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La violencia simbólica contra la mujer llega también a las estatuas de las ciudades

  • Analizamos la huella del acoso sexual en el arte urbano: de "Tras Julia" en Madrid al "Toro de Wall Street"
  • Los tocamientos repetidos en el tiempo "por tradición" se acaban haciendo visibles en estos monumentos de mujeres

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Estatuas de "Tras Julia", "Elvira II" y "La Recovera"
Estatuas de "Tras Julia", "Elvira II" y "La Recovera", en diferentes ciudades de España ALFREDO CAMPOS | DIPUTACIÓN DE SEVILLA

Comentarios, amenazas, persecuciones e, incluso, el contacto físico son algunas de las experiencias que sufren mujeres de todas las edades en las calles de cualquier parte del mundo. Este tipo de incómodas vivencias vienen recogidas en el informe Safer Cities for Girls 2021 de la ONG Plan Internacional, que analiza el acoso callejero en las ciudades de Barcelona, Madrid y Sevilla mediante encuestas realizadas a 879 jóvenes. Según la investigación, el 26% de las mujeres entre 16 y 24 años han sufrido acoso reiterado, el 13% de ellas antes de cumplir los 15 años. 

Estas situaciones hacen que casi el 80% de las experiencias en el espacio público estén vinculadas a la inseguridad por acoso, según este estudio. El 21% de las mujeres jóvenes señalan que se han acostumbrado a este tipo de experiencias al tratarse de algo muy reiterado a lo largo de sus vidas, quedando en la mayoría de ocasiones como una anécdota en el entorno más cercano. Esta realidad cotidiana se refleja también en las estatuas que representan a figuras femeninas. Así lo denuncia Terre Des Femmes, una asociación alemana centrada en la defensa de los derechos de las mujeres que ha lanzado la campaña Unsilence the Violence. En ella denuncia el acoso sexual callejero ejemplificándolo con el desgaste de las estatuas femeninas en determinadas partes debido al tocamiento reiterado de los monumentos. 

Estatuas como Julia, en Munich; la señora Rhine, en la Fuente de Neptuno de Berlín o los jóvenes en Hoetgerhof Bremen muestran la huella de años y años de este tipo de comportamientos. “Le han tocado los pechos con tanta frecuencia que los signos de desgaste son claramente visibles”, afirma Sina Tonk, jefa del departamento de Terre Des Femmes a través de un comunicado en la página web. “El acoso sexual es un problema que con demasiada frecuencia se trivializa o se ignora. Debemos trabajar juntos para garantizar que los afectados sean escuchados y los perpetradores rindan cuentas”, remarca Tonk.

Las causas: tradición y falta de conciencia

María Ángeles Infante es historiadora del arte e investigadora y fue la autora de la publicación de Instagram que abordaba esta idea en España. En su opinión, esta realidad tiene tres causas claras. En primer lugar, esto se da porque se ha convertido en una tradición: “Tendrás suerte en el amor, te irá bien en los viajes, volverás a la ciudad que visitas o tendrás éxito en las relaciones sexuales". Por otro lado, añade que se trata de una “falta de conciencia para la preservación del patrimonio”, porque además se trata de bienes que “no son creados para que el público intervenga con ellos, sino para que sean vistos y contemplados”.

Con esta idea coinciden también otras expertas como Dolores Villaverde, doctora en Historia del Arte y profesora en la Universidad de A Coruña. La protección total de los monumentos públicos es mucho más difícil y aunque “la gente es más culta y más viajada” al final vamos todos “como borreguillos”, y las tradiciones sobre las estatuas públicas se mantienen por imitación. “Da la sensación de que no sabes valorar ni lo nuestro ni lo foráneo”, sentencia. 

Se está naturalizando el acceder a un cuerpo, porque al final las estatuas son un cuerpo

En tercer lugar, resulta imprescindible poner el foco en el “relato histórico artístico”. El 90 % de las estatuas violentadas son mujeres y es que el relato artístico “nos ha ubicado como sujetos pasivos, no como sujeto creador de pleno derecho”, considera María Ángeles Infante y hace hincapié en la idea de la violencia simbólica como aquella que se encuentra realmente tras estas actuaciones, especialmente vinculada a la cultura de la violación. “Se está naturalizando el acceder a un cuerpo, porque al final las estatuas son un cuerpo”, explica. 

La representación de la mujer desde el estereotipo sexista

“La cultura visual es muy patriarcal y refleja el sistema en el que vivimos. En el imaginario colectivo los cuerpos de las mujeres están a disposición de los varones”, señala a RTVE.es la escultora y profesora de Educación de la Universidad Complutense de Madrid Pilar V. De Foronda. Esta acción, que prolongada en el tiempo tiene las visibles consecuencias sobre las esculturas es un gesto que no lo realizan las mujeres de forma tan frecuente. Esto es principalmente debido a que culturalmente “a ellos se les ha permitido el piropo, el manoseo…”, concluye De Foronda. 

La misma visión comparte Semíramis González, gestora cultural, historiadora y comisaria de arte. En su opinión, el ataque a determinadas figuras en el espacio público atiende a una “generalización y normalización del ataque a los cuerpos de las mujeres”. Para esta historiadora existen dos variables que son la causa principal de este hecho. Por un lado, la invasión de las mujeres en los espacios públicos –tradicionalmente considerados masculinos– y, en segundo lugar, la forma en la que están representadas estas mujeres. Gran parte de las esculturas están realizadas por hombres y construidas desde el estereotipo sexista. “Son mujeres guapas, delgadas, con pechos y culos determinados”, afirma González.

Patrones que se repiten también en España

Aunque los ejemplos que publica María Ángeles Infante en su Instagram y la asociación Terre Des Femmes en sus redes sociales pertenecen a estatuas de diferentes partes del mundo, la realidad es que basta con hacer un pequeño recorrido por algunas provincias de España para encontrar ejemplos semejantes, ya sea por el desgaste de las figuras o porque resulta evidente una representación sexualizada de estas.

  • "Tras Julia" (Madrid). Es la representación de una joven llamada Julia, que en el siglo XIX decidió asistir a la Universidad Central –actual Universidad Complutense de Madrid– vestida de hombre, ya que no se permitía el acceso a mujeres en aquel entonces. Se trata de una escultura de tamaño natural hecha de bronce, situada en la calle San Bernardo y fue obra del escultor Antonio Santín Beato.
Monumento

"Tras Julia" en Madrid

  • "Carmen Amaya" (Barcelona). Escultura a tamaño natural de la bailaora, cantante y actriz Carmen Amaya, nacida en esta ciudad. La estatua está hecha de bronce y colocada en los Jardines de Joan Brossa, en el parque de Montjuic. Fue obra de Josep Cañas, gran admirador de la artista. 
Estatua

"Carmen Amaya", Barcelona

  • "Niña de las coletas" (Valencia). Situada en la Calle de las Blanquerías, se trata de la obra de José Esteve Edo. Este artista se inspiró en la hermana de una de las modelos que acudían a posar a las clases de la antigua Escuela de Bellas Artes de San Carlos, actual Centro del Carmen.
Estatua

"Niña de las coletas", Valencia

  • "La Recovera" (Sevilla). Se trata de una escultura en honor a la mujer trabajadora y se sitúa en la calle la Muela, en la localidad de El Viso del Alcor (Sevilla). Representa a aquellas mujeres de la época que se desplazaban a Sevilla para vender los productos recogidos en la huerta. Esta figura fue uno de los principales motores de la economía de la provincia. Es obra de Jesús Gavira Alba y fue realizada en 1990. 
Estatua

"La Recovera", Sevilla

  • “Complicidad” (Zaragoza). Es la representación de tres figuras femeninas desnudas con una pronunciada delgadez formando un círculo con sus brazos. La autoría de esta corresponde a Alberto Gómez Ascaso y se trata de una escultura de bronce sobre un pedestal de piedra, situado en la calle Gran Vía de Zaragoza. Durante unas obras en esta calle, la estatua fue dañada y pasaron varias semanas hasta su reparación. 
Estatua

"Complicidad", Zaragoza

  • “Elvira II” (Málaga). Está situada en el Paseillo de la Calle Real de Estepona (Málaga) y es obra del escultor Santiago de Santiago. Realizada en bronce, está inspirada en una mujer que ganó un concurso de belleza en México. 
Estatua

"Elvira II", Málaga

  • “Homenaje a la mujer murciana” (Murcia). Esta escultura de Antonio Campillo, se encuentra en la avenida Libertad, rodeada de un manto de flores. En 2018, esta estatua fue quemada en un acto vandálico y volvió a ser sustituida por una reproducción idéntica.
Estatua

"Homenaje a la mujer murciana", Murcia

  • “Mujer recostada” (Palma de Mallorca). Se exhibe en la terminal de salidas del aeropuerto de Palma y en esta se puede observar claramente su deterioro por el contacto permanente del público. Es obra de Fernando Botero, un artista colombiano reconocido por sus personajes de formas redondeadas y voluminosas. 
Estatua

"Mujer recostada", Palma de Mallorca

  • “Mary Sánchez” (Las Palmas de Gran Canaria). Instalada en el año 2006, es obra de Ana Luisa Benítez Suárez. Se trata de la representación de María Dolores Sánchez Ramírez, una intérprete de música tradicional hecha en bronce y con el tradicional vestido. Fue donada por la Asociación Cultural “El Salitre”. Está situada en el Paseo de las Canteras. 
Estatua

"Mary Sánchez", Las Palmas de Gran Canaria

  • “Madre e hija” (Alicante). Es un monumento dedicado a la maternidad y realizado por Carmen Fraile en el año 2004 y puede verse en el paseo de Niza de la Playa de San Juan. 
Escultura

"Madre e hija", Alicante

Pilar V. De Foronda, como escultora y profesora de educación, explica la violencia machista en el arte se da desde diferentes perspectivas, por ejemplo, a través de la invisibilización de mujeres artistas. “La cotización de las obras de mujeres artistas es mucho más baja” y “si te pones a ver los personajes históricos que hay en esculturas en las ciudades el porcentaje de varones es muchísimo más alto”. Por su parte, Semíramis González añade que el problema es que no se trata solo de representaciones, sino que promueve un tipo de violencia atravesada por lo visual. “Ver, vemos siempre, todo el mundo tiene una educación visual más o menos elaborada”. 

También en figuras masculinas, aunque en menor medida

También existen casos de violencia simbólica hacia figuras masculinas o de animales, “aunque en muchísima menor medida”, señala la historiadora de arte María Ángeles Infante. Este es el caso de la tumba de Víctor Noir, en París, que según la leyenda tocar sus genitales “aumenta la fertilidad, ayuda a llevar una vida sexual plena o a encontrar pareja en menos de un año”. También el famoso Toro de Wall Street, en el que frotar sus testículos hace que tus fianzas crezcan. Similar al caso de la estatua de La juventud, en Praga, donde acciones de este tipo atraen la buena fortuna. 

La tumba de Victor Noir, el toro de Wall Street y

La tumba de Victor Noir, el toro de Wall Street y "La juventud"

Es por ello que, la solución a este problema radica en un proceso de deconstrucción y visibilización de estas actuaciones. “Son discursos patriarcales y que los tenemos super naturalizados, obviamente el arte es un canal de transmisión”, reflexiona María Ángeles Infante. Semíramis manifiesta que esta cuestión radica en la manera en la que están representadas estas mujeres en las esculturas y pide que el arte refleje a mujeres que sean iconos de la sociedad. "Que no sean alegorías sexistas de mujeres estereotipadas y desde luego que haya una diversidad, no solo en las formas de representarla y en sus cuerpos, sino en cuestiones que tengan que ver con la diversidad racial, con la diversidad de opción sexual", concluye.