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Opositar a los 40, una salida ante la precariedad laboral: "Es la única manera de tener un trabajo estable y digno"

  • El Gobierno ha lanzado una oferta de empleo público para este año que supera la barrera de las 40.000 plazas
  • 31.465 corresponden a la Administración del Estado y el resto a los Cuerpos y Fuerzas de seguridad del Estado

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Opositar a los 40, una salida ante la precariedad laboral
Una mujer estudiando en el escritorio de su casa GETTYIMAGES

La precariedad laboral es una realidad palpable para muchos españoles, especialmente en la franja de los mayores de 40 años. El paro, los contratos temporales, los bajos salarios, la complicada reinserción laboral o la falta de nuevas oportunidades son algunos de los obstáculos a los que muchos se enfrentan a diario. Ante esta situación, una parte de ellos han decidido embarcarse en el reto de opositar.

Ana es administrativa, a sus espaldas tenía una vida laboral repleta de contratos temporales: "Llevaba años con un sueldo que apenas me llegaba para llegar a fin de mes", confiesa a RTVE.es.

La decisión de opositar para esta mujer de 45 años no fue fácil, pero no tenía más opciones. "Un día me despidieron y me vi en la calle, sin ninguna perspectiva de futuro. Fue entonces cuando me planteé la posibilidad de opositar. Sabía que no sería fácil, pero era la única manera de tener un trabajo estable y digno", relata.

Cómo preparar unas oposiciones - Escuchar Ahora

Y este año la oportunidad de obtener una plaza es más real para muchos. El Gobierno ha lanzado una oferta de empleo público para este año que, por primera vez, supera la barrera de las 40.000 plazas, el 10% de ellas para las personas con discapacidad.

De las 40.146 plazas en total, tres cuartas partes corresponden a la Administración del Estado, 31.465, de las que el 78% serán plazas de acceso libre (20.840) y el resto, 10.625, serán de promoción interna. 

El resto pertenecen a los Cuerpos y Fuerzas de seguridad del Estado: 2.857 plazas destinadas en el Cuerpo Nacional de Policía, 3.158 en la Guardia Civil y 2.666 en las Fuerzas Armadas.

Múltiples motivaciones detrás de la decisión de opositar

En un panorama laboral cada vez más precario e inestable, donde las malas condiciones y la incertidumbre son la norma, muchos están optando por hacer lo mismo que Ana: reinventarse y embarcarse en el desafiante camino de las oposiciones.

Las motivaciones detrás de este cambio son diversas. Algunos buscan una mayor estabilidad económica y un futuro más seguro, mientras que otros anhelan un trabajo que les apasione y les permita desarrollar todo su potencial. Independientemente de cuál sea la razón, muchos están demostrando que la edad no es un obstáculo para perseguir sus sueños.

"A los 52 años, no me quedaba otra opción que reinventarme", detalla Juan, que empezó a opositar a Correos. Compagina el estudio con el trabajo y eso lo complica todo, pero asegura que "opositar ha sido la mejor decisión de mi vida".

Para muchos, la decisión de opositar supone un giro radical en su trayectoria profesional. Tras años dedicados a un trabajo que ya no les satisface, se enfrentan al reto de adquirir nuevos conocimientos y adaptarse a una dinámica de estudio exigente. Sin embargo, la motivación y la experiencia acumulada a lo largo de los años se convierten en sus principales aliados en este nuevo desafío.

"Siempre he querido ser profesor, pero las oportunidades laborales en la educación privada eran cada vez más escasas y mal pagadas", explica Carlos. A sus 48 años decidió empezar a opositar a secundaria: "Ha sido una decisión difícil, pero estoy convencido de que es la mejor manera de alcanzar mi sueño".

Conscientes de las dificultades que entraña este camino, principalmente ante el reto de volver a estudiar tras años sin hacerlo, muchos opositores buscan apoyo y orientación en academias especializadas y grupos de estudio. Ahí encuentran la motivación, el compañerismo y la guía necesaria para afrontar con éxito las distintas pruebas del proceso selectivo.

"No era feliz en mi trabajo", explica Carmen sobre el punto de partida de su decisión de opositar. No le importaron sus 44 años cuando tomo la decisión, solo le preocupaba una cosa: cómo sería volver a estudiar. Hacía más de 20 años que esta mujer no lo hacía: "Te formas, sí, pero un curso del trabajo o algún idioma, nada tan exigente como una oposición, y coger el nivel es duro", reconoce. Ella se apuntó a una academia que en "los momentos de flaqueza" la ayudó a encontrar la fuerza necesaria.

La edad, una ventaja a la hora de opositar

"Me despidieron de la empresa donde llevaba trabajando 20 años", cuenta María, una administrativa de 47 años que durante la búsqueda de nuevas oportunidades solo se encontraba puertas cerradas por su edad. "Fue un golpe duro, pero me sirvió para replantearme mi futuro", confiesa. Hoy está preparando las oposiciones a Auxiliar Administrativo. "Sé que no será fácil, pero gracias a estos años de trabajo tengo un bagaje muy grande detrás", reconoce la mujer, sin olvidar "la ilusión y la fuerza para lograrlo".

Para ellos, la edad es una ventaja a la hora de opositar y los años de trabajo aportan muchas habilidades como la organización, la disciplina y la capacidad de afrontar retos, cualidades fundamentales para el éxito en las oposiciones.

"Las personas de más de 40 años tenemos más experiencia y madurez", coincide Carlos, un profesor de 42 años que se está preparando para una oposición a inspector de educación. "Sabemos cómo organizarnos, cómo estudiar de manera eficiente y, sobre todo, tenemos la motivación necesaria para alcanzar nuestras metas".

Conciliar, una de las mayores dificultades

El camino hacia una plaza de funcionario no es fácil, pero con apoyo y constancia todo es posible. "Mi familia ha sido fundamental en este proceso", reconoce María, una enfermera de 47 años que opositó a matrona. "Me han animado en los momentos difíciles y me han ayudado a conciliar el estudio con el trabajo y las tareas del hogar".

Pero ese apoyo también tiene una cara menos amable. Son muchos los que tienen que conciliar la vida familiar y el estudio. Compaginar el estudio con las responsabilidades familiares y, en algunos casos, con un trabajo a tiempo parcial, supone un gran esfuerzo y requiere una alta capacidad de organización. "Hay que reconocer que es una moneda de dos caras: no es lo mismo opositar sin cargas familiares que con ellas, muchas veces organizarte es sinónimo de hacer malabares".

A eso se suma, en muchos casos, el largo periodo de preparación que puede generar dudas y desánimo. "No es fácil enfrentarte a una oposición cuando tienes responsabilidades familiares", reconoce Rebeca. "A veces me siento agotada y con ganas de tirar la toalla por lo que todavía queda por delante, pero sé que este es mi sueño y no quiero renunciar a él", admite esta mujer opositora a bibliotecaria.

En algunos casos, la falta de recursos económicos o la dificultad para acceder a academias especializadas pueden suponer un obstáculo adicional. "El mayor obstáculo ha sido económico. No puedo permitirme una academia y tengo que estudiar por mi cuenta con los pocos materiales que encuentro en la biblioteca", reconoce Manuel, que aspira a conseguir una plaza como ayudante de Instituciones Penitenciarias. "A veces me desanimo al ver que otros opositores tienen más recursos", sentencia.

Pero, a pesar de todos los retos, son muchos los opositores que demuestran que la edad no es un impedimento para alcanzar las metas propuestas, sino un aliciente para crecer y superarse a uno mismo.