Teletrabajo, el modelo laboral que ha tardado en implantarse más de medio siglo
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- La semana laboral de ocho horas, de lunes a viernes, la inventó el empresario estadounidense Henry Ford, en 1920
El modelo laboral del teletrabajo se experimentó en los años 70 sin éxito alguno y ha sido con la llegada de la pandemia cuando ha comenzado a implantarse en algunos empleos. Esta nueva forma de trabajar ha modificado en gran parte nuestras vidas y el debate se ha instalado en la sociedad.
Partidarios y detractores analizan sus beneficios y los perjuicios que está originando el teletrabajo, desde el punto de vista de los empresarios, los trabajadores y las complejas repercusiones medioambientales, sociales y económicas que conlleva el trabajo a distancia de la oficina.
El teletrabajo no lo inventó la pandemia
En 1973, coincidiendo con la gran crisis del petróleo en Estados Unidos, el ingeniero de la NASA, Jack Nilles, comenzó a buscar una forma de reducir las necesidades de los combustibles de los estadounidenses de a pie y el impacto que provocaban en el medio ambiente.
Nilles recuerda el día que un urbanista le comentó que, si habían sido capaces de haber puesto a un hombre en la Luna, cómo no hacían nada para combatir el tráfico. Este desafío le condujo a pensar que todos esos trabajadores, que cada día congestionaban las carreteras para ir y venir a sus oficinas, podrían dejar de hacerlo, si se llevaba el trabajo al trabajador.
Junto a un equipo de expertos de la Universidad de California del Sur, Nilles se embarcó en un proyecto con una compañía de seguros donde experimentaría el modelo del teletrabajo. “Calculamos que el beneficio neto para la empresa sería de entre cuatro y cinco millones de dólares al año”, advierte el ingeniero a quien se le atribuye el concepto de ‘teletrabajo’.
Sin embargo, y contra todo pronóstico, la empresa dijo: “sí, ha sido un gran experimento, pero olvídenlo, no lo haremos”. Casi 50 años después, la pandemia de COVID-19 “ha puesto en práctica una nueva forma de trabajar”, asegura Tania Saba, profesora de Diversidad y Gobernanza de la Universidad de Montreal.
El abogado David Miller teletrabaja. “Antes tenía que desplazarme y ahora estoy sentado frente a mi escritorio más temprano por la mañana y no apago el ordenador a la hora que solía hacerlo”. Él es un claro ejemplo del beneficio medioambiental que aporta el trabajo a distancia y por el que abogaba Nilles en los años 70.
“Antes tenía que desplazarme y ahora estoy sentado frente a mi escritorio más temprano por la mañana y no apago el ordenador a la hora que solía hacerlo“
Medio siglo después, el ingeniero insiste en que los teletrabajadores son los únicos que están contribuyendo a disminuir el calentamiento global por no coger el coche para ir a trabajar.
Cuando el teletrabajo divide, aísla y asusta al empresario
Que el teletrabajo ha cambiado nuestras vidas es una realidad, pero no para todos. “Tendemos a ver más el lado positivo, a esa gente a la que le va bien”, explica Sid Ahmed Soussy, sociólogo del Trabajo de la Universidad de Quebec. Los expertos coinciden en que cada vez son más frecuentes el trabajo precario y el deterioro de las condiciones laborales.
Además, existen unas ocupaciones, que por sí mismas, admiten la posibilidad de teletrabajar y otras que no. “Este cambio de paradigma es preocupante porque divide a clases que antes no estaban tan claramente separadas”, añade Soussy.
Otro de los inconvenientes más señalados por los partidarios del presentismo, como la directora ejecutiva Carole Breton, es que “con el teletrabajo no existe contacto físico entre las personas”. Ella ve un problema claro en los primeros contratos, cuando el trabajador necesita establecer redes personales y relaciones sociales, que no podrá tender, si desempeña su empleo desde casa. “Cuando la gente trabaja a distancia, no se siente parte de un equipo”, asegura Jean Nicolas Reyt, profesor de la Universidad McGills y experto en el estudio del modelo de teletrabajo.
Y a esta circunstancia se suma la de los directivos que necesitan tener a la gente donde los puedan ver. “Los administradores de empresas tienen miedo al cambio”, asegura Jack Nilles. Y si “el empresario no piensa necesariamente que sus empleados estén trabajando cuando están en casa”, advierte Miller, es porque, además, no confía en sus equipos.
En lo relativo a la responsabilidad de los trabajadores para con sus empresas, “la gente que es proclive a no trabajar en exceso, no es muy productiva”, apunta el abogado Howard Levitt, experto en Derecho Laboral y del Empleo.
¿Si trabajo desde casa, trabajaré desde casa?
La pregunta crucial que ocupa el debate social sobre el nuevo modelo laboral y sus beneficios es “¿trabajan los teletrabajadores, más o menos?”, repite el profesor Reyt. “Los que son trabajadores en la oficina, también lo serán en su casa”, responde sin dudar.
“Los que son trabajadores en la oficina, también lo serán en su casa“
Los estudios que se han hecho al respecto demuestran que se trabaja más, porque los empleados añaden a su jornada los tiempos de desplazamiento y al estar más contentos son más productivos. El director artístico de videojuegos, Jean Loic Fontaine, lo tiene claro. “La gente ha demostrado que la economía no colapsará, si trabajamos desde casa”.
Cada día, hay más personas que creen que el modelo laboral tradicional está en vías de desaparición.
“La familia es más importante que el trabajo, eso es lo que la gente tiene que entender“
Las nuevas generaciones tienen el deseo de cambiar las cosas, quieren un trabajo estimulante, independencia y buscan valores hedonistas que giren en torno a disfrutar de su trabajo y no solo ganar dinero para subsistir. “La familia es más importante que el trabajo, eso es lo que la gente tiene que entender”, subraya la profesora Saba. El debate está en la calle y está servido.