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Entrevista

Hein de Haas, experto en migraciones: "La gente merece una nueva y mejor narrativa sobre el fenómeno migratorio"

  • El catedrático publica su segundo libro, Los mitos de la inmigración
  • Basándose en más de 30 años de investigación, el sociólogo desmonta 22 mantras sobre las migraciones

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Imagen de archivo del autor del libro "Los mitos de la inmigración", Hein de Haas. El experto en migraciones publica su libro para invitar a debatir de forma crítica sobre este fenómeno.
Imagen de archivo del autor del libro "Los mitos de la inmigración", Hein de Haas. Marijn Smulders

Hein de Haas es catedrático de Sociología en la Universidad de Ámsterdam y profesor de Migración y Desarrollo en la Universidad de Maastricht. Entre 2006 y 2015 fue uno de los fundadores del International Migration Institute de la Universidad de Oxford, del que ahora es director.

Haas promueve una visión de las migraciones a largo plazo y entenderlas como parte intrínseca del desarrollo y cambio global. En su nueva obra, Los mitos de la inmigración, trata de desmontar 22 mantras sobre el fenómeno, ya que, como el sociólogo defiende, "la gente merece una nueva y mejor narrativa sobre las migraciones".

PREGUNTA: Su primer libro ya ha sido reconocido como una pieza clave en los estudios migratorios. ¿Con qué objetivo ha escrito este segundo?

RESPUESTA: En esta ocasión, mi objetivo es llegar al público general. Quiero concienciar a la gente sobre cómo ciertos discursos políticos y mediáticos sobre inmigración pueden inducir a error. Espero poder aportar conocimiento. No he escrito este libro para expertos o responsables políticos, que ojalá también me lean, pero mi objetivo es llegar al público no especializado.

Aunque podemos hablar de un siglo de investigaciones en el campo de las migraciones, estos estudios rara vez salen del mundo académico. Quiero traducir este conocimiento para que la ciudadanía pueda ser más crítica frente a los discursos polarizados.

Los mitos de la inmigración. Hein de Haas publica su segundo libro:

Los mitos de la inmigración

"La migración siempre ha formado parte de lo que somos como humanos"

P: ¿Cuáles son las principales confusiones que se cometen a la hora de hablar de migraciones?

R: El principal problema es que solemos entender las migraciones como algo que hay que resolver o la solución a nuestros problemas, lo cual también es conflictivo. La migración no es ni positiva ni negativa en sí misma, sino algo que siempre ha formado parte de lo que somos como humanos, y creo que este es un punto de partida muy diferente.

Cuando los países de origen pobre se desarrollan, inicialmente más personas migran porque se reúnen más recursos, más conocimiento, la gente ya no quiere quedarse en el campo, se muda a la ciudad… Lo mismo ha pasado en Europa, nuestro propio pasado ha sido ese.

Igualmente, al enriquecerse estos países, inevitablemente empezarán a atraer migrantes y convertirse en países de destino porque habrá más posibilidades de encontrar trabajo. Cuanto más ricos se vuelven los países, más inmigrantes atraen, y España es un gran ejemplo: fue relativamente pobre en los 70 y se convirtió en un país de altos ingresos entre 1990 y los 2000, y así ha pasado a ser un importante país de destino.

Tenemos que entender que las migraciones son parte del desarrollo, no lo contrario, o algo que tengamos que "resolver".

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"La mayoría de inmigrantes entra en España de manera legal"

P: La inmigración genera debates muy polarizados. ¿Cómo se puede dialogar sin caer en radicalismos ni "exageraciones", como comenta en su obra?

R: Solo una perspectiva con matices puede conseguirlo. Si cuando alguien te comparte preocupaciones relativas al fenómeno migratorio tu respuesta es "eres un xenófobo" o "un racista”, nunca vas a ganar un debate.

El problema es la falta de empatía ante el hecho de que la inmigración cambia la vida de las personas, no siempre de manera positiva. Esto no significa que tengamos que culpar a las migraciones por todos los males que nos ocurren. En mis investigaciones he demostrado que no son una causa fundamental de las crisis en nuestros salarios o de la vivienda, pero, al mismo tiempo, es muy importante admitir que los beneficios de las inmigración están distribuidos de manera desigual.

Si miramos a la economía, quienes se benefician más son las personas con mayores ingresos y la explicación es simple: son las propietarias de empresas y las que obtienen beneficios del mercado laboral. Pero no me refiero solo a dueños de grandes empresas constructoras, de hostelería o agricultura, sino también a los hogares que contratan a personas para que cuiden de los mayores.

Por supuesto, para contrarrestar el racismo hay que ser muy claros en que no podemos culpar a los migrantes de la inseguridad laboral, la desigualdad o de no poder permitirnos una casa. Eso es el resultado de 30 años de políticas económicas neoliberales y no tiene nada que ver con las migraciones.

Los políticos, de izquierdas y derechas, tienen que tener la valentía para contar una historia real y honesta. Lo que demuestran las investigaciones es que la mayoría de la población no comulga con ideas extremistas, sino que tiene sentimientos encontrados sobre el fenómeno.

La gente merece una nueva y mejor narrativa sobre las migraciones, que no sea ni "pro" ni "anti", sino que abrace la idea de que tienen lados tanto positivos como negativos, pero que entienda que buscar acabar con ellas o "microgestionarlas" es imposible.

P: ¿Qué consecuencias tiene hablar de migraciones desde el marco de la "crisis"?

R: Es difícil dar una definición objetiva de "crisis", los políticos siempre las declaran en los temas que les interesan. Pero, por otro lado, si ves lo que pasa en la frontera marítima en España desde hace 33 años es difícil no hablar de una "crisis". Si ves a migrantes sufriendo, muriendo en las fronteras... claro que es una crisis, una crisis humanitaria, pero son las propias políticas las que en gran medida han creado y perpetuado el problema.

Esto es sobre todo evidente en la narrativa del tráfico de personas: los políticos hablan de que hay que combatirlo, pero la paradoja es que los traficantes no son los que han causado la migración ilegal, el tráfico es la reacción al control de fronteras. No había tráfico antes de que España introdujera la obligatoriedad de presentar visados para los norteafricanos antes de 1991 porque la gente podía entrar y salir del país sin restricciones, pero si haces más difícil el acto de cruzar las fronteras… Cuanta más actividad tenga Frontex, mayor será el mercado para el tráfico de las personas, esa es la paradoja.

No es que no haya un problema, pero hay que ponerlo en perspectiva: la gran mayoría de personas que llegan a España lo hacen de manera legal, no ilegal. Ese es el peligro de centrarse en el enfoque de la crisis. Si queremos abordar las migraciones debemos hacerlo de una forma más holística.

La inmigración, la prueba más visible del cambio social

P: Si un mayor control de fronteras no reduce las llegadas, ¿cree que hay intereses detrás de la decisión de no establecer vías legales y regularizar las vidas de estas personas?

R: Se podría decir que los empleadores se benefician de esto porque si los trabajadores migrantes tienen menos derechos y no pueden protestar si se cometen abusos contra ellos… claro que es más fácil poder explotarles. Pero, de nuevo, no hablamos solo de grandes empresas sino también de particulares, que también se benefician de que estas personas sean vulnerables. No creo que haya una conspiración en torno al tema, pero sí pienso que es muy conveniente no abordar la situación.

Si se sostiene esta situación en el tiempo, esto traerá marginalización y segregación de las comunidades migrantes, y no es lo que queremos, por eso los gobiernos regularizan a los migrantes. Sé que ahora mismo España está debatiendo una iniciativa para regularizar a personas extranjeras. El vuestro es un país con una larga historia de regularizaciones, y eso es inevitable porque una democracia no se puede permitir tener a una población permanentemente ilegalizada.

P: ¿Por qué las migraciones son un tema con tanta carga política?

R: La inmigración es la prueba más visible del cambio, afecta a la vida de las personas, y, por tanto, es un tema que está cargado de emociones. Habrá quien reaccione desde la alegría porque les guste ver que sus barrios se vuelven más diversos, se ofertan variedades de comida, se escuchan más idiomas... Pero también habrá otra gente, sobre todo mayores, que no siempre recibirá con brazos abiertos estos cambios, porque quiera que las cosas se queden como están.

Para los políticos también puede ser interesante explotar estas emociones. Hay dos mecanismos políticos que explican por qué la migración es con frecuencia el tema favorito de los representantes. Por un lado, este puede servir de escapatoria al descontento, tanto en España como en otros países europeos, frente a la creciente desigualdad que estamos sufriendo, la manera en la que está decayendo la calidad de los servicios públicos... Es muy atractiva la idea de poder apuntar al migrante como el chivo expiatorio, el culpable de toda esta situación, en vez de apuntar hacia ellos mismos, que son quienes tienen la responsabilidad.

Por otro lado, la inmigración sirve para crear miedo hacia un actor externo. Desde esta visión "maquiavélica" los legisladores necesitan tener un enemigo exterior y las migraciones se ajustan justo a estas características: suplen esa idea de invasión imaginada que hay que frenar y permiten a los políticos presentarse como los "salvadores" de la nación frente a todos estos "criminales" o "terroristas" que vienen de fuera.

P: ¿Cuáles son los mitos prioritarios, de entre los 22 que presenta en su libro, que habría que desmontar para tener mejores debates sobre migraciones?

R: Bueno, el tema más importante, y que trasciende a los mitos específicamente, es que cualquier debate real sobre las migraciones en el futuro deberá responder a la pregunta de en qué tipo de sociedad queremos vivir, y creo que el debate sobre los cuidados es el punto que mejor lo ilustra: ¿Cómo vamos a organizar el cuidado en el futuro? ¿Queremos cuidar de nuestros propios hijos, ancianos y enfermos o externalizar esta tarea?

No podemos divorciar el debate sobre migraciones del debate sobre trabajo. La manera en la que tratamos a los migrantes está ligada a la forma en la que tratamos a los trabajos menos cualificados. Debemos tener un debate sobre la inmensa diferencia de salarios y derechos entre empleos de alta y baja cualificación.

Además, tendremos que debatir sobre la creación de vías legales para estos trabajadores poco cualificados, porque los muy cualificados ya son bienvenidos, pero el gran tabú es la necesidad que tenemos de cubrir los puestos que son poco cualificados pero esenciales.

P: ¿Qué políticas funcionan ya en la dirección que apunta?

R: Las políticas que funcionan son las que alinean sus políticas migratorias con las económicas y laborales. No tiene sentido que queramos dirigirnos hacia una economía cada vez más liberal, menos regulada, y a la vez frenar la migración. O re-regularizamos nuestra economía o creamos más vías legales para las personas migrantes, pero pensar que podemos controlar mejor la inmigración sin volver a regularizar las políticas del mercado laboral es una ilusión. Creo que Alemania puede estar dirigiéndose a ser un ejemplo en este sentido. O la Unión Europea, no deberíamos olvidar que la UE es un buen ejemplo de todo esto.

La UE ha demostrado cómo una política gradual y coordinada de liberalización del movimiento de personas no tiene por qué significar que se vaya a sufrir una invasión. Cuando España y Portugal se adhirieron a la UE existían miedos de que pudiera darse una emigración masiva hacia el norte de Europa, pero no sucedió. Es fácil olvidarse del pasado.