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Paula Ortiz: "La virgen roja podía haberse convertido en presidenta de la II República o en un monstruo"

  • Una película protagonizada por Najwa Ninri, Alba Planas, Aixa Villagrán y Patrick Criado
  • La cinta llega a los cines este 27 de septiembre

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Paula Ortíz, Nawja Ninri y Alba Planas en el Festival de Cine de San Sebastián (ANDER GILLENEA / AFP)
Paula Ortíz, Nawja Ninri y Alba Planas en el Festival de Cine de San Sebastián (ANDER GILLENEA / AFP)

Paula Ortiz (La novia) firma una de las películas más esperadas de este Festival de San Sebastián: La virgen roja, la historia de Hildegart Rodríguez, una niña prodigio que fue concebida y educada por su madre (Aurora Rodríguez), como "la mujer del futuro", y que durante su breve vida, se convertiría en una de las mentes más brillantes de los años 30 y en un referente europeo sobre sexualidad femenina. Un drama apasionante protagonizado por Najwa Ninri, Alba Planas, Aixa Villagrán y Patrick Criado, que llega a los cines este 27 de septiembre, y sobre el que hemos podido hablar con su directora.

"Es una historia sobre dos mujeres absolutamente aterradora -nos explica Paula-. Y completamente inexplicable dentro de uno de los contextos históricos más eléctricos y fascinantes de nuestra historia: la Segunda República. Y precisamente por ese contexto político y por esa naturaleza atávica, primitiva, del trágico desenlace de la historia, esa brutalidad que comete una madre con su hija, reúne grandes heridas de desigualdad en lo colectivo. También es algo que nos sigue interpelando en lugares muy oscuros de nuestra alma en cuanto a lo humano y lo violento. Y también en lugares muy oscuros y muy ominosos de nuestra sociedad".

'La virgen roja' llega al Festival de San Sebastián

Hildegart leía desde los dos años, escribía con tres, y a los 17 se había convertido en la abogada más joven de España (además de estudiar Medicina y Filosofía y Letras). Y también destacó por su militancia en el PSOE y, más tarde, en el Partido Republicano Democrático Federal. Y sus 15 libros sobre sexología y otras materias eran apreciados por H.G.Wells, Gregorio Marañón o José Ortega y Gasset. "Es que es muy fuerte -asegura Paula-, porque tú ves que sus planteamientos, sus escritos en prensa, sus mítines... todos interpelan a cuestiones sobre el cuerpo, la identidad, la libre conciencia y la independencia de la mujer. Debates que hoy siguen abiertos. También es muy interesante ver cómo hace 100 años quizá se debatía con más finura y precisión sobre esos temas para los que ahora usamos la brocha gorda. Es alucinante como las mujeres hicieron feminismo en los años 20 y 30 en Europa, pero en España lo que hizo Hildegart era de una audacia y una valentía muy bestias".

"Y no solo ella -añade la directora-, las escritoras y periodistas de la República y de la Guerra Civil fueron las primeras mujeres que realmente ejercitaron su libertad en relación a su vida, a sus movimientos, a su voz, a su cuerpo, a sus compromisos. Y algo que me parece radical, que fueron mujeres que quisieron ir al centro de ese conocimiento propio de las mujeres, un conocimiento sexual, un conocimiento intelectual, un conocimiento político... quisieron cuestionarlo todo. Lo que queda en los programas educativos es Lorca, Buñuel, Dalí... pero junto a ellos estaba esa generación de mujeres intelectuales "sin sombrero" de la época que fueron una auténtica explosión de libertad y de luz".

El 'Proyecto Hildegart'

En la primera mitad del Siglo XX estaba de plena actualidad la Eugenesia (disciplina que tiene como fin modificar la herencia genética para mejorar una raza o la especie humana) que llevó a Hitler a buscar a los arios perfectos o a Aurora a intentar crear a la mujer perfecta. "Me interesaba mucho ese punto de vista porque Aurora trata a su hija como un proyecto (el 'Proyecto Hildegart') y decide quitársela de encima cuando la considera un proyecto fallido. Descubrí esa idea de la eugenesia durante la facultad y es absolutamente sorprendente como un descubrimiento científico se aplica a la sociedad y a lo social desde cuestiones que se lo adscriben a la lucha de los trabajadores y el feminismo, en el caso de Hildegart, o a la aniquilación de los que no corresponden a los ideales de la raza aria en el caso de Hitler".

"Creo que la gran tragedia de Aurora -añade Paula-, es que no fue una psicópata que mató a su hija, no fue una loca. Era una fanática que mató a su hija en nombre de un proyecto, que acaba siendo una parábola de de toda revolución. Una revolución en nombre de unas ideas luminosas. Pero cuando esas ideas y esas estructuras se vuelven rígidas, dogmáticas y represoras, acaban en un gesto violento, acaban en la posibilidad de la violencia absoluta. Me sigue pareciendo alucinante que Aurora, que quería era engendrar y educar a la primera mujer libre, al primer gesto de libertad de su hija no es que la castigara, es que la eliminó. Se creía con el derecho a eliminarla. Creía lo correcto era acabar con ese proyecto fallido. Es una concepción del mundo de lo humano realmente terrible".

"Es una historia que me ha obsesionado durante más de 20 años y, tras terminar la película, aún me sigue obsesionando", confiesa Paula.

Fotograma de 'La virgen roja'

Fotograma de 'La virgen roja'

"Podía haber sido presidenta del Gobierno o un monstruo"

Pero, si Hildegart fue tan importante por qué cayó en el olvido? "Creo que es una de las grandes intelectuales de principios de siglo -opina Paula-. Es una mujer que planteó una reforma sexual desde el Estado y con ella una posibilidad de emancipación de las mujeres, una forma de libertad, una forma de ser... algo que apelaba a muchos movimientos de las clases trabajadoras. Y en su corta edad es realmente increíble que dejara una obra intelectual tan extensa, tan precisa, filosóficamente tan profunda... Además murió siendo una persona clave en el debate de la política de la República. Cuando murió los periódicos titularon "Ha muerto la virgen roja", y su funeral fue masivo".

"Entonces... ¿Cómo es posible que una figura de tal relevancia en la República apenas se conozca hoy en día? -continúa-. Porque, además, todos sus libros y artículos se conservan. Pero, desafortunadamente, hemos tenido una Historia en España que ha borrado o que ha silenciado a muchas mujeres como ella. A veces no es tanto el señalamiento o la censura directa, sino simplemente ignorar la existencia de de alguien o de una obra, para evitar que trascienda".

Pero... ¿A dónde podría haber llegado Hildegart si no hubiera tenido ese trágico final? "Ella es el ejemplo de a dónde hubieran podido llegar todas esas mujeres que estaban en ese movimiento intelectual, social, íntimo y creativo tan avanzado, audaz y poderoso -nos comenta Paula-. Una niña prodigio que con apenas 18 años ya había logrado todo eso. Creo que podía haber sido presidenta del Gobierno, pero también podría haber sido un monstruo, porque ella era hija de una pedagogía de la rigidez, del dogmatismo y de la represión".

Fotograma de 'La virgen roja'

Fotograma de 'La virgen roja'

Dos grandes actrices

Destacar las grandes interpretaciones de Nawja Ninri y Alba Planas. "Son dos criaturas actorales absolutamente fascinantes -asegura Paula-. He disfrutado mucho con ellas, porque son dos actrices que se comprometen hasta lo más profundo con su trabajo y su personaje. Nawja no teme navegar ningún tipo de aguas oscuras en cuanto a cualquier personaje que se le ponga por delante. Y, además, conecta desde esas aguas más básicas, profundas y viscerales hasta conseguir una interpretación hipnótica. Y ha conseguido alejar a este personaje de ese histrionismo, que en principio le iba muy bien, para llevarlo a otro lugar mucho más terrible. Su interpretación es brutal".

"Y en el caso de Alba -añade la directora-, era muy complicado interpretar a esta niña prodigio, con unas capacidades intelectuales brutal y con un discurso político retórico brillante; pero que, a la vez, no conoce el mundo porque apenas ha salido de su casa. Y tampoco ha tenido casi contacto con otras personas. Era muy difícil lo que tenía que hacer Alba Planas porque, además, cargaba con mucho peso de texto, de palabra dura, de palabra política, de inteligencia... y al mismo tiempo tenía que darle esa ingenuidad. Porque, en el fondo, es una criatura inocente que, la primera vez que toma un vermú siente que está cometiendo una transgresión terrible. Esa pequeña niña adulta genio no era nada fácil de interpretar".

En cuanto a esa poesía que suele estar presente en toda la filmografía de Paula Ortiz, nos confiesa: "Es una cosa que me he planteado mucho pero no lo había expresado fuera. En esta película no cabía la contemplación poética, porque es una historia muy atada a la electricidad y las tensiones de su tiempo y a la violencia de la propia naturaleza del conflicto entre esta madre y esta hija. Una historia que no te deja pararte, no te permite la contemplación poético-filosófica. Pero claro, lo poético, la sublimación de lo poético, está en muchos lugares. Y ahí sí que tenía voluntad de encontrar la forma que nos pudiera dar una dimensión simbólica de las cosas. En ese aspecto si creo que hay algo poético, pero no en la propia historia. Para mí ha sido un reto que me ha obligado a cambiar de narrativa. Y estoy muy orgullosa de haber tomado esa decisión".

Fotograma de 'La virgen roja'

Fotograma de 'La virgen roja'

Recreando el Madrid de la Segunda República

En cuanto a esa recreación del Madrid de los años 20 y 30, Paula nos confiesa que: "Ha sido un trabajo muy valioso. Me gusta mucho saltar a contextos reales del pasado, sobre todo esos contextos que son bombas en sí mismo, que son muy significativos por alguna razón. Y la Segunda República es uno de los momentos más fascinantes de nuestra historia. Hemos reproducido ese Madrid de la época, porque es una historia muy ligada a su tiempo y su espacio. Hemos intentado reproducir esos bares de la época, esas redacciones de periódicos... siempre atendiendo a los detalles. A cómo vestían, lo que comían y bebían..."

"Por otra parte, la historia de la película nace de esa concepción nietzscheana de Aurora, de su intento de crear a la supermujer definitiva -añade la realizadora-.Y por eso hemos basado toda la estética de la película en esas dos corrientes nietzscheanas. La primera, la de lo apolíneo. No solo ellas eran apolíneas... su casa era como una clínica: perfecta, depurada, moderna, fría, limpia, armónica, como ellas. Mientras que el mundo exterior era dionisiaco. Y cuando Hildegart salía de esa casa perfecta, se encontraba un mundo sucio, imperfecto... pero, que a la vez es carnal, es alegre... En ese mundo aparentemente imperfecto es donde está el amor, está la música, están esas asambleas socialistas llenas de hombres, está la injusticia, están los barrios donde no todo el mundo vive como tú... Toda la película oscila entre esos dos lados de la balanza, lo apolíneo y lo dionisiaco".

Cartel de 'La virgen roja'

Cartel de 'La virgen roja'