Isoapariencia o el peligro de que los medicamentos se confundan: un desafío para la seguridad del paciente
- En el mercado, existen numerosos fármacos que tienen envases o nombres similares aunque sus propiedades son diferentes
- Los errores derivados pueden ocurrir no solo en los domicilios, sino también en los centros sanitarios
Varios usuarios han denunciado en redes sociales la existencia de medicamentos que tienen envases similares a pesar de que sus propiedades son diferentes. En realidad, no es un hecho nuevo, y es algo que se conoce como "isoapariencia", lo que aumenta las probabilidades de consumir un fármaco por error.
En España no existe una legislación específica al respecto. Además, hay que tener en cuenta que en el mercado podemos encontrar más de 23.000 presentaciones de medicamentos, según estimaciones del Consejo General de Colegios Farmacéuticos, por lo que evitar similitudes en todos ellos sería prácticamente imposible, aunque se fijasen unos requisitos relativos al formato de sus envases.
Según explica el Instituto para el Uso Seguro de los Medicamentos (ISMP-España), además de la apariencia del etiquetado y envasado, otro de los factores más importantes que aumenta la probabilidad de confusión es la similitud entre nombres comerciales (por ejemplo Aricept y Azilect), entre nombres genéricos (por ejemplo dopamina y dobutamina) o entre nombres comerciales y genéricos (por ejemplo Trandate y tramadol). Este parecido sigue sucediendo a pesar de que, en los últimos años, las autoridades sanitarias y la industria farmacéutica han aplicado medidas para evitar que existan semejanzas en los nombres de los nuevos medicamentos que se registran.
Errores con posibles consecuencias graves
Los equívocos pueden ocurrir durante cualquier etapa del sistema de utilización de los medicamentos, desde la preinscripción hasta la administración, y no solo en los domicilios de los pacientes, sino también en los centros sanitarios. En este sentido, con el objetivo de implicar activamente a los pacientes, sanitarios y cuidadores en el manejo seguro de los fármacos, el ISPM desarrolló junto con el Ministerio de Sanidad la campaña '5 Momentos clave para la utilización segura de los medicamentos', en la que se tuvieron en cuenta las directrices de la OMS al respecto.
"En nuestro país estos incidentes fueron uno de los diez tipos de errores con consecuencias más graves registrados en conjunto en los sistemas de notificación del ISMP-España y del SINASP del Ministerio de Sanidad", revela a RTVE.es María José Otero, directora del ISMP y jefa de servicio de Farmacia del Hospital de Salamanca, para subrayar que no se trata de un problema puntual que afecte a poca gente.
Sobre la falta de legislación al respecto, Otero asegura que "en España, la normativa vigente en esta materia es la que establece la Agencia Europea de Medicamentos", por lo que "no es una normativa específica". "Lamentablemente la normativa europea no incluye suficientes especificaciones para que se puedan evitar estos problemas", valora, y cree que "sería necesario modificar las normativas europeas, de forma que el diseño del etiquetado y envasado esté enfocado a mejorar la diferenciación de los medicamentos y la seguridad en su utilización".
"Si son iguales, que parezcan iguales"
Otra de las posibles medidas para prevenir confusiones es aplicar esta misma isoapariencia, pero en sentido positivo, teniendo en cuenta el lema: "Si son iguales, que parezcan iguales". Así, aquellos medicamentos que son idénticos en su composición, tanto cualitativa como cuantitativamente, podrían tener el mismo envase, independientemente del fabricante. Sin embargo, esta propuesta de estandarización que han llevado a cabo numerosos organismos y sociedades científicas aún no ha conseguido materializarse debido, entre otras, a las razones de mercadotecnia por las que se guían las empresas farmacéuticas.
"Numerosos organismos, agencias reguladoras y organizaciones dedicados a la seguridad del paciente llevan trabajando desde hace años en el desarrollo de estrategias para reducir los errores causados por la similitud de los medicamentos", mantiene María José Otero, quien no obstante recalca que "el problema es complejo y su solución requiere la implicación de todos los agentes que intervienen en el circuito del medicamento".
"Por supuesto, en primer lugar, las agencias reguladoras deben mejorar la normativa en esta materia y exigir a los laboratorios farmacéuticos un diseño más seguro del etiquetado/envasado de los medicamentos", asegura la directora del ISMP-España, y estima que también "sería muy importante que se efectuara una evaluación del etiquetado y envasado de los nuevos medicamentos, considerando las etapas por las que pasarán en la práctica asistencial, en la que incluso intervinieran los posibles usuarios, tanto profesionales sanitarios como pacientes".
De igual manera, Otero considera que en los centros sanitarios "se deben implantar medidas que son muy efectivas para verificar los medicamentos y evitar los errores por confusiones, como es la tecnología del código de barras en todos los procesos de preparación, dispensación y administración de los medicamentos".
Un problema también para farmacéuticos
En lo relativo a la nomenclatura, el problema de la isoapariencia afecta especialmente a medicamentos genéricos, que incluyen el nombre del principio activo, lo que hace que muchas veces sean similares, a pesar de que se utilicen para enfermedades diferentes. Para intentar evitarlo, a la hora de dispensarlos, los farmacéuticos incluyen una advertencia de riesgo de confusión en la base de datos que manejan, Bot Plus.
"Somos conscientes de esto, y en el acto de dispensación de los medicamentos el farmacéutico revisa muy concienzudamente la pauta posológica y el medicamento en cuestión que tiene que ser dispensado al paciente, para que se haga de manera correcta a pesar de que pueda ser muy similar respecto a otro", declara a RTVE.es Carlos Fernández, responsable de divulgación científica del Consejo General del Colegios Oficiales de Farmacéuticos.
Desde el ámbito farmacéutico, tal y como explica Fernández, también se prestan una serie de servicios a los pacientes con el fin de evitar estos errores de medicación. Un ejemplo de ello son los sistemas personalizados de dosificación, ya que muchas farmacias ayudan a los pacientes a organizar su medicación cronológicamente a lo largo de la semana por medio de blísters.
Aunque no todos los medicamentos son susceptibles de ser incluidos en estos sistemas personalizados de dosificación, como es el caso de jarabes, o inyectables por vía subcutánea. Por este motivo, este procedimiento está dirigido sobre todo a cápsulas y comprimidos que se toman por vía oral, que, por otra parte, son los que consumen mayoritariamente los pacientes polimedicados.
Otra herramienta que también utilizan para evitarlo es tan sencilla como efectiva: el recuadro en blanco que aparece en muchos envases, y que permite anotar al farmacéutico, en el acto de dispensación del medicamento, aquella información que le pueda resultar útil al paciente para identificarlo, utilizando palabras y términos de uso más común, como por ejemplo “Pastilla de la tensión. Toma mañana” o “Protector de estómago”.
Carlos Fernández cree que el riesgo de equivocación siempre será menor cuando los medicamentos sean dispensados en farmacias, pero que el problema se agudiza por la proliferación de estos productos en el mercado negro, lo que ha disparado su adquisición por vías fraudulentas, como ha sido el caso de adelgazantes y pastillas contra la disfunción eréctil. "La legislación española prohíbe la venta por internet de todos los medicamentos que están sujetos a receta, que tienen que ser dispensados físicamente en las farmacias", asegura, y recalca que "de este modo tenemos la garantía de que el paciente que lo recibe va a saber cuándo se lo tiene que tomar, en qué condiciones y para qué es".