La Policía refuerza la teoría de que la muerte de Juana Canal no fue un accidente como afirma el acusado
- La Fiscalía y la acusación particular solicitan una pena de 15 años de prisión por homicidio doloso
- Las investigaciones han arrojado nuevos datos sobre la noche del suceso
El inspector de la Policía Nacional encargado de la investigación sobre la desaparición y muerte de Juana Canal ha ratificado ante el tribunal que la muerte de la víctima no fue accidental. El cuerpo de Canal fue hallado 16 años después de su desaparición en 2003. Esto contrasta con la versión del acusado, Jesús Pradales, quien era pareja de la fallecida en ese momento.
Este miércoles, la Audiencia Provincial de Madrid ha continuado con el juicio. Tanto la Fiscalía como la acusación particular solicitan una pena de 15 años de prisión para Pradales por un delito de homicidio doloso.
Durante el juicio, el inspector jefe del grupo de Homicidios ha subrayado que en sus más de 11 años de experiencia nunca había visto un caso en el que, ante una muerte accidental, una persona presa del pánico reaccionara como lo hizo el acusado. Según Pradales, la noche del 22 al 23 de febrero de 2003, empujó a Juana durante una discusión, y al percatarse de que había muerto, entró en pánico, descuartizó el cuerpo y se deshizo de los restos. Sin embargo, el investigador ha señalado que la ausencia de errores en las acciones del acusado y la forma en que manejó la situación no concuerdan con un estado de pánico. Esto les hizo "cambiar el chip" y pensar que se trató de un homicidio doloso y no de un accidente.
Sospecharon de una muerte intencionada desde el principio
El capitán de la unidad de Policía Judicial de la Guardia Civil de Ávila también ha apoyado esta teoría. Los restos de la víctima fueron hallados por senderistas cerca de una finca de la familia del sospechoso.
En este sentido, ha añadido que, al confirmar que los restos eran de Juana, sospecharon que su muerte fue intencionada. Consideran que el acusado la mató y la enterró en ese lugar. Además, ha argumentado que si hubiera sido un accidente, Pradales habría llamado a los servicios de emergencia. Una simple inspección ocular habría revelado la verdad.
En cuanto al descuartizamiento del cuerpo, los investigadores no han logrado confirmar si tuvo lugar en el baño del piso donde vivían, además han manifestado dudas sobre dicha hipótesis. Por su parte, el inspector de Policía ha sugerido que el descuartizamiento podría haber ocurrido en la finca. Una opción que, según ha subrayado, podría considerarse "ideal" por la ausencia de testigos. Asimismo, era más plausible debido a que la finca contaba con herramientas más adecuadas que las que el acusado afirmó haber utilizado.
La investigación revela nuevos detalles
Las investigaciones han evidenciado nuevos detalles del suceso. El jefe del grupo de Homicidios ha explicado que, al investigar la desaparición, tuvieron que retroceder casi dos décadas para identificar al acusado. Durante la investigación, recuperaron una llamada de la víctima al 091 la noche de su desaparición. En ella, Juana alertaba que su pareja la estaba agrediendo. Sin embargo, la patrulla que respondió no actuó al notar que la discusión había cesado.
El caso también ha revelado la conducta posterior del acusado, quien ofreció varias versiones sobre lo sucedido. Los investigadores han descubierto, a través de sus llamadas telefónicas, que mintió a sus familiares y se refirió a la víctima como "la mellada". También han encontrado más de un centenar de búsquedas relacionadas con el caso en su dispositivo, lo que aumenta las sospechas sobre su implicación.
Según el guion previsto por la Sala, y que es susceptible de cambios durante la vista, a partir del miércoles testificarán, hasta el 25 de septiembre, casi una veintena de policías y guardias civiles, así como una decena de peritos, forenses y familiares de Canal y de Pradales. Este último continúa sosteniendo que la muerte fue accidental.