Declaran culpable por unanimidad a Jesús Pradales por el asesinato de Juana Canal en 2003
- El Ministerio Fiscal y el abogado de SOS Desaparecidos habían reclamado una condena de quince años de cárcel
- La defensa reclamaba la absolución al tratarse de una muerte accidental
El jurado popular ha declarado culpable por unanimidad a Jesús Pradales del homicidio doloso (intencionado) de Juana Canal, desaparecida en 2003 en Madrid y cuyos restos fueron encontrados 16 años después en una finca de la provincia de Ávila.
La Audiencia Provincial de Madrid ha celebrado este jueves la lectura del veredicto elaborado por los nueve miembros del jurado, quienes han considerado culpable por unanimidad por los hechos de los que Pradales era acusado.
Tanto la Fiscalía como la acusación particular pedían para el acusado una pena de 15 años de prisión por homicidio doloso, mientras que su defensa solicitaba su absolución al considerar que fue una muerte accidental.
El procesado mantenía que la que fuera su pareja durante cinco meses murió de forma accidental en el piso que compartían en Ciudad Lineal la madrugada del 23 de febrero de 2003 de un golpe contra el suelo, después de que la apartara con el brazo para evitar que esta le pegara con los puños. Según su relato, esa noche Juana estaba más agresiva de lo normal al estar bajo los efectos del alcohol.
La fiscal ha recalcado durante su exposición que la muerte de Canal no fue "accidental", sino el "resultado de una acción agresiva en la que Jesús asumía el riesgo" de ese resultado. Tras destacar las contradicciones e incoherencias en las que incurrió en su declaración, ha reconocido que le queda "un mal sabor de boca" porque la Policía no trató el caso como una desaparición forzosa.
Durante el juicio los familiares han podido escuchar las conversaciones telefónicas en las que el acusado se mofaba de su víctima y en la que la fiscal ha reprochado a la Policía que en 2003 no investigara el caso al tratar la desaparición de voluntaria y no forzosa.
La versión de Pradales
Pradales ha relatado que la noche del 22 al 23 de febrero de 2003 tras llegar él de trabajar comenzó a discutir con Juana, no recuerda el motivo, ya que, ha asegurado que discutían habitualmente porque ella tenía un problema de alcohol, y de hecho él ha expuesto que solía preparar las maletas para irse de casa, pero al final se quedaba porque ella se calmaba.
Ese día Juana le zarandeó, le insultó y llegó a llamar a la Policía, que se fue al comprobar que no había pasado nada grave y que él se iba a ir. Tras marcharse los agentes él siguió haciendo las maletas y entonces la víctima le empezó a pegar, cogió las llaves del coche, su móvil, su reloj y 600 euros que amenazó con tirar por el inodoro.
En un momento dado, Juana entró en el dormitorio en el que el asesino confeso estaba sacando ropa, le pegó puñetazos en el brazo y patadas, por lo que él extendió el brazo derecho para apartarla, mientras miraba hacia la puerta porque quería irse.
Mientras le dio ese empujón oyó "un golpe seco" al que no dio más importancia y siguió sacando sus cosas, hasta que pasado un rato se preguntó dónde estaría ella, la buscó y vio la imagen "que nunca va a poder olvidar": Juana en el suelo, con la cabeza cerca de una mesilla de noche.
Entonces vio que no respiraba, pensó en llamar a una ambulancia, pero no tenía el móvil, y mientras lo buscaba fue pensando lo que había pasado y "entré en pánico" al pensar que creerían que la había matado intencionadamente. "Estaba acojonado. Lo primero que se me ocurrió fue sacar todo de allí porque me iban a echar la culpa", ha confesado. Además, ha admitido que trató de sacar el cuerpo del piso cogido como si fuesen abrazados, pero no podía, y acabó descuartizándola en la bañera y metiendo los restos en dos maletas.
"No sabía qué hacer ni dónde ir", ha asegurado, hasta que pensó en la finca que su familia tenía en una localidad de Ávila en la que tenían herramientas, y condujo hacia allí. Luego eligió un sitio "al azar" para enterrar los restos. "Me lo dicen ahora mismo y yo no me creo que yo haya podido hacer eso", ha aseverado.
Durante el relato de los hechos, el acusado ha reconocido que dejó una nota como si la hubiera escrito Juana para "tapar" lo ocurrido, que es el mismo motivo por el que fue a un hospital a pedir un parte de lesiones y presentar una denuncia por agresión.
Pocos días después del suceso fue hasta la puerta de una comisaría de Policía, pero no fue capaz de entrar, y ya más adelante solo quiso "pasar página". Por lo que nunca volvió a la finca, le "daba miedo hasta pasar cerca". También ha añadido que se enteró de la "aparición de los restos" en septiembre de 2022 por la tele.
Jesús Pradales ha acabado diciendo que Juana solía ser "agresiva" y "violenta", pero él lo había dejado todo por ella porque era "la mujer de su vida" y que nunca la agredió. Ante estas afirmaciones, la Fiscalía le ha recordado que tiene una "denuncia previa por agredir a su mujer, en ese momento, en 2006".