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El camino de ERC al preacuerdo para investir a Illa: de la renuncia "temporal" de Junqueras al voto de la militancia

  • La militancia republicana ha avalado el apoyo al PSC a cambio del concierto catalán y otras medidas
  • Con el adelanto electoral, la inestabilidad asomaba en la política catalana y también, más tarde, en el seno de Esquerra

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Pere Aragonès, Marta Rovira y Raquel Sans, tras la Ejecutiva de ERC que avaló el preacuerdo con el PSC, el 29 de julio
Pere Aragonès, Marta Rovira y Raquel Sans, tras la Ejecutiva de ERC que avaló el preacuerdo con el PSC, el 29 de julio Lorena Sopêna / Europa Press

La militancia de Esquerra Republicana de Cataluña (ERC) ha avalado este viernes el preacuerdo con el PSC para investir a Salvador Illa como nuevo presidente de la Generalitat. Es el culmen de unas negociaciones que se han jugado en múltiples flancos y durante meses de alta intensidad política, con la aprobación y aplicación de la amnistía como telón de fondo.

Repasamos el camino de los republicanos para llegar hasta el apoyo a la investidura de Salvador Illa.

Revés electoral y el adiós de Pere Aragonès

El rechazo a los presupuestos catalanes de 2024 precipitó los acontecimientos. Los comuns votaron en contra de las cuentas (junto a Junts, Vox, CUP, Cs y PP) porque incluían la construcción de un macrocomplejo de casinos y hoteles de Hard Rock en Tarragona, pactada por el Govern con el PSC. El president Pere Aragonès, ahora en funciones, adelantaba las elecciones autonómicas y culpaba a las "líneas rojas" y los "vetos cruzados" de la convocatoria prematura. La inestabilidad asomaba en la política catalana y también, más tarde, en el seno de ERC.

Pero las grietas aparecieron algo antes. El desencuentro de los dos principales partidos independentistas, Junts y ERC, se remonta a 2022 y experimenta un punto de inflexión en octubre de ese año, cuando los de Carles Puigdemont deciden salir del Govern. El anuncio de adelanto electoral, en marzo, no arregló el divorcio: Junts acusaba a ERC de querer cogerlos con el pie cambiado y estos descartaban una lista unitaria del independentismo para el 12 de mayo. "Es repetir errores del pasado", argumentaron fuentes republicanas a RTVE.

Sin embargo, su estrategia renqueó y los resultados del 12M fueron un revés para los de Aragonès, que al caer 13 escaños se quedaba sin opciones de reeditar la presidencia y perdía el liderazgo del independentismo. Sus 20 diputados solo podían servir para dar la llave de Gobierno al PSC de Salvador Illa, ganador de las elecciones, porque la suma con Junts y la CUP no era suficiente para lograr la Generalitat.

Solo un día después de los comicios, el todavía president Aragonès anunció que no recogería el acta de diputado en el Parlament: "Abandonaré la primera línea de la política", avanzó, en una muestra de su conocido pragmatismo.

Junqueras aspira a la reelección, pero una corriente de fondo pide cambio

Su marcha precedió a una crisis de liderazgo más profunda en ERC. Tras el jarro de agua fría del 12M, el entonces presidente del partido, Oriol Junqueras, se mostró "capaz y con fuerza" de seguir al frente, una postura que matizó solo un par de días después: dejaba "temporalmente" el cargo para "abrir un proceso de reflexión y escucha activa". Se someterá al aval de la militancia en un congreso republicano previsto para noviembre y, para el cual, la secretaria general, Marta Rovira, ya ha avanzado que no buscará la reelección. Quedan así en el aire los principales cargos del organigrama Esquerra.

En ese contexto, más de mil militantes republicanos han firmado un manifiesto, "Reactivem l’Esquerra Nacional" (Reactivemos la Izquierda Nacional"), que aboga por renovar la cúpula del partido, "repensar y modernizar la organización para fortalecerla". Entre las rúbricas se encuentran pesos pesados de la formación independentista como la vicepresidenta del Govern, Laura Vilagrà, los consellers Roger Torrent, Ester Capella, Meritxell Serret y Manel Balcells, el viceconselller Sergi Sabrià, la diputada en el Congreso Teresa Jordà o la portavoz Marta Vilalta. El manifiesto pone en jaque las aspiraciones de Junqueras, quien tras ser excarcelado por el indulto, sigue inhabilitado como cargo público hasta 2031 y pendiente de la aplicación de la amnistía.

Paralelamente, la vuelta de Marta Rovira a España por el sobreseimiento de la causa de Tsunami Democràtic, como consecuencia de la ley de amnistía y tras más de seis años huida de la justicia, ha insuflado algo de optimismo a la organización, tocada también por el escándalo de los carteles difamatorios contra el expresidente de la Generalitat, Pasqual Maragall, relacionados con la enfermedad de Alzheimer que sufre. Su hermano Ernest, exlíder de ERC en el Ayuntamiento de Barcelona, se ha dado de baja del partido al destapar el diario Ara que los ataques provenía de dentro de las filas republicanas.

El hueso de la financiación en las negociaciones con el PSC

Así, Rovira ha estado al frente de las negociaciones con el PSC en el otro puzle de ERC, el del Parlament. Mientras algunas voces, como la del exportavoz en el Congreso, Joan Tardà, se inclinaban por un apoyo "con cerebro" al PSC, otros movimientos acercaban las posturas con Junts, como fue otorgarle la presidencia de la cámara a Josep Rull frente a la candidata socialista.

Pero la realidad se ha ido imponiendo en las negociaciones. Dado que la mayoría independentista es insuficiente sin la abstención del PSC, la única aritmética posible era la suma de los partidos de izquierda, como recalcó Salvador Illa en el pleno que activó el reloj para la repetición electoral.

Con el poder de llevar a Cataluña a elecciones de nuevo, los republicanos se han centrado en una baza, que ya reclamaban antes de los comicios: avanzar hacia una modelo de financiación “singular” para Cataluña, similar al de País Vasco y Navarra. "Significa tener la llave de la caja y dejar de captar el 9% de los impuestos, para pasar al 100%", explicó la portavoz del partido, Raquel Sans, sin perjuicio de que luego se transfiriera una parte al Estado y se mantuviera el compromiso de solidaridad con el resto de territorios.

La demanda encendió el malestar entre las comunidades autónomas que han acusado al Gobierno de Pedro Sánchez de estar negociando bilateralmente un asunto que les afecta a todas. Las denuncias de "agravio" provenían sobre todo de las consejerías del PP, pero también de algunas del PSOE, molestas por el "chantaje" desde Cataluña. La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, negó que se planteara una reforma parcial del sistema de financiación autonómica y tendió la mano al principal partido de la oposición para acometer las mejoras desde el consenso.

"No nos vale un café para todos o un nuevo pacto con todos", había advertido en junio la portavoz en el Parlament, Marta Vilalta, cuando comenzaban las negociaciones. "Sin un paso adelante clave y decisivo hacia la soberanía fiscal, no habrá ningún acuerdo de investidura posible", lanzaron después, en un órdago publicado el 22 de julio en La Vanguardia, con las firmas de Marta Rovira, la misma Vilalta, Josep Maria Jové, Juli Fernàndez y Oriol López.

El plazo para cerrar un acuerdo terminaba oficialmente el 26 de agosto, pero la cúpula de ERC fijó su propio límite en el fin de julio: si no había acuerdo ya, se levantarían de la mesa. Con la fecha ya próxima y en medio de las negociaciones, Pedro Sánchez y Pere Aragonès escenificaron su compromiso de "culminar" los acuerdos pendientes entre las administraciones. El president en funciones, además, aprovechó para insistir en un modelo de financiación catalán "justo y propio", algo que el PSC no tardaría en ceder.

De hecho, solo cinco días después la dirección de ERC ha avalado un preacuerdo, que contempla un "concierto económico solidario" para Cataluña, con el objetivo de que la Agencia Tributaria catalana recaude todos los impuestos en los próximos años, empezando por el IRPF en 2026. Se incluyen otras medidas para potenciar el uso de la llengua así como la creación de una Convención Nacional con miras a resolver el "conflicto político".

Tras llegar a un entendimiento entre ejecutivas, la militancia de ERC ha respondido con un 'sí' con el 53,5% de los votos a la pregunta: "¿Estás de acuerdo con que Esquerra Republicana vote a favor de la investidura del candidato socialista a cambio de la soberanía fiscal, la promoción y protección de la lengua catalana, la Convención Nacional para la resolución del conflicto político y el resto de medidas acordadas?".