se conoció como “sonido Torrelaguna”, el nombre de la calle donde se encontraban los estudios de Hispavox".

"Sin embargo -continúa la autora-, el disco apenas tuvo repercusión cuando salió y los C.R.A.G., sin hacer ninguna actuación en directo ni aparecer en televisión, se enrolaron como grupo de acompañamiento de Karina en su gira de verano e inmediatamente después se disolvieron. Fue una lástima lo ocurrido con aquel disco, tendría que pasar casi una década para que fuera reivindicado. Probablemente fue un disco adelantado para su época, una constante en la historia musical de Adolfo, repleto de letras incisivas e inteligentes, unas melodías de gran calidad y unas interpretaciones vocales de enorme altura. Aquel disco nos ha dejado canciones inmortales como “Solo pienso en ti”, “El vividor” o la canción que interpreta Adolfo en el disco, “Don Samuel Jazmín”. Y, por supuesto, la canción que dio título al disco, “Señora azul”, dedicada a los malos críticos, como explicaron ellos ya desde entonces, pero que el público ha considerado que era una canción dedicada al dictador o contra la censura, lo que le dio un cierto tono épico, por más que lo desmientan sus creadores".

Un joven Adolfo Rodríguez con su sombrero hippie (Archivo personal del músico)

Un joven Adolfo Rodríguez con su sombrero hippie (Archivo personal del músico)

"La participación de Adolfo en el libro ha sido muy intensa"

La idea del libro partió del propio Adolfo, como nos comenta Concha: "La participación de Adolfo en el libro ha sido muy intensa. Era un proyecto suyo, él tenía la idea de hacer sus memorias, y a mí me llegó a través de un amigo común, Luis Martín, guitarrista de Los Ronaldos. Al principio yo no lo tenía muy claro, porque apenas conocía la figura de Adolfo, pero una larga conversación que mantuvimos para ver si seguíamos adelante en la que Adolfo me resumió la historia de su vida entendí, como narradora que soy, que aquello prometía. Hemos mantenido horas de conversaciones, muchas de ellas a través de audios de WhatsApp, porque él vive entre Madrid y la Costa del Sol, y su conversación, muy rica y repleta de matices y de reflexiones, me sirvió para encontrar el tono que debía darle al libro. Son suyas también la potente imagen del camino púrpura, la estructura en cuartos y los colores que caracterizan cada una de las etapas del individuo".

"Adolfo ha sido muy sincero -añade Concha-, no ha tenido reparos en contar sus momentos buenos y los menos buenos y se ha desnudado tanto en el aspecto profesional como en el personal. Solo me he encontrado con un problema, no guarda recuerdos de su carrera, prácticamente nada, y tampoco teníamos registro sobre fechas y el orden de muchos de los acontecimientos que le han sucedido en su intensa vida. Ahí entró mi labor de investigación y de trabajo en la hemeroteca, tanto periódicos como revistas musicales de la época, documentales, libros, programas de radio y televisión, ha resultado apasionante".

"Y más allá del aspecto profesional, de Adolfo he aprendido de su forma de ver la vida tan personal, de su enorme amor por la vida, que vive siempre como una aventura y de su afán por vivir el presente, sin apenas mirar al pasado, huyendo siempre de la nostalgia. También de su consejo de ser uno mismo, de conocerse y de aceptarse", añade Concha.

De pandillero y chico de los recados a músico

Nacido en un barrio humilde de Madrid, los comienzos de Adolfo no fueron fáciles, como nos comenta Concha: "Adolfo es el hijo menor de una familia de clase trabajadora, una familia muy modesta. Su padre, albañil, era miembro de una familia anarcosindicalista, participó en la guerra en el bando republicano, estuvo condenado a muerte, aunque finalmente se le conmutó la pena y fue vigilado por las fuerzas de seguridad del estado hasta sus últimos días de vida. Su madre venía de una familia de artistas y mesoneros. Él fue un niño muy querido y deseado, lo que fomentó su autoestima y su fortaleza. Además, fue un niño solitario y mal estudiante, pero encontró su pasión en la música cuando aprendió a tocar la guitarra y a cantar en la rondalla del colegio de curas de su barrio, La Ventilla. Adolfo tuvo la suerte de que su familia entendiera y apoyara su vocación musical. De adolescente se enroló en la pandilla de El Parral, mítica pandilla rockera de la zona de Francisco Silvela y poco después montó con tres amigos su primer grupo, Los Boing, con los que realizó diferentes actuaciones, llegaron incluso a tocar fuera de Madrid. Con Los Boing se fue en el verano de 1966 a Torremolinos, que entonces era la meca a la que querían viajar los jóvenes músicos españoles".

En esa época Torremolinos era un remanso de libertad, donde los músicos intentaban buscarse la vida: "Los Íberos habían nacido a principios de los 60 en Torremolinos con anterioridad a la explosión pop. Entonces eran una orquesta en la que estaba Enrique Lozano y otros componentes y tocaban en salas de fiestas. Se marcharon fuera de España con un contrato para actuar en varios países europeos y recalaron en Londres. Estando allí comienzan a triunfar los grupos de la llamada “Invasión británica”. Enrique vio que había posibilidad de montar en España un conjunto pop similar a los que estaba viendo en Inglaterra y decidió regresar. Conocedor de la movida musical que había en Torremolinos se dispuso a formar allí el conjunto. El primero en enrolarse fue Adolfo, que abandonó a Los Boing, y poco después se unió Cristo de Haro al bajo. El último en entrar fue Diego Cascado, que venía de otro grupo con cierto éxito, Los Buitres, y que fue quien contó en Madrid a Adolfo sobre lo que estaba pasando en Torremolinos. Enrique era ocho años mayor que Adolfo, estaba casado y tenía una hija, todo ello daba imagen de seriedad y profesionalidad, suponía una apuesta de futuro para dedicarse a la música. Los Íberos permanecieron varios meses en Torremolinos, tocando y ensayando sin descanso para asentarse como un potente conjunto de voces, que fue su punto fuerte".

Adolfo Rodríguez con una de sus primeras guitarras (Archivo personal del músico)

Adolfo Rodríguez con una de sus primeras guitarras (Archivo personal del músico)

"La historia del Torremolinos de aquella época es increíble -añade Concha-. Fue un verdadero oasis donde recalaban jóvenes de todo el mundo, lo que generó un ambiente muy especial y eléctrico. Había numerosos clubs de música moderna y por allí pasaron famosos como Brian Epstein, John Lennon, o Keith Richards y Brian Jones, miembros de los Rolling Stones. Por otra parte, Torremolinos era un refugio para gays, lesbianas y transexuales de todo el mundo, que se juntaban en los locales del Pasaje Begoña, teniendo en cuenta que en la época la libertad sexual estaba perseguida en todas partes. Torremolinos se puede considerar una anomalía en la España de la dictadura, donde se permitían cosas completamente prohibidas en el resto del país. Hay diferentes factores, que analizamos en el libro, como fueron las bases americanas, Torremolinos era un lugar de esparcimiento para los marines que recalaban en Rota, una fuente de divisas, los intereses urbanísticos de mandamases del franquismo… La época dorada de Torremolinos finalizó de forma abrupta con la redada policial en los clubs del Pasaje Begoña de 1971. Se expulsó a los extranjeros y se encarceló a los nacionales, creando gran revuelo internacional".

Escala en Hi-Fi, hizo populares a Los Íberos

Al volver a Madrid Los Íberos acabaron tocando en uno de los programas de televisión más revolucionarios de la época: Escala en Hi-Fi. "Los Íberos se fueron a Madrid a principios de 1967 sin contactos, sin dinero y con sus parejas, como una tribu, a vivir todos juntos en una pensión de Atocha -nos explica Concha-. Comenzaron a buscar trabajo acudiendo a los clubs, pero apenas conseguían actuaciones. Su situación llegó a ser bastante complicada hasta que les contrataron en Nicca´s, un club que había abierto años atrás el director de cine Nicholas Ray, el de Rebelde sin causa, mientras trabajaba en Madrid en una producción de Samuel Broston, una historia también muy pintoresca. Con la explosión pop, cuando el director ya no era dueño del club, numerosos conjuntos de la época como Los Brincos o Los Shakers tocaban allí. Una de esas noches Fernando García de la Vega, que era el director del exitoso programa de televisión Escala en Hi-Fi y los vio y los fichó para el programa. Allí estuvieron seis meses, haciendo magníficas versiones de las novedades de los mejores grupos de la época, como Beatles o Spencer Davis Group. Por entonces era muy complicado acceder a las novedades musicales internacionales, por lo que gran parte del público pensaba al principio que Los Íberos eran un grupo inglés y que los temas que tocaban eran suyos".

"Su presencia en Escala en Hi-Fi fue un éxito rotundo -añade la autora-, y salir todas las semanas en televisión les dio mucha popularidad y las primeras fans a la puerta de su casa. El conocido manager Emilio Santamaría, padre de Massiel, comenzó a representarles y empezaron a conseguir muchas actuaciones también fuera de Madrid. Recibieron algunas ofertas discográficas, pero las desecharon porque no se ajustaban a lo que querían. Finalmente llegó en 1968 un contrato con Discos Columbia, que apostó por ellos como grupo que continuaría el éxito de Los Bravos, que por entonces atravesaban por diferentes turbulencias, como el suicidio de su teclista y desencuentros con su cantante, Mike Kennedy. Discos Columbia les ofreció grabar en Londres con el equipo con el que Los Bravos grabaron el mítico “Black Is Black”. El resultado fue magnifico".

Música ligerísima - Entrevista a Adolfo Rodríguez de "los Íberos"

Adolfo y Los Íberos pudieron cumplir así su sueño de grabar un disco en Londres, la meca de la música pop del momento. "Los Íberos querían establecerse en Londres desde el inicio su carrera. Eran un conjunto de estilo marcadamente anglosajón, inspirados en los grupos de la llamada “Invasión británica”. Cantaban fundamentalmente en inglés, haciendo versiones de todos aquellos grupos. Esa era la música y la estética que les llenaba. Para ello vinieron a Madrid, como plataforma desde la que trasladarse a Londres. Pero se les cruzó primero Escala en Hi-Fi y después el contrato con Discos Columbia, además del grave accidente de carretera que habían sufrido en septiembre de 1967. A la grabación de Londres viajaron Adolfo y Enrique, solo podían tocar músicos ingleses. Adolfo cuenta que la grabación fue espectacular, con un equipo muy potente, músicos profesionales y experimentados y un estudio de primer nivel. El resultado fue espléndido, con cuatro canciones de Enrique en español, como la inolvidable “Las tres de la noche”, y el resto compuestas por el equipo de Londres. Los singles fueron saliendo entre 1968 y 1970, aunque a finales de 1969 se agruparon en un LP. Temas míticos de Los Íberos, que tienen todavía mucho tirón hoy en día entre la comunidad “sixtie”, son “Summertime Girl”, “Hiding Behind My Smile” o “Liar Liar”".

No consiguieron el gran éxito que esperaban

A pesar de la innegable calidad del grupo, no consiguieron el gran éxito que esperaban, como nos comenta Concha: "Luis Martín de Los Ronaldos define a Los Íberos como el grupo que no pudo ser y a los C.R.A.G. como el grupo que no quiso ser. La aventura de Los Íberos se malogró porque atravesaron por un montón de contratiempos y de dificultades. Por un lado, cuando su carrera comenzaba a despuntar sufrieron un gravísimo accidente en septiembre del 67 que dejó gravemente herido a Enrique Lozano, quien arrastró graves problemas desde entonces. Enrique era el líder absoluto del grupo, el ideólogo, el que llevaba la contratación, componía, por lo que sus problemas de salud derivados del accidente fueron un problema importante que arrastró el grupo durante toda su historia".

"En un principio Discos Columbia se volcó en Los Íberos, que fueron su gran apuesta para suceder a Los Bravos, un grupo con una historia muy convulsa -continúa la escritora-. La labor de promoción en medios fue importante, con actuaciones en televisión, constante presencia en radio, prensa y revistas musicales, la grabación de dos películas, y muchas actuaciones a lo largo de toda la geografía española. Pero el estilo de Los Íberos, pop clásico con elementos de pop barroco dejó de estar de moda, la era de los conjuntos llegaba a su fin. Llegaban nuevos estilos y triunfaban los solistas melódicos. También fue un hándicap para el grupo cantar en inglés. La propuesta de Los Íberos, moderna, elegante y cosmopolita, no encajaba demasiado con los gustos del oyente medio español de la época. Otro problema que arrastraron fue la falta de un mánager en condiciones que se ocupara de su carrera".

"Enrique Lozano abandonó el grupo en el otoño de 1970. Adolfo tomó el mando y comenzó un rosario de idas y venidas de guitarristas y bajistas hasta que definitivamente lo dejaron en el año 1973", concluye Concha.

Tras esa ruptura, Cánovas, Rodrigo, Adolfo y Guzmán fundaron los C.R.A.G., otro grupo de gran calidad pero que tampoco logró ese gran triunfo que merecían: "En el caso de los C.R.A.G. el gran problema fue, paradójicamente, su enorme calidad -afirma Concha-. Se juntaron cuatro intérpretes y cuatro compositores completamente autosuficientes, también cuatro egos. Eso, unido a su juventud y la falta de un manager que les dirigiera hizo imposible que el grupo llegara a buen puerto. Los roces empezaron incluso desde la elección del nombre, no se pusieron de acuerdo y de ahí ese nombre en la onda de Crosby, Stills, Nash & Young tan poco comercial. Grabaron el disco, no realizaron ni una sola actuación en directo, se fueron como grupo de acompañamiento de Karina en su gira de verano… y se disolvieron. Durante toda su guadianesca carrera, hasta cuatro veces se separaron. Ese fue su gran problema, la falta de remar todos en la misma dirección y de tener un verdadero espíritu de grupo. El balance de su unión son tres discos juntos y otro grabado a mediados de los 90 en el que no estuvo Cánovas. Entre los temas de su primer disco podemos destacar “Señora azul”, “Solo pienso en ti”, “El vividor”, “El río” o “Don Samuel Jazmín”. Otros grandes temas de su discos posteriores son “De piel trigueña”, “Queridos compañeros”, “Mi cama de bambú”, “Necesito tenerte”, “Igual que una noria” o “Nada que ocultar”.

Portada de uno de los disccos de Cánovas, Rodrigo, Adolfo y Guzman

Portada de uno de los disccos de Cánovas, Rodrigo, Adolfo y Guzman

Un musical mítico 'The Rocky Horror Show'

Como decíamos al comienzo, en este 2024 se cumplen 50 años de la participación de Adolfo en uno de los primeros grandes musicales internacionales que se representaron en España The Rocky Horror Show (1974). "Esta es otra de las grandes historias que encierra la vida de Adolfo. La versión española de 1974 fue la segunda en estrenarse y toda la crítica de la época coincidió en que fue un espléndido montaje. El director musical fue Teddy Bautista, la responsable de vestuario fue la oscarizada Yvonne Blake y entre los intérpretes estaban Pedro Mari Sánchez o Mayra Gómez Kemp. Lo realmente alucinante es que una obra con la temática del Rocky, que reivindica la libertad y la diversidad sexual, en la que aparecían hombres travestidos con corsé, medias de rejilla y liguero, pudiera representarse en Madrid con el dictador aún vivo, en 1974, en un momento convulso en el que se endureció la represión y cuando se habían censurado otras obras musicales como Jesucristo Superstar, Hair o Godspell. Entre los factores que propiciaron su estreno fue el empeño de su productor, Arturo González, hijo de Cesáreo González, y por tanto muy bien situado y relacionado en la época. Por otra parte, sin duda tuvo que ver que se representara en la entonces muy popular Discoteca Cerebro en lugar de en un teatro. Se englobó la obra en lo que se conocía como café teatro, un género más atrevido que se representaba a altas horas de la noche".

"La obra fue un éxito incuestionable -añade Concha-, valorada por los responsables del montaje original de Londres y que recibió muy buenas críticas de toda la prensa española, incluida la más conservadora. Adolfo representó dos papeles, Eddie y el Doctor Scott, interpretados posteriormente en la película por Meat Loaf. Con Eddie se marcaba un trepidante rock clásico en el que brillaba su espléndida voz y con Doctor Scott mostraba su extraordinaria vis cómica, como ya dejó ver en Topical Spanish.

Adolfo en el papel de Eddie en la obra 'The Rocky Horror Show' (archivo personal del músico)

Adolfo en el papel de Eddie en la obra 'The Rocky Horror Show' (archivo personal del músico)

Se fue a Suecia durante 10 años

Lo más curioso es que, tras el enorme éxito de ese musical, Adolfo se fue a Suecia durante 10 años. "Adolfo entró en el Rocky después de la primera separación de los C.R.A.G. Se había quedado sin grupo y ya le rondaba por la cabeza marcharse a Suecia, la tierra natal de su pareja. El Rocky se interpuso pero cuando finalizó su trabajo decidió no posponerlo más. Cumplía así la idea de establecerse fuera de España que no había logrado en tiempos de Los Íberos. Con 27 años abandonó toda una carrera musical consolidada y se marchó a un país donde no lo conocía nadie a empezar de cero. Adolfo define aquellos años como si hubiera vuelto a nacer, aprendiendo un idioma nuevo, adaptándose a nuevas costumbres en una sociedad donde nadie le conocía, para trabajar como protésico dental, una profesión tan alejada de la música. Se mantuvo tocando en un par de bandas no profesionales y en los últimos años en Suecia entró en una escuela de música y arte, donde se preparó además para ser profesor. Adolfo descubrió un estado europeo muy avanzado y consolidado, adalid del estado del bienestar, del que pudo beneficiarse junto a su familia, ya que en Suecia nació su hijo. Adolfo considera la de Suecia como la etapa más potente de su vida".

El grupo sueco Grethess, donde Adolfo militó una temporada (archivo personal del músico)

El grupo sueco Grethess, donde Adolfo militó una temporada (archivo personal del músico)

Adolfo participó en Eurovisión hasta en tres ocasiones

Ahora que el Festival de Eurovisión es tan popular, hay que destacar que Adolfo llegó a participar hasta en tres ocasiones: "En el momento de despegue de Los Íberos con Discos Columbia Eurovisión estaba de plena actualidad porque Massiel había ganado ese año 1968 el festival. Sin embargo, para los modernos el festival resultaba un evento trasnochado en el que no querían estar. Así se refleja en la película Un, dos, tres... al escondite inglés de Iván Zulueta, en la que participaban Los Íberos y otros destacados grupos pop de la época. Se trataba de una parodia sobre el Festival de Eurovisión, en la película se llamó Mundo Canal, y el argumento giraba en torno a una guerrilla pop que trataba de impedir a toda costa que un grupo moderno participara en el festival. A Los Íberos no les ofrecieron participar en Eurovisión, pero aparecer en Un, dos, tres... al escondite inglés era toda una declaración de intenciones. Sin embargo, Adolfo participó en Eurovisión hasta en tres ocasiones haciendo coros. La primera fue en 1986 con la canción “Valentino” de Cadillac, el grupo que había formado José Mª Guzmán, su compañero de los C.R.A.G., a finales de los 7. Adolfo estuvo otras dos ocasiones en Eurovisión acompañando a Serafín Zubiri y a Mikel Herzog. Una muestra de que siempre ha sido un “trabajador de la música”, como él se define".

Además, Adolfo también ha interpretado jingles de anuncios y temas de series muy populares. "Fue durante una época en la que Adolfo tuvo mucho trabajo en los estudios donde grababan publicidad, coros para otros artistas y bandas sonoras de series de dibujos. Como curiosidad, cantó el tema principal de la serie japonesa de animación Lupin III, muy popular entre los niños de los 90", nos cuenta Concha.

Trajeron modernidad a la España de los 60 y 70

Pero, como comentaba al principio, este libro también es la apasionante historia de la música pop española de las últimas décadas. "A pesar de que hay gente que se pone muy nerviosa cuando el lee o escucha esto -asegura Concha-, la España franquista era terriblemente gris, una dictadura nacional católica, sin libertades, aislada internacionalmente y desconfiada ante todo lo que viniera del exterior. Tras la guerra y la durísima posguerra, la explosión pop de los sesenta ayudó a traer el color, la alegría y la modernidad al país. Aunque en un principio la movida pop fue muy mal vista por el régimen, ahí está la prohibición de las veladas del Price, el desprecio a la visita de los Beatles o los furibundos ataques en prensa contra los seguidores de la música pop, finalmente desde el poder se entendió que no había forma de pararla y se pasó a fagocitarla, convirtiendo en ocasiones lo ye-yé en una parodia, completamente desprovisto de cualquier tinte de rebelión o de protesta. A pesar de todo, a nivel artístico se hicieron cosas absolutamente maravillosas. Los pioneros partieron de cero, cuando empezaron no había guitarras eléctricas, ni salas o infraestructura para la música pop. Aquellos jóvenes desde luego lo pelearon, se esforzaron por aprender a cantar y a tocar, por componer, dando lugar a una brillantísima primera movida pop".

"Es cierto que durante décadas se les borró completamente de la historia -añade Concha-, tal vez porque se les asoció erróneamente al régimen franquista. Somos un país desagradecido y cainita y no respetamos ni admiramos a nuestros artistas. Tampoco valoramos la cultura. Por suerte, aunque tal vez muy tarde, se está empezando a revisitar y reconocer la labor de los pioneros del pop. A Adolfo. Por el camino púrpura se unen en los últimos meses la autobiografía de Pedro Ruy Blas o dos trabajos sobre Cecilia y Mari Trini".

Otra de las cosas que más nos gusta del libro es que, más que una biografía es una apasionante novela sobre la época. Yo soy narradora fundamentalmente -asegura Concha-. Es cierto que la vida de Adolfo es muy novelesca y se prestaba a ese enfoque, por eso lo he escrito así. De alguna forma era lo que yo buscaba. Adolfo ha estado de acuerdo y creo que hemos acertado. También estuvimos de acuerdo en mi intención de englobar la historia de Adolfo dentro de su contexto histórico, social y político para que los lectores puedan entender mejor lo que se está contando. Por otra parte, también he hecho un repaso breve de la historia pop española de los 60, de los clubes, los medios de comunicación, discográficas, programas de televisión, etcétera. He tenido que resumirlo mucho porque habría quedado un libro excesivamente largo. Lo he disfrutado y he aprendido".

Una estrella a la que quizá le faltó ambición

Leyendo el libro me da la impresión de que a Adolfo le gustaba la música por encima de todo, pero le faltó ambición para llegar a ser una gran estrella mediática. "Sí, Adolfo no es ambicioso en el sentido profesional o económico -confiesa Concha-. Así, a lo largo de su carrera ha rechazado importantes ofertas como la una de la Motown o ser cantante de Los Bravos en una de las formaciones que surgieron tras la marcha de Mike Kennedy, nunca aspiró a ser líder en sus grupos ni a convertirse en solista. Adolfo lo que ha querido siempre es vivir, disfrutar de la vida y no la ha interesado en absoluto la fama ni el éxito porque piensa, de manera bastante acertada, que la ambición le iba a coartar su libertad para vivir a su manera y disfrutar del anonimato. Como él siempre dice la música ha sido su medio pero nunca su objetivo".

Retrato actual de Adolfo Rodríguez (archivo personal del cantante)

Retrato actual de Adolfo Rodríguez (archivo personal del cantante)

Pero... ¿A qué se dedica actualmente Adolfo Rodríguez? "Adolfo está felizmente jubilado desde los 65 años, hace ya once años. Se retiró por completo de la industria, aunque sigue tocando ocasionalmente con Los Íberos. De la formación original solo están él y Diego Cascado. Es una forma de seguir juntándose para ensayar y tocar, pero sin mayores pretensiones que disfrutar y mantener la memoria de Los Íberos, su grupo más querido. Sigue en contacto con sus compañeros de profesión a través de la asociación de Pioneros del Pop, participando en conciertos, acudiendo a comidas y otros eventos y colaborando en trabajos como el espléndido recopilatorio “Todos juntos por el rock and roll” comandado por el guitarrista y productor Joaquín Torres".

"Además, la publicación de Adolfo. Por el camino púrpura nos ha sacado a la carretera, una de las pasiones de Adolfo, junto al guitarrista Luis Martin (Los Ronaldos). Adolfo y Luis interpretan en las presentaciones cuatro temas nuevos que aún no han sido grabados, demostrando que Adolfo vive centrado en el presente, alejado de cualquier nostalgia. De esta experiencia pretendemos que salga un diario de viaje para recoger todas las anécdotas que nos están sucediendo, los lugares que estamos recorriendo y la gente maravillosa que estamos encontrando. Por otra parte, este año se cumplen 50 años de la grabación de “Señora azul” y del estreno de la versión española de “The Rocky Horror Show”, sería bonito que se conmemoraran de alguna manera especial", concluye Concha Moya. 

Portada de 'Adolfo. Por el camino púrpura'

Portada de 'Adolfo. Por el camino púrpura'