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Los socialdemócratas ganan en Brandeburgo por un escaso margen a la ultraderecha, según los primeros datos oficiales

  • El SPD del canciller Olaf Scholz logra un 31,2%, frente al 29,8% cosechado por la AfD
  • Las encuestas daban vencedora a la formación de ultraderecha tras los buenos resultados en Turingia y Sajonia

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Los socialdemócratas ganan en Brandeburgo, según los primeros datos oficiales

El partido socialdemócrata (SPD) del canciller alemán Olaf Scholz habría logrado derrotar al partido de extrema derecha Alternativa por Alemania (AfD) por un escaso margen en las elecciones celebradas este domingo en el estado de Brandeburgo, que rodea Berlín, después de haber estado a la zaga durante toda la campaña, según los primeros datos oficiales.

Los socialdemócratas habrían obtenido el 31,2% de los votos, con la AfD pisándole los talones (29,8%), quedando por delante de la Alianza Sahra Wagenknecht (BSW), de corte izquierdista y que recién irrumpida en política se sitúa en el 12,1%.

Detrás quedaron los democristianos (CDU) con el 11,8% y los Verdes con un raspado 5%.

Más de dos millones de ciudadanos mayores de 16 años -poco más del 3% del electorado alemán- estaba convocado a votar en Brandeburgo, de los que 356.00 habían solicitado enviar su papeleta por correo.

Un 46% de los votantes llamados a votar habían participado según los datos provisionales de las 14:00 horas, lo que supone 14 puntos más que en las anteriores elecciones de 2019.

El SPD podría repetir coalición con demócratas y verdes

La ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD), clasificada como sospechosa de extremismo por los servicios de inteligencia alemanes, se quedaría con menos de un tercio de los escaños, lo que no le permitiría bloquear decisiones importantes de la cámara.

Pero el margen es muy escaso y AfD puede superar a los socialdemócratas según avanza el recuento, lo que obligaría al primer ministro en funciones, el popular Dietmar Woidke, a cumplir su amenaza de dimitir y no encabezar una posible coalición de fuerzas democráticas.

Con el conocido como 'cordón sanitario' por el momento en pie, la AfD no tendría posibilidades reales de gobernar, pero una victoria dificultaría en gran medida las negociaciones para formar una coalición que gobierne el 'Land', además de asestar otro golpe al ya maltrecho ejecutivo del canciller Olaf Scholz.

Pulso electoral en un país cada vez más polarizado

Los temas de migración y seguridad habían dominado toda la campaña - Brandeburgo tiene frontera con Polonia -, así como cuestiones sociales tales como la sanidad y la vivienda y de política internacional como la guerra de Ucrania.

Brandeburgo es el tercer y último 'Land' en celebrar comicios regionales este año en el este alemán, en donde la AfD ya arrasó en Turingia, donde fue primera fuerza con un 32,8 % de los votos y en Sajonia, donde con un porcentaje similar quedó a un punto escaso de los ganadores democristianos.

En las últimas elecciones regionales en Brandeburgo, el SPD ya logró vencer a la AfD por un estrecho margen de 26,2 sobre 23,5 puntos, mientras que los democristianos y los verdes se quedaron el tercer y cuarto puesto con el 15,6 y el 10,8 % de los votos, respectivamente.

Además, las encuestas habían augurado durante toda la campaña otro buen resultado para el AfD en este estado, donde preveían que podía consolidar su liderazgo tras los buenos resultados cosechados en Turingia y Sajonia, dos estados de gran peso en el este de Alemania, cuando apenas queda un año para las generales.

La contienda tiene lugar en un momento de elevada tensión a nivel nacional en un país cada vez más polarizado y con unos crecientes niveles de violencia política. El candidato del AfD, Hans-Christoph Berndt, partía como favorito para hacerse con la victoria a pesar de sus polémicas ideas, que levantan ampollas entre los sectores más progresistas. 

Berndt es el fundador de la asociación antiinmigración Zukunft Heimat, considerada por la Oficina Estatal para la Protección de la Constitución (la agencia de Inteligencia alemana dependiente del Ministerio del Interior) como una agrupación de extrema derecha e "influencia neonazi". 

Además, es conocido entre los miembros del partido por haber apoyado presuntamente al movimiento nacionalista Der Flügel, un grupo disuelto 'de iure' en la primavera de 2020 y que presentaba una ideología antisemita, contraria al Islam, ultranacionalista y xenófoba. Según la revista alemana Der Spiegel, el candidato forma parte de la lista de extremistas de ultraderecha de la Inteligencia alemana. 

Sin embargo, la última encuesta de intención de voto da al AfD un 28% de los apoyos, seguido a poca distancia por el candidato de los socialdemócratas del SPD, Dietmar Woidke, con un 25% de los respaldos. Justo detrás se encuentra el conservador Jan Redmann, que se haría con un 16% de las papeletas, según datos de INSA. 

El SPD recorta distancias pese al ascenso de la ultraderecha

Los socialdemócratas aspiran ahora a un 'sorpasso', en parte apoyados en la idea de que la victoria cosechada por la ultraderecha en Turingia y el significativo ascenso de los apoyos en Sajonia podrían reconducir los votos y convertirlos en un renovado apoyo a la formación del canciller, Olaf Scholz. 

Esto ha llevado a los expertos ha recalcar durante esta última semana que, si bien anteriormente la victoria del AfD parecía clara, ahora no puede darse por sentada y habrá que esperar al recuento oficial de todas las papeletas presentadas este domingo. 

A pesar del éxito previsto, Woidke podría seguir adelante con su coalición de Gobierno --formada por el SPD, la CDU y Los Verdes--, si bien ha anunciado que tiene previsto dimitir en caso de que su formación no sea la más votada en las elecciones, unas palabras con las que espera movilizar a sus votantes. 

Tras las elecciones de Turingia, donde la ultraderecha sí contará con la tan ansiada minoría de bloqueo, la tarea de vetar al AfD --que nació en 2013 y quedó en segundo lugar en las elecciones al Parlamento Europeo-- se ha vuelto más ardua en Alemania. Este resultado, que supone la primera victoria de la ultraderecha en un parlamento alemán desde la Segunda Guerra Mundial, llevó a principios de septiembre a cientos de personas a salir a la calle para protestar contra la extrema derecha. 

El aumento de la popularidad del AfD ha reabierto los debates en Alemania en torno a la extrema derecha, la migración, la economía y la relación con Rusia en plena invasión de Ucrania. El problema migratorio sigue siendo una de las principales preocupaciones para el electorado alemán, si bien desde Berlín han insistido en que el país necesita mano de obra extranjera cualificada para suplir los agujeros de su mercado laboral a medida que la población envejece, una situación que comparte con otros países de la Unión Europea. 

Sin embargo, el discurso de la formación se ha visto recientemente impulsado por el atentado perpetrado recientemente en la localidad de Solingen, que ya sirvió de vehículo para canalizar las posturas ultraderechistas de la formación de cara a los comicios en los estados de Turingia y Sajonia.

Controles migratorios y política de asilo  

La política de asilo continúa siendo el principal escollo para el Gobierno federal, que ha reanudado la deportación de afganos sobre los que pesan condenas judiciales en un intento por acallar la tensión interna respecto al tema migratorio. La ministra del Interior, Nancy Faeser, respalda, a su vez, el endurecimiento de las leyes sobre la posesión de armas tras el atentado de Solingen. 

Este giro a la derecha -con el que el Gobierno busca aumentar su popularidad- ha llevado a Scholz a anunciar nuevos controles fronterizos para contener posibles riesgos vinculados con el terrorismo, una situación que no ha dejado indiferente a los países vecinos y miembros de la UE, que alertan de que esto implica una ruptura de la libre circulación que concibe el espacio Schengen. 

Alemania ya disponía de controles en las fronteras con Polonia, República Checa, Suiza y Francia, pero ahora se extenderán también a Luxemburgo, Bélgica, Países Bajos y Dinamarca. Las medidas, que estarán en vigor en principio durante un periodo de seis meses, podrían prolongarse --en el caso de Austria se impusieron en 2015--. 

Cuarto lugar para la Alianza por la Razón y la Justicia

En este contexto, la recién creada Alianza Sahra Wagenknecht - Por la Razón y la Justicia (BSW)- busca nuevamente hacerse con los votos de los indecisos al actuar como bisagra entre el AfD y Die Linke, partido del que se escindió. 

Las encuestas la sitúan en cuarto lugar, muy cerca de la CDU, con el 14% de los votos a pesar de su inesperada irrupción en las europeas, en las que obtuvo un 6,2% de los apoyos. A pesar de su visión local, el partido parece tener ambiciones federales y podría poner nuevamente en tela de juicio el sistema tradicional de partidos alemán. 

Su líder, Sahra Wagenknecht, propone una postura mucho más equidistante respecto a la invasión de Ucrania, ha puesto sobre la mesa la posibilidad de acercarse a Rusia mediante la diplomacia y ha insistido en que Alemania carece de espacio suficiente para más migrantes, una postura que la aleja de agrupaciones más izquierdistas. 

Así, la campaña para las elecciones celebradas en estos estados orientales --herederos de la comunista República Democrática Alemana-- se ha convertido en una especie de precampaña de cara a los comicios federales previstos para el próximo año. En este contexto, las principales formaciones alemanas insisten en la importancia de mantener su cordón sanitario en torno al AfD en un intento por lograr que se materialice el veto a la ultraderecha.