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Centros en Albania y trabas a los barcos de rescate: así es la política migratoria italiana de Meloni que elogia Feijóo

  • El líder del PP se reúne este jueves con la dirigente ultra italiana buscando una "alianza europea" sobre migración
  • En el último año Italia ha reducido en un 60% las llegadas y ha protagonizado polémicas con las organizaciones humanitarias

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La primera ministra italiana, Giorgia Meloni, en una visita reciente a Roma de su homólogo británico, Keir Starmer
La primera ministra italiana, Giorgia Meloni, en una visita reciente a Roma de su homólogo británico, Keir Starmer EFE/EPA/FABIO FRUSTACI

El debate migratorio sacude Europa, y el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, busca fuera de nuestras fronteras ejemplos de cómo afrontar las llegadas irregulares de extranjeros en plena ofensiva contra el Gobierno por esta gestión. En su búsqueda de una "alianza europea" en este ámbito, ha pasado por Grecia y este jueves se reúne en Roma con la primera ministra italiana, Giorgia Meloni.

Feijóo ha elogiado en varias ocasiones la gestión de Meloni, "que ha reducido en un 60% la migración irregular", y que "ha gestionado la migración mucho mejor" que Pedro Sánchez. 

Polémica por el bloqueo de barcos de rescate humanitario

La visita llega en plena tormenta política en Italia por la petición de la Fiscalía de seis años de cárcel para el ministro Matteo Salvini por bloquear a una nave con 147 migrantes rescatados en el Mediterráneo en 2019

El líder de la ultraderechista Liga, ahora titular de Transportes y entonces de Interior, impidió desembarcar al barco de la ONG española Open Arms, lo que obligó a sus ocupantes a pasar 20 días de agonía en alta mar. Meloni le ha defendido criticando que pueda ir a la cárcel un ministro por "defender los confines de la Nación".

Aquella política de "puertos cerrados", una ofensiva contra los rescates humanitarios, ha sido retomada en parte por el actual gobierno de Meloni, una coalición de partidos de derecha y extrema derecha que está al frente del país desde finales de 2022. 

Poco después, a principios de 2023, se promulgó el conocido como decreto Piantedosi, por el nombre del ahora ministro del Interior —del partido de Salvini—, que de nuevo pone trabas al rescate de las organizaciones humanitarias: limita el número de rescates, obliga a las ONG a informar previamente de los mismos y asigna puertos lejanos para el desembarco, que obliga a los barcos a navegar cuatro o cinco días más para trasladar a las personas rescatadas.

Las organizaciones han denunciado que la política de Meloni contraviene el derecho internacional y el Consejo de Europa ha reclamado al Ejecutivo transalpino que dé marcha atrás a la norma, debido a que podría privar a los migrantes de una "asistencia vital".

La última polémica se ha vivido con el bloqueo del barco humanitario de Médicos Sin Fronteras, multado y bloqueado este verano durante 60 días tras rescatar a casi 200 migrantes y, según el Gobierno de Roma, no informar de uno de esos rescates. La Justicia ha suspendido ahora el bloqueo.

Externalizar la acogida a Albania, medida estrella de Meloni

Pero sin duda la propuesta más controvertida en materia de migración de Meloni es la de externalizar a un tercer país, concretamente Albania, la acogida temporal de solicitantes de asilo mientras se tramitan sus peticiones.

La líder del partido ultra Hermanos de Italia firmó junto a su homólogo albanés el año pasado un acuerdo para construir en este país balcánico dos centros de identificación y acogida para los inmigrantes rescatados en el Mediterráneo, con una capacidad máxima de 3.000 personas al mes, o 36.000 al año.

Para todos los públicos Paralización de barcos y nuevos centros en Albania: las medidas de Meloni para la inmigración ilegal
Transcripción completa

Es uno de los últimos rescates en el Mediterráneo

de la ONG Médicos sin Fronteras.

Apenas desembarcados los inmigrantes,

el Gobierno italiano decretaba esta semana

la paralización del barco alegando que no informó a tiempo del rescate.

Es una de las estrictas medidas

a las que el Ejecutivo de Giorgia Meloni somete a las ONG

que operan en aguas italianas.

Tampoco les permite hacer más de un rescate seguido

sin antes desembarcar en el puerto asignado,

muchas veces a cientos de millas de distancia.

"Este deliberado obstáculo a la acción humanitaria",

aseguran, "está incidiendo en un aumento del número de muertos".

En dos años han retenido a 25 barcos,

pero esta vez la Justicia ha dado la razón a Médicos sin Fronteras

y ha levantado la sanción.

Mientras el Gobierno italiano saca pecho

del fuerte descenso

que ha experimentado la llegada de migrantes a sus costas.

Este año, menos de la mitad que el año pasado.

Detrás están los acuerdos

que Meloni ha firmado con los países de los que parten los inmigrantes

para que frenen la salida de pateras.

Y está por ver el efecto de otra de sus medidas estrella:

la construcción en Albania de dos centros

para llevar allí a los inmigrantes rescatados

en el mar.

Las expulsiones se harán sin que pisen suelo italiano.

El pulso Gobierno-ONG tendrá un capítulo aparte

cuando se conozca la inminente sentencia

del juicio a Salvini,

exministro del Interior por impedir durante tres semanas

el desembarco de inmigrantes de la ONG española, Open Arms.

Paralización de barcos y nuevos centros en Albania: las medidas de Meloni para la inmigración ilegal

Para organizaciones humanitarias y expertos en migración, esta externalización es muy perjudicial para los migrantes. "Este enfoque compromete las protecciones básicas para los refugiados y les impide acceder a territorio europeo", con los derechos que ello supondría, ha señalado este jueves en una entrevista en TVE Cecilia Estrada, directora de la Cátedra de Refugiados y Migrantes Forzosos de la Universidad Pontificia Comillas.

En estas instalaciones rodeadas de "alambres de púas", los solicitantes de asilo pasarán una media de 28 días hasta que se tramite su petición, señala esta profesora, y "no se sabe cuáles son las condiciones en las que estarán". La UE, que ha defendido este modelo como "innovador", "no puede dar la espalda al derecho de asilo", ha incidido.

Cecilia Estrada, experta en migración: "Italia delega la responsabilidad del control fronterizo en los países de origen"

Un modelo alabado por el Gobierno laborista británico

La propuesta busca "descongestionar" la red de instituciones de acogida del sur del país, y tiene importantes paralelismos con el plan británico para enviar a Ruanda a los migrantes que llegaran irregularmente a las islas, planteado por el anterior Gobierno conservador y tumbado por la Justicia.

Precisamente, antes que Feijóo ha estado estos días en Roma el primer ministro británico, el laborista Keir Starmer. Este, muy crítico con el plan de Ruanda, ha alabado también la política de Meloni: "Italia ha conseguido progresos notables trabajando con los países de la ruta migratoria, afrontando las causas profundas de la inmigración y reduciendo las llegadas irregulares".

Por su parte, organizaciones como Amnistía Internacional han denunciado que el plan de Albania da luz verde a un sistema de "detenciones ilegales". La Unión Europea, por su parte, ha considerado que este acuerdo entra dentro de la ley.

Un 64% menos de llegadas en 2024

Meloni ha despertado un inusual consenso entre líderes de distinto signo, como Starmer y Feijóo, respaldada, como ambos han destacado, por la reducción en llegadas. 

Según los datos de Frontex, 41.250 personas han cruzado irregularmente la ruta del Mediterráneo Central (Italia) en los ocho primeros meses de este año, un 64% menos que las 114.000 llegadas del mismo periodo de 2023, un año récord para esta ruta y que llevó a Roma a decretar la emergencia nacional por la crisis migratoria. 

Contrasta esta caída con el aumento en la ruta canaria (25.000 llegadas, un 123% más que el año anterior) y con otro incremento, menos pronunciado, en Grecia (37.000 personas, un 39% más).

El propio Frontex, la agencia europea encargada de la vigilancia de las fronteras comunitarias, atribuye el descenso de la ruta del Mediterráneo central a las "medidas preventivas adoptadas por las autoridades tunecinas, libias y turcas", así como "los acuerdos firmados por la UE y los distintos Estados miembros con los principales países de salida".

El acuerdo con Túnez, clave para reducir las salidas de barcos

El acuerdo de la UE con Túnez, el país geográficamente más cercano a Italia y principal punto de salida en los últimos años, ha sido clave para frenar las llegadas. Meloni firmó, junto a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el entonces primer ministro neerlandés, Mark Rutte, un pacto en julio del año pasado con el presidente tunecino, Kais Saied, en el que se comprometían a realizar inversiones millonarias en el país magrebí a cambio de un mayor control en la salida de migrantes.

Saied ha sido muy criticado dentro de Túnez por la deriva autoritaria en su país y por sus declaraciones racistas contra los migrantes subsaharianos. Aseguró que  "hordas de migrantes ilegales" traían violencia a su nación, desatando una ola de xenofobia y llevando a detenciones masivas contra ellos.

Cada vez más peso en Europa

Meloni también ha apostado por las inversiones para fomentar el desarrollo en los países africanos y controlar así los flujos migratorios. Su principal medida es el llamado "Plan Mattei", presentado a principios de este año, y que incluye una dotación inicial de 5.500 millones de euros.

Los resultados de sus políticas no solo han atraído las alabanzas de líderes nacionales, sino que también le han permitido hacerse un nombre en Bruselas. La conservadora von der Leyen desató la polémica al abandonar el tradicional cordón sanitario a la ultraderecha en Europa y abrirse a pactos con el partido europeo de Meloni antes de las elecciones europeas de junio.

Finalmente, la dirigente italiana tendrá un peso importante en la recién nombrada Comisión Europea. Raffaele Fitto, uno de sus hombres fuertes de su Gobierno, será —si así lo aprueba la Eurocámara—, vicepresidente ejecutivo de Cohesión y Reformas. En una política europea que está girando a la derecha, Roma se configura así como un referente en política migratoria para dirigentes de todo el continente.