'Alien: Romulus' recupera el terror claustrofóbico de la original
- Fede Álvarez nos mete el miedo en el cuerpo con una cinta que sabe innovar partiendo de mismos los elementos que la original
- La película llega a los cines este jueves, 15 de agosto
Con Alien (1979) Ridley Scott creó la perfecta simbiosis entre el terror y la ciencia ficción y, sabedor de que no podía igualar ese clásico, James Cameron cambió completamente de tercio para rodar una de las mejores películas de acción de la historia: Aliens (1984). Después de ese fantástico dúo, que hizo de Sigourney Weaber una estrella, las siguientes películas no pudieron mantener el nivel. Al menos hasta ahora, cuarenta años después, que se estrena Alien: Romulus, la película con la que Fede Alvárez recupera gran parte de las virtudes de esas dos películas (sobre todo de la primera). Una cinta que vuelve a meternos el miedo en el cuerpo y que llega a los cines este jueves, 15 de agosto.
Pero... ¿Qué es lo que ha hecho Fede que no supieron hacer los otros directores que continuaron la saga (incluyendo al propio Ridley Scott)? La respuesta es tan sencilla como difícil de llevar a la práctica: ha recuperado el horror claustrofóbico de la original. Ese miedo a las sombras y a la oscuridad que se oculta en lo más profundo del ser humano, de igual forma que los xenomorfos pueden acechar en cada sombra, en cada rincón oscuro. Ese horror a lo desconocido, a lo atávico, que también nos remite a los dioses primigenios de H. P. Lovecraft, aunque cambiando los tentáculos de Cthulhu por las colas con aguijón de los aliens, que siempre aparecen cuando menos te lo esperas. Porque aquí los aliens vuelven a ser los depredadores definitivos, los únicos que superan al ser humano en la cadena evolutiva. Recordemos que Lovecraft y Las montañas de la locura fueron una gran influencia para la película original.
Y, también como la de Ridley Scott, más que una película de monstruos (que lo es), esta es una película de atmósfera, de terror, de suspense, de muy mal rollito, porque nunca sabes detrás de que esquina puede aparecer esa afilada sonrisa de los aliens, que puede ser lo último que veas en tu vida.
Una versión tan respetuosa como original
Fede Álvarez ya nos demostró que se podía hacer un maravilloso homenaje a los clásicos del género y, a la vez, ser muy original, con su versión de Posesión infernal (2013), en la que mezclaba todos los elementos del clásico de Sam Raimi para crear algo nuevo y sorprendente. Y aquí consigue un poco lo mismo. Recordar que el propio Ridley Scott lo intentó con Prometheus (que tenía un guion casi calcado a Alien) y le quedó una burda copia por ser tan fiel. Pero Fede consigue mantener los elementos que hicieron irresistible a la saga (el suspense, los aliens, los androides de dudosas intenciones, las naves oscuras y llenas de recovecos...) y crear algo nuevo.
Básicamente porque, ante los mismos problemas, nos propone nuevas soluciones (a veces realmente originales y sorprendentes). Y es que, junto a su guionista habitual, Rodo Sayagués (No respires, Posesión infernal), logra sorprendernos con giros de guion muy originales.
Pero, como decimos, lo más importante es que esta película logra devolvernos esas sensaciones de estar solos en la oscuridad, esperando a que el coco aparezca en cualquier momento. Y por eso recomendamos encarecidamente ver esta película en el cine, en vez de en casa, donde lo que puede aparecer es el niño comiendo patatas fritas y rompiendo esa magia de la oscuridad de las salas de cine. Algo que nos recuerda a la acertada publicidad de la primera película: "En el espacio nadie puede oír tus gritos".
"En el espacio nadie puede oír tus gritos"
La película está ambientada poco después del Alien original y antes de Aliens. Y nos cuenta la historia de Rain (Cailee Spaeny), una joven trabajadora de una gran compañía minera que, junto a su hermano Andy (David Jonsson), que es un androide defectuoso, intentan huir del planeta donde son explotados por dicha empresa. Para lograrlo se unirán a un grupo de trabajadores que quieren entrar en una nave espacial y robar unas cápsulas de sueño criogénico que les permitan viajar a un planeta donde los espera una vida mejor. Pero, como os podéis imaginar, en esa nave (en realidad una estación espacial) se hacían experimentos don los xenomorfos... a los que no tardarán en conocer.
Destacar que, para lograr ese suspense, Fede Álvarez usa de forma magistral el sonido y la banda sonora. Empezando la película con una alusión directa a esa famosa frase publicitaria a la que aludíamos. Además, ha querido crear a los xenomorfos con métodos tradicionales (animatrónicos), de manera que estén físicamente en el plató y puedan interactuar con los actores, para conseguir ese realismo de la primera entrega. Y ha huido de los efectos digitales en la medida de lo posible. Eso aumenta la verosimilitud de las criaturas espaciales.
Y es que no se puede negar que el director ha cuidado hasta el último detalle para que esta película sea una experiencia y logremos identificarnos en todo momento con los protagonistas y lo que están pasando. Algo a lo que contribuye el hecho de que los protagonistas intenten escapar a contrarreloj, no solo de los aliens, sino también de otra amenaza a su existencia.
Un reparto de caras nuevas
Destacar que Fede Álvarez no quería caras conocidas para la película. Así que el reparto está formado por jóvenes, pero solventes actores como Cailee Spaeny (Priscilla), David Jonsson (Agatha Christie’s Murder is Easy), Archie Renaux (Shadow and Bone), Isabela Merced (The Last of Us), Spike Fearn (Aftersun) y Aileen Wu (Closing doors). Por desgracia, Cailee, aunque esté muy bien, no tiene el carisma de Sigourney Weaber (no en vano Ripley es uno de los mejores personajes femeninos de la historia del cine)
Lo que si hizo Fede es hablar con James Cameron y, por supuesto, con Ridley Scott, que le aconsejaron sobre la película.
Por cierto, en las últimas entregas de la franquicia siempre se intentan mostrar nuevas versiones de los xenomorfos y aquí también tenéis un ejemplo nuevo y sorprendente... Aunque para nosotros nada puede igualar a la versión original de la criaturita que diseño el genial H. R. Giger. Y que nos parece el mejor extraterrestre de la historia del cine.
En fin, una película que nos devuelve la mejor/peor versión de esas máquinas de matar que son los aliens. Esperemos que la serie Alien: Earth, que se estrenará en 2025, siga por estos mismos derroteros.
Y mientras podéis disfrutar de los aliens en la oscuridad de las salas de cine... si os atrevéis.