Retrasar la jubilación aumenta el riesgo de mortalidad temprana entre los trabajadores entre 60 y 69 años
- El riesgo de mortalidad temprana afecta en especial a sectores y ocupaciones con más exigencia física y mental
- Un estudio de Fedea concluye que el impacto de esta medida "sobre la esperanza de vida supera las ganancias fiscales"
Retrasar un año la edad de jubilación eleva "significativamente" el riesgo de morir de forma temprana. Según un estudio publicado este martes por la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea), la mayor mortalidad afecta en especial a los trabajadores entre 60 y 69 años de sectores y ocupaciones físicamente más exigentes y sujetas a un mayor nivel de estrés emocional y mental.
Asimismo, el informe sostiene que este riesgo de mortalidad temprana es "mucho menor" entre aquellos empleados que tienen acceso a mecanismos de jubilación parcial, que les permiten reducir sus horas de trabajo a partir de determinada edad. Por eso, apuntan a la necesidad de diseñar "con cuidado" las políticas de jubilación, debido a sus posibles efectos sobre la salud de los trabajadores.
El estudio de Fedea se sirve de un experimento generado por la reforma de la jubilación anticipada de 1967. En ese texto, se modificó la edad de retiro en función de la fecha en la que los individuos comenzaron a cotizar al sistema de Seguridad Social. En concreto, establecía que aquellos que comenzaron a cotizar antes del 1 de enero de 1967 podían jubilarse voluntariamente a partir de los 60 años. El resto, con algunas excepciones, tenían que esperar hasta los 65 años.
La pérdida por reducir la esperanza de vida no supera la ganancia fiscal
Basándose en estos resultados, los autores del estudio calculan el coste o beneficio social de restringir o eliminar la opción de la jubilación anticipada. Retrasar la edad de jubilación puede favorecer la sostenibilidad del sistema de pensiones, pero, como muestra el estudio, "el impacto adverso sobre la esperanza de vida supera las ganancias fiscales".
Los investigadores señalan que si un trabajador se muere 0,46 años antes se traduce en una pérdida social valorable en 8.564 euros. En cambio, calculan que retrasar la salida del mercado laboral supone para la Seguridad Social una ganancia fiscal de 5.213 euros, al sumar lo que aportaría el trabajador al sistema de pensiones y lo que se ahorra la Administración por jubilado en pensiones.
Por eso, "los ahorros fiscales derivados del retraso en la jubilación y la reducción de la duración de los pagos de las pensiones no compensan la pérdida social asociada a la reducción de la esperanza de vida", concluye el estudio, que sugiere que esta reforma "no es económicamente beneficiosa en el contexto más amplio del bienestar social".
Cuidar la salud de los trabajadores en el diseño de la jubilación
Para Fedea, los resultados de este informe apuntan a la necesidad de diseñar "con cuidado" los detalles de las políticas de jubilación, atendiendo a sus posibles efectos sobre la salud de los trabajadores. En particular, considera importante tener en cuenta el grado de exigencia física, emocional y mental de las distintas ocupaciones al fijar las edades mínimas y legales de jubilación. "No pueden ser iguales para todos", alega.
Asimismo, aboga por introducir, con carácter general, mecanismos flexibles de jubilación anticipada y parcial que permitan a los trabajadores modular sus horas de trabajo en la parte final de su carrera laboral.