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Arranca el juicio por el asesinato de Juana Canal 21 años después: todas las claves

  • Juana Canal desapareció el 23 de febrero de 2003 tras una discusión con su pareja

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Arranca el juicio del asesinato de Juana Canal 21 años después

La Audiencia de Madrid inicia este lunes el juicio contra Jesús Pradales, el presunto asesino de Juana Canal. El crimen se produjo en 2003 y en 2022 el presunto culpable confesó haber descuartizado el cuerpo y enterrado los restos de la víctima en una finca de Ávila.

El abogado del acusado defiende que se trata de un homicidio involuntario o imprudente, ya que el Pradales reconoció los hechos, asegurando que él no tenía intención de matarla. En cambio, la acusación particular y la Fiscalía sostienen que fue un homicidio intencionado.

Te contamos todas las claves de este caso cuyo juicio comienza 21 años después de la desaparición del cuerpo de Juana Canal. Su pareja fue detenida en el año 2022, cuando la policía confirmó que los huesos hallados en un terreno de Ávila pertenecían a la víctima.

¿Qué ocurrió en febrero de 2003?

Juana vivía en Madrid con sus dos hijos y su pareja, Jesús Pradales. Tras una fuerte discusión con el mismo desapareció y fue el 22 de febrero de 2003 cuando uno de los hijos, al regresar al domicilio tras pasar la noche fuera, encontró una nota escrita por Pradales. En ella, el acusado señalaba que habían tenido una discusión y que ella había tomado "muchas pastillas", había salido corriendo y no había conseguido encontrarla.

Según el presunto asesino, ambos discutieron por dinero y la mujer le tiró por el retrete la recaudación que había obtenido él ese día con su taxi. Juana, tras ser agredida durante la discusión, llamó a la Policía, que acudió al piso de la madrileña calle Boldano sin realizar ninguna diligencia. Al marcharse los agentes, la discusión continuó y el hombre asestó un fuerte golpe a Juana Canal.

Minutos después, Pradales se dio cuenta de que estaba muerta ―un desenlace que él aseguró que no buscaba― y fue cuando procedió a su descuartizamiento y posterior traslado en maletas al paraje de Navalacruz, en la provincia de Ávila, según ha relatado su abogado.

¿Por qué han pasado tantos años hasta celebrar el juicio?

El caso se archivó en 2003 porque el cadáver no apareció y los investigadores no pudieron descartar que se tratase de una desaparición voluntaria. Sin embargo, en septiembre de 2019 unos excursionistas encontraron un cráneo y un fémur que finalmente se determinó que eran de Juana Canal. La coincidencia entre los restos encontrados y el ADN de la víctima se conoció policialmente a los pocos meses, pero nadie lo comunicó a la familia hasta tres años después. Ante estos hechos, la investigación se reactivó.

¿Cuándo detuvieron a Pradales?

El 26 de octubre de 2022, Jesús Pradales fue detenido por el asesinato de su expareja después de que el dispositivo de búsqueda encontrará los restos óseos de Juana en un paraje de Ávila. Al día siguiente, el presunto culpable confesó haberla descuartizado en Madrid y ocultar sus restos en una finca.

El detenido señaló a los investigadores el punto donde ocultó los restos y las autoridades realizaron el registro del terreno situado en el municipio abulense de Navalacruz, donde se halló restos del cadáver en 2019. Una de las hipótesis que tuvo la Policía es que la víctima fue asesinada en su propio piso en Madrid y posteriormente su cuerpo fue trasladado.

El 17 de octubre los agentes encontraron en Ávila el otro fémur y un hueso de cadera, previsiblemente también de la misma mujer.

La versión del acusado

El relato de los hechos formulado por la defensa difiere completamente al de las acusaciones, que sostienen que la mató. Según la defensa, Juana Canal era "consumidora, adicta a alcohol y pastillas y se encontraba bajo procesos depresivos". El escrito recoge que el 22 de febrero, como consecuencia de una discusión, "una patrulla de la Policía Nacional acudió al inmueble". Estos hablaron con ambos y "abandonaron el domicilio al entender que no era necesaria ni su presencia ni actuación alguna ni contra Jesús ni Juana".

Posteriormente a dicha disputa, según el abogado del presunto culpable, Pradales tenía intención de irse de la vivienda, pero "Juana comenzó a agredirle y golpearle con sus manos y puños con la intención de evitar que abandonase el domicilio, llegando incluso a quemarlo con un cigarrillo".

El relato sigue con que Jesús Pradales, sin intención de causarle daño, trató de protegerse poniendo sus antebrazos en la cara y cabeza. Debido a esto, la víctima perdió el equilibrio por el impacto y según la defensa, también por su "probable afectación por el consumo de alcohol y pastillas". Juana se golpeó la cabeza "de manera violenta, cayéndose al suelo y falleciendo instantáneamente como consecuencia de dicho fortuito impacto mortal".

Tras percatarse de que Juana Canal había perdido la vida y ante el evidente temor de que lo acusasen de causar voluntaria e intencionadamente su muerte al haber estado previamente la Policía como consecuencia de la inicial discusión, Pradales "procedió a esconder el cuerpo de Juana Canal en la localidad de Navalacruz, sin manifestar a nadie lo ocurrido realmente".

¿A qué pena se enfrenta?

La vista oral se celebrará desde el 16 de septiembre hasta el próximo 4 de octubre. Los hechos serán enjuiciados con un jurado popular, que se ha seleccionado este lunes. La Fiscalía de Madrid y la acusación particular, que ejerce el letrado Juan Manuel Medina, solicitan una condena de 15 años de cárcel por un delito de homicidio. Además, el fiscal aprecia que se produce una agravante de parentesco, mientras que el abogado de la familia le suma la circunstancia agravante de género.

También tanto la Fiscalía como la acusación particular piden que Pradales indemnice a los familiares: el fiscal pide 350.000 euros y el abogado de la familia exige 640.000 euros.

Recogemos el testimonio del asesino confeso de Juana Canal, Jesús Pradales, ante el juez - Ver ahora

Frente a ello, el abogado del investigado considera que el relato de los hechos de su cliente no demuestra que sea culpable de homicidio y entiende que no existe actividad delictiva por su parte y, por tanto, no concurre a fijar pena alguna. Por ello, pide que se aprecie un delito de homicidio con las atenuantes de confesión y dilaciones indebidas. Sostiene que se trata de un homicidio involuntario o imprudente, ya que el acusado reconoció los hechos, pero precisando que él no tenía intención de matarla, y que se deshizo del cadáver por miedo.