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La carta abierta de Ruth Ortiz: "Solamente una educación en igualdad conseguirá erradicar la violencia vicaria"

  • Ruth Ortiz reflexiona sobre su experiencia como mujer maltratada por José Bretón, padre y asesino de sus hijos
  • En octubre se cumplirán 13 años del caso que hizo tomar conciencia a España sobre la violencia vicaria

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Carta abierta de Ruth Ortiz: "Se debería establecer un protocolo para dar protección y evitar tantos asesinatos"

"Espero que mi aportación sirva para algo, aunque sea un pequeño grano de arena". Este es el mensaje conciso y cargado de intención con el que Ruth Ortiz me manda por email su carta abierta a la sociedad española. Se trata de un documento pdf titulado "VIOLENCIA VICARIA" y para llegar a su publicación hemos intercambiado mensajes y llamadas esparcidos durante meses.

En octubre se cumplirán trece años desde que no ve a sus hijos. Ruth y José fueron asesinados por el hombre del que se había separado, José Bretón, el progenitor de los pequeños y un preso que solo en una terapia grupal, una década más tarde, reconoció la autoría del doble filicidio pese a la contundencia de los hechos probados en el juicio. Los restos óseos calcinados de los niños de seis y dos años a duras penas pudieron recuperarse de una hoguera en la finca de Las Quemadillas (Córdoba) y su identificación tuvo a sus familiares en vilo y a los investigadores dando vueltas en círculo.

Trece años después, en un 2024 que se ha convertido ya en el año en el que más menores han sido asesinados por violencia vicaria desde que hay registros en España, según los datos del Ministerio de Igualdad, la carta abierta de Ruth, cedida para su publicación en exclusiva a RNE, se presenta más necesaria que nunca.

Advertencia: Ruth Ortiz no desea que se reproduzcan sus palabras en ninguna red social, ya que considera que en estas plataformas se generan debates mal intencionados que hieren a las víctimas y vulneran su derecho a la intimidad. RTVE respeta la petición expresa de la autora de la carta y no va a difundir esta noticia ni su carta en las redes sociales de la Corporación.

La carta de Ruth Ortiz

VIOLENCIA VICARIA, dos palabras a las que les ha tocado nombrar algo que no debería ser nombrado porque no debería existir.

¿Qué es la violencia vicaria? Algo tan inhumano y en algunas ocasiones, tan cruel y monstruoso, (cuando llega al asesinato), como es hacerle daño a niños y a niñas como medio y modo de dañar, de causar dolor, a las madres de estos menores.

Sí, en la mayoría de las ocasiones se trata de menores de edad, los seres más indefensos, inocentes, de almas puras, a los que hay que amar, proteger, guiar, acompañar y educar. En la mayoría de las ocasiones, los que ejercen esta violencia son los “padres” de estos niños y niñas, en otras, se trata de las parejas (pero no progenitores) de las madres.

Mi historia es la historia de una mujer maltratada desde el principio de una relación. Maltrato del que no fui totalmente consciente hasta después del asesinato de mis hijos. Sí, me tocó la versión más cruel, inhumana y monstruosa de la violencia vicaria. Mis hijos fueron asesinados por su “padre” en octubre del año 2011, concretamente, y, aunque me broten las lágrimas cuando lo escribo, fueron quemados en una hoguera; sus pequeños e indefensos cuerpos fueron quemados en una hoguera.

Fui una mujer maltratada desde el comienzo de mi relación con el asesino de mis hijos, desde primera hora di como normales comportamientos, actitudes, formas de pensar, formas de ver la realidad, formas de tratarme… que no eran normales, formaban parte del comportamiento de un machista, maltratador, y en mi caso, además, una persona con perfil psicopático, una verdadera bomba de relojería que, ni en mis peores pesadillas pudiera haber imaginado tener a mi lado. Como bien lo definí en su momento, estaba conviviendo con un lobo disfrazado, un lobo con piel de cordero.

El maltrato que sufrí fue psicológico, nunca físico. Pero este maltrato psicológico me fue anulando poco a poco y fue incrementándose con el paso de los años, hasta que llegó un momento en el que me sentía realmente mal, triste, infeliz, sin fuerzas y sin ser totalmente consciente, muy anulada.

En la última etapa de la relación recibí ayuda psicológica y mi familia también me apoyó. Comencé a darle vueltas a que tenía que hacer algo para cambiar mi situación, y por supuesto, la de mis hijos. Los hijos e hijas de un hogar donde hay violencia de género no son felices.

Yo quería intentar cambiar mi vida, mi situación y la de mis hijos. No quería, ni podía, seguir viviendo bajo el mismo techo que él. Me dijeron: “El mejor regalo que una madre puede hacerle a sus hijos es, ser feliz”. Yo solamente quería estar bien, recuperarme, coger fuerzas y llegar a estar todo lo feliz y bien posible para transmitir esa felicidad y bienestar a mis hijos. Reuní un poco de fuerzas y decidí separarme. Fue después de separarme cuando empecé a atisbar la maldad que el asesino de mis hijos llevaba dentro, pero solamente me dio tiempo a apreciar, por poner una similitud, la punta de un gran iceberg.

Ni un mes después de separarme, aparte de una mujer maltratada, pasé a ser víctima de violencia vicaria. La peor de las violencias de género que puede llegar a sufrir una mujer.

No sé cuál sería la mejor forma, y los pasos a seguir por una mujer maltratada con hijos, a partir del momento que decide separarse de su maltratador, lo que es cierto es que es un momento muy muy peligroso tanto para ella como para sus hijos, y se debería establecer un protocolo para dar protección y evitar tantos asesinatos de mujeres, niños y niñas.

El dolor por la pérdida, por el asesinato de forma tan cruel, de mis hijos, es sin duda lo peor que he pasado, y pasaré, en esta vida, y en siete vidas que llegara a vivir, nada de lo que me quede por vivir, por pasar, lo va a superar en dolor, en sufrimiento. Considero un verdadero milagro que algunas madres lleguemos a recomponernos un poco y volver a llevar una vida medianamente normal.

Durante generaciones y generaciones atrás hemos sido educados en una cultura machista, en mayor o menor grado, pero todos, en una cultura machista. Ningún niño, ninguna niña, nace machista, el machista se hace, el machismo es un producto de la sociedad y es la sociedad, todos, los que tenemos que luchar para erradicarla.

Los padres y madres deberían educar a sus hijos e hijas en igualdad, somos iguales en derechos y obligaciones. Solamente creo en la educación como método y forma de erradicar el machismo, la violencia de género y dentro de ella, la violencia vicaria. Siempre quedarán psicópatas que lleguen a asesinar, pero será un porcentaje pequeño comparado con todos los asesinos que no son psicópatas y sí machistas y maltratadores que se creen superiores y dueños de las mujeres.

No quiero terminar este escrito sin dejar de acordarme de muchas madres, muchas, algunas de las cuales conozco, y que también están sufriendo violencia vicaria sin que hayan asesinado a sus hijos.

Hay dos tipos de machistas maltratadores que ejercen violencia vicaria (desde mi punto de vista): los que hacen todo el daño posible de golpe, es decir, asesinan a sus hijos, y los que deciden que tienen toda una vida por delante y muchas ocasiones, cada día, cada semana, cada mes, cada año, para hacerle daño a la madre de sus hijos. Este segundo tipo de violencia vicaria es el que sufren muchas mujeres que viven un verdadero calvario, mujeres a las que, de la noche a la mañana, y sin ningún motivo real, les arrancan a sus hijos de su lado. Se trata de madres normales que lo único que quieren es la felicidad, el bienestar de sus hijos. Los “padres” maltratadores, que, por supuesto, no son buenos padres, pero tienen poder económico y contactos, mueven todos los hilos a su alcance y consiguen arrancar a los menores del lado de sus madres. Muchas de estas madres ven a sus hijos en puntos de encuentros, algunas pasan años sin poder ver a sus hijos y, además, se ven sumidas en procesos judiciales que les quitan la energía, la alegría y el dinero.

Igual que un buen padre, un buen hombre nunca asesinaría a un hijo. Un buen padre tampoco arrancaría a un niño, a una niña, de los brazos de su madre.

Solamente una educación en igualdad desde la más tierna infancia conseguirá erradicar la violencia vicaria. Hagámoslo posible, está en juego la vida de muchas mujeres, de muchos niños y niñas.

Ruth M.ª Ortiz Ramos

El forense clave en el caso

En el segundo programa de Al margen de la ley de RNE (los sábados a las 2:00, una hora menos en Canarias) hablaremos con Paco Etxeberria, el médico forense que en 2013 jugó un papel determinante en la investigación del caso Bretón al identificar los restos óseos de Ruth y José.

Al margen de la ley - Paco Etxeberria: "Para mí la sentencia de Bretón es correcta" - Escuchar ahora

Si sufres maltrato, pide ayuda

El 016 atiende a todas las víctimas de violencia machista las 24 horas del día y en 53 idiomas diferentes, al igual que el correo 016-online@igualdad.gob.es; también se presta atención mediante WhatsApp a través del número 600000016, y los menores pueden dirigirse al teléfono de la Fundación ANAR 900 20 20 10.

En una situación de emergencia, se puede llamar al 112 o a los teléfonos de la Policía Nacional (091) y de la Guardia Civil (062) y en caso de no poder llamar se puede recurrir a la aplicación ALERTCOPS, desde la que se envía una señal de alerta a la Policía con geolocalización.