Eduard Fernández: "Rechazamos al inmigrante porque es pobre"
- Interpreta en El 47 a Manuel Vital, un conductor de autobús convertido en activista en la Barcelona de los 70
- Dirigida por Marcel Barrera y participara por RTVE, se estrena en cines el 6 de septiembre
Señala el director Marcel Barrera que actualmente en España hay gente viviendo en chabolas, sin electricidad, y lejos de cualquier servicio básico. Y, aunque sean rincones de la sociedad donde nadie quiere mirar, hace solo 60 años era mucho más difícil ignorarlos porque en los arrabales de cualquier ciudad había enormes asentamientos construidos a mano.
Torre Baró, en las colinas sobre Barcelona, fue uno esos barrios. Barrera cuanta su historia comunitaria en El 47, centrándose en la figura real de Manuel Vital, un extremeño que emigró a Cataluña huyendo de la pobreza y la represión franquista. Formó parte de los fundadores de las chabolas y, años más tarde, cuando ya contaba con techo y trabajaba de conductor de autobús, luchó para que el transporte metropolitano llegase a su barrio, mientras sus habitantes clamaban "Torre Baró es Barcelona" como lema.
“Es una historia de barrio, porque se juntan para buscar sus derechos”, resume Eduard Fernández, que da vida a Vital. “Fue un líder no buscado, un líder a su pesar, que tiene claro por qué hace unas cosas y otras no, hasta que se va cargando y decide actuar”.
El 47 condensa la historia metropolitana de Cataluña en la segunda mitad del siglo XX, con la historia de unos charnegos menospreciados por su origen humilde. “Al emigrante se le rechaza porque es pobre. Dentro de poco habrá fronteras solo para que los ricos no tengan que ver a los pobres, porque es incómodo. Es bonito recordar que España se ha construido por gente que ha emigrado. Me parece importante recordar que levantaron las casas con sus manos y se integraron formando familias. Y que muchos emigraron obligados, no dejan de ser de su lugar de origen. El personaje está teñido de nostalgia”.
Marcel Barrera ya demostró sus dotes para el cine social a través de una producción dirigida al gran público en Mediterráneo. En El 47 reconstruyó en decorados la antigua barriada de Torre Baró, aunque contó con la presencia en el rodaje de habitantes del actual barrio, que asistieron al origen de su vecindario.
“Hay muchos mundos en este y tendemos a pensar que ha pasado mucho tiempo”, señala Barrera. “La película es un juego de espejos: de dónde venimos y quiénes somos. Es un homenaje y está bien que sea en positivo. Nos dirigimos a las nuevas generaciones, que a veces crean consignas en contra de sus propios ancestros. Y por mi forma de amar el cine, mis referentes, hago cine para el público”.
El actor Carlos Cuevas forma parte de esa nueva generación que mira hacia al pasado con interés. “Nos cuenta de dónde venimos, quienes eran nuestros abuelos, que también migraron huyendo de la miseria”. Sin explicitarlo, su personaje (un joven trabajador del Ayuntamiento habitual de la línea 47 que pone a Manuel en contacto con el Consistorio para que atiendan, infructuosamente, a sus demandas) es un trasunto de Pasqual Maragall, que en su juventud tuvo relación con Manolo Vital. “Es un mensaje que me encanta, el de la buena política. No creo para nada en el discurso de la antipolítica. Hay gente que quiere hacer bien las cosas y Pasqual era un tipo que quiso ayudar a Manolo”.
Por último, Clara Segura interpreta a Carmen, la mujer de Manolo (Eduard añade que Torre Baró recuerda aún que sin ella Manolo no hubiese liderado nada) y una maestra preocupada por la alfabetización. “Se preocupó de que la gente con más necesidades tuviera enseñanza. Quería dar oportunidad a todo el mundo por igual. Y que también fueran niñas y las mujeres mayores las que aprendiesen a leer. Eso me emocionaba muchísimo”.