Compra fallida de Talgo: ¿qué puede ocurrir ahora tras el rechazo del Gobierno a la opa de Magyar Vagon?
- El Gobierno ha vetado la operación por motivos estratégicos y de seguridad nacional
- La empresa húngara y los accionistas minoritarios de la ferroviaria española han anunciado que tomarán acciones legales
La compañía ferroviaria Talgo está en el foco del debate económico después de que el Gobierno español haya rechazado este martes la iniciativa de compra del grupo húngaro Ganz-MaVag, que había formalizado en abril una opa por un valor de 619 millones de euros. ¿Cómo ha sido el proceso? ¿Ha habido otras empresas interesadas en la compra de la compañía? ¿Qué puede ocurrir a partir de ahora?
Talgo, una compañía con más de 80 años de historia
Talgo es una compañía ferroviaria fundada en 1942 y que actualmente tiene su sede principal en el municipio madrileño de Las Rozas. Es conocida por fabricar y comercializar trenes para distribuirlos en España a través del que ha sido su mayor cliente, Renfe. No obstante, también ha exportado material a otros países como Estados Unidos, Alemania, Kazajistán, Uzbekistán y Arabia Saudí, donde suministró en 2015 seis trenes de alta velocidad para cubrir el tramo de casi 500 kilómetros entre las ciudades de Riad y Damman, al oeste del país.
Talgo estrenó en 1968 la base de una patente determinante para el mundo ferroviario: los primeros trenes comerciales con un cambio de ancho automático mediante vagones ligeros, lo que se traducía en realizar trayectos de diferentes ejes sin paradas, con un ahorro en tiempo y energía. Entonces, la compañía consiguió unir Madrid con París en 13 horas y sin necesidad de hacer transbordo.
Para el Gobierno, se trata de una empresa estratégica "dentro de un sector clave para la seguridad económica, la cohesión territorial y el desarrollo industrial de España". Dentro de esta categoría también hay otras compañías como Indra o Telefónica. "Las entidades consideradas como estratégicas suelen ser de ámbitos como las telecomunicaciones, banca, seguridad digital y energía", explica a RTVE.es Santiago Carbó, catedrático de Economía de la Universidad de Valencia.
¿Qué ha ocurrido con la opa? ¿Cómo ha sido el proceso?
En marzo de este año, la compañía húngara Ganz-MaVag —una sociedad liderada por Magyar Vagon— comunicó su intención de lanza una oferta de adquisición pública (opa) a Talgo por un valor de 619 millones de euros. La compañía española entonces indicó que se trataba de una operación "amistosa" y "atractiva" para sus accionistas y, por tanto, se mostraba favorable al acuerdo. No obstante, el Gobierno español ya receló entonces del movimiento y señaló que Talgo es una empresa de carácter estratégico para el país y que se mantendría "vigilante" ante el avance de la operación.
La empresa húngara presentó formalmente la opa un mes después ante la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) por el valor que ya había adelantado, el equivalente a cinco euros por acción, con el objetivo de hacerse con el 100% del capital de la ferroviaria. Sin embargo, el Gobierno seguía sin mostrarse partidario de dar luz verde a la operación, aludiendo de nuevo el carácter estratégico de Talgo y, además, cierta preocupación por los posibles vínculos del consorcio húngaro con el Ejecutivo del primer ministro húngaro, Victor Orbán, y con Rusia, como indicó el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
Por ello, el ministro de Economía y Empresa, Carlos Cuerpo, indicó que analizarían los datos de la opa y señaló que el Gobierno cuenta con instrumentos para proteger a las entidades que consideran de interés general. Se refería al escudo 'antiopas' que aprobó el Estado a raíz de la pandemia y cuya vigencia termina a finales de este año. Este mecanismo busca proteger de inversores extranjeros potenciales a las empresas españolas que se habían devaluado por el impacto económico del coronavirus. La autorización del Gobierno, en todo caso, era un requisito indispensable para seguir adelante con la operación, ya que superaba los 500 millones.
Entretanto, Talgo recibió a mediados de julio una oferta de la compañía checa Škoda Transportation, que buscaba una fusión para combinar negocios y una integración industrial. No obstante, esta operación no llegó a puerto y Talgo la rechazó dos semanas después porque, según la ferroviaria española, la empresa checa no dio detalles concretos sobre la operación ni había lanzado una contraopa a la ya articulada por Ganz-MaVag.
¿Cuál es el punto actual? ¿Qué dice ahora el Gobierno?
Tras cinco meses de interacción entre ambas partes, este martes el Gobierno español ha rechazado la venta de Talgo al consorcio húngaro. ¿Por qué? De nuevo, señala que lo hace para proteger "los intereses estratégicos" del país y por existir unos "riesgos insalvables para la seguridad nacional y el orden público", algo que también concluye el análisis realizado por la Junta de Inversiones Exteriores del Ministerio de Economía, Comercio y Empresa.
"España es un país muy atractivo para la inversión extranjera, pero cuando tenemos que decir que no a una operación para la protección de los intereses de España, lo hacemos", ha incidido este miércoles el ministro de la Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes de España, Félix Bolaños. Asimismo, el Ejecutivo defiende que ha tomado esta decisión basándose en la normativa española vigente y el Derecho comunitario y las competencias de la UE para controlar las inversiones exteriores, algo que también ha recalcado el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares.
El diario El País ha publicado que un informe del CNI advertía de una conexión rusa con Ganz-Mavag, pero tanto Bolaños como Albares han evitado abordar el asunto este miércoles. No obstante, fuentes económicas reconocen a RTVE.es que este organismo suele hacer una investigación previa acerca de este tipo de operaciones para vetarlas o no.
Esto ha tenido efectos en la bolsa y, ante las informaciones de que el Gobierno iba a vetar la opa, la CNMV decidió suspender este martes de forma cautelar e inmediata la cotización de Talgo este martes, hasta las 14:45 horas cuando se reanudó. Las acciones de la compañía cerraron la sesión con pérdidas del 8,72% y con un valor por acción por debajo de los cuatro euros.
"La operación tenía cierto sentido financiero", señala Carbó, aunque el mercado tampoco tenía confianza plena en que la opa fuera a materializarse, ya que el valor de Talgo nunca subió por encima de los cinco euros por acción que fijaba la operación. "Creo que lo importante aquí es que el inversor era húngaro, y eso abría un hueco que no se iba a poder controlar", matiza el experto, que hace hincapié en la desconfianza ya no solo de España, sino de la propia UE: "La UE no es un 'todo', y mucho menos con un país como Hungría, que tiene conexiones con otros que no se consideran tan amigos, como Rusia".
Otro elemento a tener en cuenta es la situación entre Talgo y Renfe. La entidad pública de transporte ha anunciado que pedirá compensaciones económicas a Talgo por las "graves incidencias" de los trenes Avril, que han causado problemas, según Renfe, en la estación de tren de Chamartín este verano. Además, en marzo ya anunció sanciones a Talgo por los retrasos en las entregas de estos modelos de alta velocidad.
La geopolítica, un elemento "muy importante" en estas operaciones
Es por esto por lo que el economista pone el foco en que la geopolítica es un elemento "muy importante" en este tipo de operaciones porque afectan a empresas que unen países y desarrollan tecnologías "potentes" en la esfera internacional.
"Estados Unidos es una unidad, y es fuerte por ello, pero Europa no lo es y necesita esa fortaleza", explica. Así, recalca la relevancia del informe realizado por Enrico Letta —primer ministro de Italia entre 2013 y 2014— que habla de la importancia de actualizar el mercado único europeo a los nuevos tiempos. "Dice que si Europa no integra sus mercados comunes de telecomunicaciones, energía y financiero, en cinco años perderá la batalla del futuro y la competitividad", indica Carbó.
Por tanto, el economista señala que actualmente en Europa no existe la "confianza" entre los socios para abordar la compra de empresas estratégicas entre ellos, algo que sí podría producirse, no obstante, en caso de entidades de sectores que no se consideran tan cruciales. "Todavía se quiere mantener el 'campeón nacional', no se habla de 'campeones europeos', y ese es uno de los problemas por los que el continente no puede competir contra EE.UU."
Ganz-Mavag: ¿cuál es su conexión con Orbán y Rusia?
Ganz-Mavag es un grupo húngaro cuya participación está dividida en dos compañías: el 55% lo tiene la ferroviaria del país Magyar Vagon y el 45% restante corresponde a Corvinus International Investment, un fondo de inversión estatal que pertenece al Ministerio de Economía de Hungría.
El grupo está liderado por los empresarios György Bacsa y András Tombor, el directivo actual de Magyar Vagon y asesor del Gobierno húngaro que lideró Viktor Orbán —próximo a Putin— como primer ministro entre 1998 y 2002. Es por esto por lo que la Junta de Inversiones Extranjeras del Ministerio de Economía y Empresa español ha argumentado razones de seguridad nacional.
Además, la compañía estaba participada por la rusa Transmashholding hasta que las sanciones contra Rusia por la invasión de Ucrania en 2022 obligaron a que saliese del capital. No obstante, Tombor ha confirmado que sigue compartiendo obligaciones contractuales con Transmashholding.
¿Qué puede ocurrir a partir de ahora?
Tras conocerse el rechazo del Gobierno a la opa, el grupo húngaro y los accionistas minoritarios de Talgo —unos 8.000— han anunciado que iniciarán acciones legales tanto en España como en Europa para defender la legitimidad de la oferta. En el caso de Ganz-Mavag, podría traducirse en una demanda contra el Estado, mientras que los accionistas han comunicado que recurrirán "cualquier decisión" que les impida "ejercer su legítimo derecho de venta". "Habrá que ver cómo se resuelve en la Justicia. Si se veta la operación definitivamente, Talgo tendrá que buscar otros inversores", indica el catedrático de Economía de la Universidad de Valencia.
La compañía española, por tanto, sigue pendiente de poder conseguir una inyección económica que será clave para su futuro. "No se trata de una empresa que vaya fatal", matiza, "pero probablemente necesite un inversor fuerte que le ayude a seguir manteniendo ese potencial que ha tenido en los mercados". En este escenario, habrá que ver si se reabre la vía de la compañía checa Škoda.
"Nerviosismo" entre los trabajadores de Talgo
Mientras tanto, la plantilla de la factoría de Talgo en Rivabellosa (Álava), que agrupa a 700 de los 2.500 trabajadores de Talgo en todo el país, vive con "cierto nerviosismo" la situación actual. Kepa Alcaine, representante de CC.OO. en esta planta, explica que actualmente hay "muchísima" carga de trabajo y que los trabajadores reclaman "que se sigan manteniendo las fábricas y los puestos de trabajo en España". David Serrano, también de este sindicato, cuenta que Talgo les "transmite tranquilidad", les dice que los puestos de trabajo están "asegurados" y que "trabajarán para que siga así". No obstante, la plantilla "no sabe qué va a pasar" y pide que se garantice la viabilidad de la empresa.
Por su parte, la Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF), que tiene representación en la ferroviaria española, "lamenta la incertidumbre en la que se ve inmersa toda la plantilla desde hace meses" y pide al Gobierno que establezca una hoja de ruta y salvaguarde la continuidad de la plantilla y las condiciones de trabajo.