El nacimiento del primer hijo de un lesionado medular, uno de los hitos del Hospital Nacional de Parapléjicos
- Cuando se creó la Unidad Sexual y de Reproducción Asistida, solo el 2% de los lesionados conseguía tener hijos
- "¿Qué va a pasar con mi capacidad para poder tener hijos?", era una de las primeras preguntas que realizaban los ingresados
En los 50 años de vida del Hospital Nacional de Parapléjicos (HNP) ha habido muchos avances que han mejorado la vida de los lesionados medulares. Aquí se consiguió que naciera el primer hijo de un paciente parapléjico, y le han seguido muchos más.
Este hospital cuenta con su propia unidad de investigación y de los primeros adelantos científicos también habría que destacar el marcapasos diafragmático para ayudar a respirar a los pacientes o la rehabilitación sexual y la reproducción asistida.
Antes de que el doctor Alberto de Pinto Benito y la enfermera Merche Lorente pusieran los cimientos de la Unidad Sexual y de Reproducción Asistida del Hospital, solo el 2% de los lesionados medulares conseguía tener hijos. Su reto fue conseguir darle la vuelta a esa estadística.
"Aquella diferencia de un 2% que sí y un 98% que no fue lo que nos agitó el cerebro a algunos", recuerda Alberto de Pinto Benito, uno de los fundadores de la Unidad.
Alberto de Pinto, doctor: "La gente no creía en nosotros, nadie"
En ese grupo también estaba otro médico, Antonio Sánchez Ramos. Los comienzos no fueron nada fáciles, pero siguieron adelante por sus pacientes. "La gente no creía en nosotros, nadie", dice tajante De Pinto.
"Dos de las primeras preguntas que nos hacían muchos de ellos (pacientes) eran: ¿Qué va a pasar con mi sexualidad? y ¿Qué va a pasar con mi capacidad para poder tener hijos?, señala el doctor Sánchez Ramos.
Para conseguir una respuesta positiva en la Unidad, empezaron a enseñar a los pacientes técnicas para disfrutar la sexualidad y eyacular. "Y esos medios dieron resultado", dice De Pinto.
"Sentimos, no en la misma forma que antes del accidente, pero sí tenemos una pareja normal y corriente", comenta José Luis Mota, paciente del Hospital y padre de José Luis, que ha cumplido ya 24 años.
"Es algo tan elemental en la vida de una persona que cuando se lo das obtiene un beneficio tal que llega a olvidarse de las piernas, que pasan en ese momento a ser parte secundaria de su vida", afirma De Pinto.
En un reencuentro que ha tenido lugar con motivo del 50 aniversario del Hospital de Parapléjicos, José Luis se dirige emocionado a sus médicos de entonces: "No cambiaría por volver a estar bien lo que he conocido y he pasado por haber estado en silla de ruedas".