Israel tienta a la milicia libanesa con una guerra abierta: "A Hizbulá le conviene una guerra de desgaste"
- Es el mayor intercambio de ataques entre ambas partes desde que comenzó la guerra en Gaza hace cerca de un año
- No se trata del inicio de una guerra total, según la mayoría de los expertos
Los intercambios de ataques entre el Ejército de Israel y el partido-milicia chií libanés Hizbulá han ido a más en los últimos días desde las explosiones de buscas y walkie-talkies en Líbano que han causado esta semana 37 muertos y más de 3.500 heridos. Desde el 8 de octubre, un día después de que Hamás llevara a cabo un ataque en territorio israelí que causó la muerte a 1.200 personas y conllevó el secuestro de más de 200 rehenes, han tenido lugar combates transfronterizos que han supuesto el desplazamiento de miles de civiles y decenas de muertos.
Ahora la atención se centra en los próximos posibles pasos de Hizbulá y de Israel, después de las acciones coordinadas con explosivos ocultos en buscapersonas y en walkie-talkies, así como de los intensos bombardeos por parte de las fuerzas israelíes contra objetivos de la milicia en Líbano.
A pesar de ello, los expertos consultados por RTVE.es se muestran convencidos de que no se trata del inicio de una guerra abierta entre ambas partes. "Israel no ha desplazado fuerzas para una invasión terrestre. No se parece nada a los preparativos de la invasión terrestre de Gaza", afirma el analista israelí sobre Oriente Próximo, Ori Goldberg.
El doctor en Ciencias Políticas por la Universidad Complutense de Madrid (UCM), José Abu Tarbush, cree que "la confrontación, de momento, se ha mantenido en una zona de control que, más allá de la retórica, no parecían interesados en rebasar", aunque recalca que "es de temer que cada día que pasa, el riesgo de traspasar esa frontera se incrementa, sobre todo con acciones como estos ataques sucesivos".
Por su parte, el investigador de Centro de Asuntos Internacionales de Barcelona (CIDOB), Moussa Bourekba, cree que este intercambio de ataques "puede ser el preludio de una intensificación de esas provocaciones y básicamente entrar de facto en un escenario de guerra abierta y total entre milicia y el Estado israelí".
"Israel está casi dando por acabada la guerra en Gaza -cosa que sorprende porque los objetivos que se habían fijado no han sido logrados, Hamás sigue estando activo, aunque mucho menos que antes, y no se han liberado a los rehenes israelíes-, pero aun así existe esta voluntad de huida hacia adelante y de abrir una nueva guerra con Líbano", comenta.
El objetivo de Israel, hacer que Hizbulá sea quien comience la guerra total
El Gobierno de Benjamín Netanyahu ha enviado señales de estar dispuesto en entrar en una guerra abierta con Hizbulá. En este sentido, ahora ha establecido como nuevo objetivo el retorno de los residentes desplazados a sus hogares cerca de la frontera norte, después de que fueran evacuados por los ataques de la milicia libanesa.
Mientras tanto, el líder de Hizbulá, Hasán Nasrala, ha dejado claro que habrá represalias por los ataques de esta semana, pero ya ha sugerido en anteriores ocasiones que no está interesado en una guerra total que pudiera desembocar en un conflicto regional. Además, Líbano no puede permitirse iniciar un nuevo conflicto con Israel. El país se recupera de años de crisis económica que ha dejado a innumerables ciudadanos libaneses en la pobreza, al tiempo que vive otra crisis política que ha privado a los ciudadanos de muchos servicios básicos.
El analista israelí Ori Goldberg no cree que Israel "quiera empezar una guerra". "A Israel le da miedo, quizá quiera que sea Hizbulá quien comience una guerra", opina Goldberg. "Hizbulá está mirando cuál es la reacción general en todo el mundo a lo que ha hecho Israel y es probable que decida esperar porque eso es bueno para ellos", añade.
Afirma Bourekba que desde diciembre "hemos visto una tendencia que no ha dejado de intensificarse". "Es un patrón en el que Israel está provocando a Hizbulá con vistas a conseguir una declaración de guerra abierta. Salir un poco de esta guerra de desgaste en la que están, con intercambios de disparos cotidianos", explica el investigador del CIDOB. "Estamos en una situación en la que Israel está cada vez más determinado a provocar una respuesta de Hizbulá que no sea contenida y creo que, hasta ahora, las respuestas de Hizbulá desde el 7 de octubre sí que han sido contenidas, limitadas geográficamente. Israel está tratando de cambiar un poco las reglas del juego", añade.
En la misma línea, la catedrática de Estudios Árabes e Islámicos de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), Luz Gómez, explica a RTVE.es que la táctica de Hizbulá "es una respuesta más en diferido, más larga, una guerra más de desgaste con la que se sienten más cómodos, con ataques e incursiones y lo que podríamos llamar escaramuzas en la frontera, pero no una guerra abierta y directa".
"A Israel le vendría bien una guerra abierta y a Hizbulá le conviene más bien una guerra de desgaste", asevera.
Un golpe para Hizbulá, que muestra "vulnerabilidad"
En un discurso pronunciado este jueves tras los dos primeros ataques consecutivos con explosivos en buscapersonas y walkie-talkies, el líder de Hizbulá reconoció el gran impacto negativo que tuvieron para su organización. A pesar de admitir el "duro golpe", afirmó que "llegará el momento de ajustar cuentas" y prometió que los ataques no acabarían con la milicia.
"El momento de la verdad llegará. Su naturaleza, su alcance, cuándo y dónde… Eso es algo que definitivamente nos reservamos para nosotros", aseguró desde un lugar secreto.
Según la catedrática de Estudios Árabes e Islámicos de la UAM, el hecho de que Nasrala reconociera el "grave fallo de seguridad" "no significa que sea un paso hacia adelante en la solución del enfrentamiento que viene manteniendo Israel con Hizbulá".
A juicio de Abu Tarbush, los ataques han sido "algo inesperado, que viola los controles de seguridad de la organización y rompe parcialmente sus comunicaciones internas". "Sin afectar por ello a la estructura sustancial del grupo, crea un clima de incertidumbre y vulnerabilidad en su seno ante una situación de probable incremento y extensión de la guerra de baja intensidad que mantienen desde hace aproximadamente un año", señala.
El líder de la organización también condenó los ataques, que calificó de "masacres" que "cruzaron todas las líneas rojas" porque los dispositivos explotaron en zonas públicas. En los ataques del martes y el miércoles murieron al menos 37 personas, entre ellas niños.
"Esto supone una humillación que Nasrala reconoció en su discurso. Expone la debilidad del grupo, también lo desorganiza. Son muchas consecuencias que no acabamos de medir", opina Bourekba. "El efecto en Hizbulá ha sido exponer la vulnerabilidad de esta milicia, teniendo en cuenta que uno de los puntos fuertes de la organización -o al menos así lo describe en su propaganda- es supuestamente el carácter impenetrable de su sistema de comunicación", subraya.
El riesgo de propagación del conflicto por la región
Los temores de que la guerra en Gaza pueda desembocar en un conflicto más amplio han ido aumentando desde el ataque de Hamás en territorio israelí hace ya cerca de un año, el 7 de octubre de 2023.
Cada semana se registran incidentes violentos que ponen a la zona en máxima alerta, lo que hace crecer la inquietud de que el estallido de una guerra total entre la milicia libanesa y las fuerzas israelíes arrastre a toda la región. La comunidad internacional lleva meses intentando buscar la forma de reducir las tensiones entre Hizbulá e Israel, incluso el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas ha celebrado una reunión de emergencia este viernes para analizar la situación en Líbano.
Una guerra abierta entre Hizbulá e Israel sería un conflicto que dispararía la tensión y podría involucrar más directamente tanto a Irán como a Estados Unidos.
El secretario de Estado estadounidense, Anthony Blinken, hizo un llamamiento a la calma en Líbano tras los ataques. "No queremos ver ninguna escalada de acciones por parte de ninguno de los actores", señaló desde París. Además resaltó que Estados Unidos trabaja para lograr "una solución diplomática" a las tensiones entre Hizbulá e Israel.
"La tensión e inestabilidad están presentes y, por tanto, un incremento y regionalización del conflicto contribuiría a elevarlos con consecuencias igual o más catastróficas todavía de las que estamos viendo", indica Abu Tarbush. "Israel ha amenazado con reducir Beirut a escombros, al igual que Gaza. Sin menospreciar las consecuencias imprevisibles de toda acción y, en particular, de las de la dimensión de una guerra regionalizada", recalca.