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El Banco de España eleva medio punto el crecimiento este año, hasta el 2,8%, por el turismo y la inmigración

  • Mejora una décima el pronóstico de inflación de 2024, hasta el 2,9%, y empeora el de 2025, hasta el 2,1%
  • La economía española crecerá más de lo esperado también en los dos próximos años, pero a un ritmo más lento: 2,2% y 1,9%

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El Banco de España eleva la previsión de crecimiento al 2,8%

El Banco de España ha revisado al alza la previsión de crecimiento del producto interior bruto (PIB) este año, hasta el 2,8%. Esto es medio punto porcentual más de lo estimado en junio, una mejora que vincula con el aumento de la población por la inmigración, la "resiliencia" de las manufacturas españolas comparadas con otros países del entorno y al aumento de la demanda exterior, con especial mención al turismo.

El informe de "Proyecciones macroeconómicas e informe trimestral de la economía española", publicado este martes, eleva tres décimas la proyección de crecimiento de 2025 (hasta el 2,2%) y dos décimas la de 2026 (hasta el 1,9%).

Sin embargo, las previsiones de inflación experimentan muy pocos cambios en sus últimos cálculos, que son mejores de lo esperado para este año (la tasa se quedaría en el 2,9%, una décima menos de lo anticipado en junio) y peores para el año que viene (2,1%, una décima más). El aumento de los precios estimados para 2026 se sitúa en el 1,8%, igual que en el anterior boletín.

"Notable fortaleza" de la economía, pero preocupan el consumo y la inversión

El boletín del Banco de España refiere una "notable fortaleza" de la economía española, tanto en comparación con los países de la eurozona como respecto al propio potencial, al encadenar los dos primeros trimestres con un crecimiento del 0,8%.

Pero junto a las "dinámicas favorables" antes citadas (migración, manufacturas, exportaciones y turismo), encontramos algunos matices. Primero, el crecimiento del tercer trimestre se espera algo más moderado, en el 0,6%. Segundo, el comportamiento del consumo de las familias y de la inversión ha sido peor de lo esperado en la primera mitad del año y, recuerdan los analistas de la institución, estos son "pilares fundamentales para un crecimiento robusto y sostenible".

"Podría condicionar la capacidad de la economía española para mantener en los próximos trimestres el elevado dinamismo reciente, sobre todo teniendo en cuenta que, tal como apuntan algunos indicadores, la contribución del sector exterior al crecimiento podría moderarse en el futuro", advierten en el informe que, no obstante, menciona que la inversión en vivienda y el consumo público sí han dado muestras de expansión.

La demanda exterior neta ha aportado buena parte del crecimiento del PIB y, según el documento, esto refleja tanto el "extraordinario dinamismo" del turismo, favorecido por unos flujos más repartidos en el calendario y en la geografía española, como el "avance continuo" del resto de exportaciones. En la otra cara de la moneda, no obstante, está el "escaso" vigor de las importaciones, lo que ha favorecido un saldo positivo.

En el lado de la oferta, el Banco de España recoge que crece sobre todo el comercio, la hostelería y las actividades recreativas y artísticas. La industria y la construcción también lo hacen, aunque con menos dinamismo que en el primer trimestre del año. Así, solo las actividades inmobiliarias y la agricultura y la pesca han retrocedido en el segundo trimestre.

El supervisor español recuerda que el Banco Central Europeo ha revisado en una décima a la baja el crecimiento de la zona euro, hasta el 0,8% en 2024, el 1,3% en 2025 y el 1,5% en 2026, aunque puede seguir considerándose una "senda de recuperación gradual de la actividad". A ello contribuye el dinamismo de la demanda interna, en contraposición a las "sorpresas negativas" que han dado las manufacturas europeas, la macha general de Alemania y, como sucede en España, el consumo de los hogares y la inversión.

La inflación persiste, sobre todo, en turismo y restauración

Las ligeras correcciones en la tasa de inflación para este año (2,9%, una décima menos) y el próximo (2,1%, una décima más) se relacionan con el comportamiento hasta ahora, con unos precios de la energía y los alimentos más bajos de lo previsto en junio y, en cambio, un encarecimiento de los servicios.

Además, justifican el ajuste a la baja de la inflación este año por la decisión del Gobierno antes del verano de prorrogar la rebaja del IVA a los alimentos esenciales y de incorporar el aceite de oliva a ese grupo.

"La inflación general se mantendrá en torno a los niveles actuales —o ligeramente por encima de estos— en el tramo final de este año y a comienzos de 2025, y retomará su senda de desaceleración a partir de entonces", explican los técnicos, que recuerdan que se viene de una tasa del 3,4% en 2023.

Por contra, en la tasa subyacente, resultado de excluir la energía y los alimentos sin elaborar, observan una "mayor persistencia" por los servicios y, especialmente, por la restauración y turismo durante el verano. Según indica el informe, llegó a situarse en el 4,9% en agosto para dichos sectores, mientras en el resto de servicios se mantuvo estable.

Así, en adelante, la tasa que alcanzó el 4,1% en 2023 prevén que siga moderándose a lo largo de este año, hasta el 2,8%, y continúa cayendo al 2,2% en 2025 y el 1,9% en 2026. Así, el objetivo del 2% que marca el Banco Central Europeo se logrará en algún momento en el próximo bienio.

El boletín justifica esta senda para la inflación subyacente por la previsible ralentización de la demanda y los costes de producción, pero admite que el fin de los descuentos al transporte público, previsto para principios de 2025, presionará al alza.

El paro bajará de la cota del 11% en 2026

El Banco de España mantiene sus proyecciones respecto al empleo para este año, con una tasa de paro del 11,5%. Las perspectivas de desempleo mejoran, en cambio, en tres décimas para el próximo (11%) y en cinco décimas para 2026 (hasta el 10,7%).

La caída de la tasa de paro encuentra su límite en dos factores, según señala el informe: un menor ritmo en la creación de empleo y un aumento de la población por los flujos de inmigración "relativamente elevados". A esto se suma el envejecimiento de la sociedad española, lo que resta "fluidez" al mercado laboral y puede estar relacionado con las dificultades para emparejar empresas y trabajadores, es decir, con el hecho de que haya gente en paro y sectores con vacantes.

"Es destacable el estancamiento que se ha observado desde hace un año en el stock de parados de larga duración —en el entorno de 1,1 millones de personas y con una incidencia que exhibe cierta resistencia a caer por debajo del 40%—. Esto podría sugerir que una buena parte del stock de desempleados existente es de carácter estructural, lo que dificultaría su reducción mediante avances de la actividad de naturaleza cíclica", reflexiona el Banco de España.

En cuanto al mercado laboral, un último apunte: se ha desacelerado la remuneración por asalariado (con una tasa interanual del 4,8% frente al 6% de 2023, si bien lo sigue considerando una evolución "positiva") y se ha mejorado la productividad en el segundo trimestre del año.

Estos dos factores bajan los costes laborales de las empresas, las cuales mantienen sus márgenes "relativamente estables" y en niveles prepandémicos. Existen en esto importantes diferencias entre sectores, con márgenes más altos en las manufacturas y los servicios de mercados, y más bajos en la construcción.

Los riesgos: guerras, ultraderecha y tipos de interés

El Banco de España observa unos riesgos por lo general "a la baja", si bien persisten cuestiones que vienen repitiéndose en los anteriores informes. La principal preocupación sigue siendo la elevada tensión geopolítica, con la guerra en Ucrania y la Franja de Gaza como principales focos, así como las tensiones comerciales mundiales. Como novedad, señala "los últimos resultados electorales en Francia y Alemania", en los que se ha observado un avance de las fuerzas de extrema derecha, y las próximas elecciones presidenciales en Estados Unidos.

Preocupa igualmente que puedan producirse correcciones bruscas en el precio de los activos financieros si, por ejemplo, la Reserva Federal o el Banco Central Europeo dan un giro abrupto en sus sendas de tipos de interés. "Podría tener un efecto negativo sobre la actividad económica global y, por ende, sobre la inflación", señala el informe, que califica de "equilibrados" estos riesgos. Además, con relación los precios, reconoce una "notable incertidumbre" sobre la velocidad en la caída de la inflación, dada la persistencia en los servicios que antes desgranábamos.

"Incertidumbre" es lo que refiere también en cuanto a la evolución del consumo de los hogares y la inversión empresarial, con un comportamiento "débil" en los últimos trimestres. La economía española necesitaría que revitalizasen si la demanda exterior se reduce paulatinamente como se espera.

Por último, el Banco de España considera que se necesitará un ajuste presupuestario de entorno a medio punto porcentual del PIB al año para cumplir con las reglas fiscales europeas.

"Este ajuste fiscal no está incorporado en las actuales proyecciones, pues aún no existe suficiente concreción acerca de las medidas de ingresos y gastos que se desplegarían como parte del mismo", aclara el informe, mientras el Gobierno negocia con los grupos parlamentarios para aprobar unas nuevas cuentas para 2025. El resultado, de momento, está en el aire.