La población mundial de elefantes ha pasado de los 12 millones a los 400.000 ejemplares en un siglo
- Las tres especies de elefantes existentes se encuentran camino a la extinción
La pérdida de hábitat y su fragmentación, los cambios en el uso del suelo, como la deforestación o el sobrepastoreo, el furtivismo de marfil y los conflictos con las comunidades locales, son algunas de las principales causas por las que las tres especies de elefantes existentes, -el elefante de bosque africano (Loxodonta cyclotis), el elefante de sabana africano (Loxodonta africana), y el elefante asiático (Elephas maximus)- se encuentran camino a la extinción.
La población mundial de estos animales ha descendido de los 12 millones a los 400.000 ejemplares en el último siglo, ha alertado el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), con motivo del Día Mundial del Elefante, que se celebra este lunes, 12 de agosto. Estas tres especies se encuentran protegidas e incluidas en la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Sin embargo, el elefante de bosque africano, se encuentra "en peligro crítico de extinción" y las dos restantes, "en peligro" y sus poblaciones, en general, siguen decreciendo a un ritmo acelerado.
En 30 años ha desaparecido el 90% de los elefantes de bosque, en el último medio siglo el 60% de los de sabana, y quedan menos de 40.000 elefantes asiáticos, entre los que se encuentran los últimos 1.000 de la subespecie de Borneo (Elephas maximus ssp. borneensis), según WWF. "La población ha disminuido en los últimos 75 años, inicialmente debido a la tala extensiva de los bosques de Borneo, que destruyó la mayor parte del hábitat de los elefantes de Borneo", publica la red medioambiental UICN.
Estos animales funcionan como “ingenieros”
Estos datos constatan una pérdida "preocupante" no solo para las especies, sino también para los propios ecosistemas, ya que estos animales ofrecen numerosos servicios ecosistémicos. Lo que se traduce en beneficios para los ecosistemas y para el ser humano, ya que actúan como "ingenieros", según las principales ONG, creando caminos que funcionan como corredores para otras especies a través de los densos bosques que habitan.
Sus pisadas generan también microhábitats, que, al llenarse del agua de las lluvias, son utilizadas por otros animales. Estas pequeñas charcas son empleadas para beber o incluso para vivir, como es el caso de los renacuajos de diversas especies de anfibios y otros pequeños organismos.
Según la ONG Save the Elephants, su alimentación herbívora y frugívora cumple un papel esencial, dispersando las semillas de distintas especies de árboles que necesitan pasar por su tracto digestivo antes de poder germinar. Esto, sin olvidar los importantes beneficios económicos que supone para el sector del turismo la observación de estos seres vivos en su entorno natural, o en centros de recuperación destinados a su protección.
Aunque la destrucción del hábitat es un peligro para todas las especies, es especialmente "amenazante" para los elefantes asiáticos, ya que la expansión de la agricultura, la ganadería y la deforestación de los bosques, así como la construcción de infraestructuras como carreteras, canales y vallas, "fragmentan" su territorio.
“Los elefantes podrían desaparecer de la naturaleza en una sola generación“
"Si no se toman medidas urgentes para salvar a su especie, los elefantes podrían desaparecer de la naturaleza en una sola generación. Aproximadamente 100.000 elefantes en África fueron asesinados por su marfil en tan solo tres años, entre 2010 y 2012", alertan desde la ONG, Save the Elephants.
Los cazadores furtivos acaban cada año con más de 20.000 ejemplares
Por su parte, los elefantes africanos, además de sufrir la pérdida y fragmentación del hábitat, también hay que destacar la persecución constante que sufren por parte de los cazadores furtivos, que cada año acaban con más de 20.000 ejemplares (54 elefantes cada día) para hacerse con sus colmillos, su piel y su carne, que posteriormente trafican ilegalmente en el mercado negro. Principalmente dirigido a Asia, donde el marfil es un símbolo de lujo y poder.
En 2018, China prohibió el comercio nacional de marfil y desde entonces la demanda por parte de los consumidores chinos ha disminuido y los precios del marfil han bajado considerablemente.
En 1989, la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES) prohibió el comercio internacional de marfil de elefante y aunque los índices de caza furtiva disminuyeron tras la medida, en 2010 empezaron a aumentar de nuevo.
En España, WWF trabaja para reducir el tráfico de especies, ya que es un país de entrada en Europa para las redes que llevan a cabo ilegalmente estos delitos contra la fauna. La organización reclama al Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico que apruebe la actualización del Plan de lucha contra el tráfico de especies (TIFIES) para alinearse con el nuevo plan de acción europeo, y "luchar eficazmente" contra esta "grave amenaza" para la biodiversidad.