Rusia conmemora los 20 años de la masacre de la escuela de Beslán, que se saldó con 334 muertos
- La toma de rehenes llevada a cabo por un comando islamista en una escuela del Cáucaso ruso concluyó con una matanza
- El Tribunal Europeo de Derechos Humanos condenó a Moscú al considerar que no protegió el derecho a la vida de las víctimas
Rusia conmemora este domingo los 20 años de la toma de rehenes llevada a cabo por un comando islamista en una escuela de Beslán, en el Cáucaso ruso, que concluyó en una matanza en la que murieron 334 personas, de ellas 183 niños.
El 1 de septiembre de 2004, día del regreso a clases, un grupo armado compuesto por unos 30 extremistas chechenos e inguses entró en la escuela Número 1 de la localidad de Beslán, en la república rusa de Osetia del Norte, y secuestró a más de mil personas, incluyendo padres, maestros y alumnos.
Durante más de 50 horas, estas personas fueron retenidas en condiciones atroces, privadas de agua, y varias de ellas fueron ejecutadas. El 3 de septiembre, una doble explosión dentro del gimnasio de la escuela sembró el pánico, con niños intentando huir bajo el fuego de los secuestradores.
Estas explosiones, cuyo origen no ha sido completamente determinado, impulsaron a las fuerzas especiales rusas a lanzar un asalto caótico que terminó en un baño de sangre: 334 muertos, incluidos 186 niños, y más de 750 heridos.
El atentado más mortífero en Rusia
Este atentado, el más mortífero en la historia de Rusia, ocurrió en el contexto de la segunda guerra de Chechenia, que enfrentaba al ejército ruso contra una rebelión separatista que progresivamente se había islamizado. El conflicto finalmente se decantó del lado de Moscú, entre acusaciones de haber matado a decenas de miles de civiles.
El ataque de Beslán marcó el punto más alto de las atrocidades cometidas en el marco de las dos guerras de Chechenia (1994-1996 y 1999-2009). La mala gestión de esta crisis y la casi ausencia de negociaciones provocaron protestas lideradas principalmente por el Comité de Madres de Beslán, que logró en 2005 la dimisión del jefe de esa república en aquel momento, Alexander Dzassokhov.
En 2017, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) determinó que las autoridades rusas habían tomado medidas preventivas "insuficientes" y criticó un uso desproporcionado de la fuerza durante el asalto a la escuela.
El TEDH condenó a Moscú a pagar más de tres millones de euros a 409 demandantes, ex rehenes heridos y familiares de las víctimas.
Primera visita de Putin
El 20 de agosto pasado, el presidente ruso, Vladímir Putin, quien ya estaba en el poder en el momento del atentado, visitó por primera vez la escuela y comparó esta masacre con la ofensiva militar ucraniana en curso en la región de Kursk.
"Así como combatimos a los terroristas, hoy debemos combatir a aquellos que cometen crímenes en la región de Kursk, en el Donbás", declaró, retomando su argumentación sobre la "desnazificación" de Ucrania.
A principios de este año, las autoridades rusas también acusaron a Kiev de haber jugado un papel en el ataque a la sala de conciertos Crocus City Hall, el 22 de marzo, cerca de Moscú. El atentado, el más sangriento en Rusia desde el de Beslán, dejó 145 muertos y cientos de heridos.
El ataque fue rápidamente reivindicado por la organización yihadista Estado Islámico (EI), pero las autoridades rusas continuaron viendo la mano de Kiev y sus aliados occidentales, quienes rechazaron categóricamente cualquier implicación.