Hasán Nasrala, líder espiritual de Hizbulá durante tres décadas y aliado de Irán
- Hizbulá no puede entenderse sin la figura de Nasrala, nacido en 1960 y al frente de la milicia desde 1992
- Sigue en directo la última hora del ataque de Israel sobre Beirut
En su última intervención televisada, el líder de Hizbulá consideró las explosiones de dispositivos electrónicos de militantes del grupo chíi como "un acto" y "una declaración de guerra" por parte de Israel. Una semana después, el Ejército hebreo ha confirmado su muerte en los bombardeos del viernes sobre Beirut. Desde aquella comparecencia, los ataques del Ejército israelí en Líbano se han recrudecido y uno de los objetivos, tal y como aseguraba Tel Aviv, ha sido él, Hasán Nasrala.
Su muerte, confirmada también por la milicia, en el bombardeo a la sede central de la milicia en Dahye, al sur de Beirut, supone un gran golpe, después de la oleada de ataques que han sacudido los cimientos de la organización libanesa.
Hizbulá no puede entenderse sin la figura de Nasrala, nacido el 31 de agosto de 1960, en Tiro, Líbano, y al frente de la milicia chií desde 1992. El líder supremo solo tenía 32 años cuando entonces asumió el poder, tras matar las tropas israelíes al primer líder de la formación, Abbas al-Musawi, durante una emboscada al sur del Líbano. Desde entonces, se ha convertido en la cara visible de una organización que nació para defenderse de la invasión israelí del Líbano y para velar por los intereses de la población chií en un país compuesto de minorías.
Su biografía está marcada por la guerra entre cristianos y musulmanes. Fue en 1975 cuando ingresó en la milicia chií Amal y después emprendió estudios coránicos en Irak. Regresó al Líbano, donde comenzó a escalar posiciones al ser nombrado comisario político en el valle de la Bekaa en 1982 y después miembro del Buró Político Central, informa Efe.
De héroe a terrorista
Los seguidores de Nasrala en el mundo árabe lo ven como un héroe comprometido con la independencia del Líbano y la causa palestina; Estados Unidos y, por su puesto, Israel, consideran al clérigo el líder de una organización terrorista que opera contra sus intereses. La Unión Europea, por su parte, solo considera grupo terrorista al brazo armado de Hizbulá y no a su brazo político que, desde 1992 es un partido político con gran influencia en la toma de decisiones de su país.
"Nos enfrentamos a una gran batalla", aseguró Nasralá en un discurso pronunciado el 1 de agosto en el funeral del máximo comandante militar de Hezbolá, Fuad Shukr, muerto en uno de los feudos de la milicia en Beirut. Hace años que el líder espiritual no aparecía en público y se desconocía cuál era su paradero exacto, pero pronunciaba discursos semanales por televisión gracias a los que su barba blanca y el turbante y la túnica negros se habían convertido en su seña de identidad.
Tres décadas de liderazgo y de enemistad con Israel
En los últimos meses, la guerra en Gaza y la tensión con Tel Aviv habían ocupado la mayor parte de sus alocuciones. El 8 de octubre, un día después de los ataques de Hamás en Israel y del comienzo de la ofensiva en la Franja, Hizbulá atacó la divisoria iniciando un fuego cruzado que se había recrudecido en las últimas semanas y que derivó en una oleada de bombardeos israelíes en territorio libanés.
Durante la primera década de Nasrala al frente de la organización, los guerrilleros de Hizbulá pusieron fin a la ocupación israelí del sur del Líbano. Las tropas de israelís salieron del país en el año 2000, tras más de 18 años en territorio libanés. Años más tarde, en 2006, volvieron a entrar en una guerra que duró cinco semanas y que Israel finalizó sin haber logrado su objetivo de acabar con la milicia chií. Parte de la población se tomó aquello como una victoria que ensalzó la figura del fallecido líder.
A sus 64 años, Nasrala representaba a una organización cuya influencia se extiende a todos los niveles de la vida política y social del Líbano. Tanto es así que, aunque su influjo también genere divisiones, se suele decir que Hizbulá es un Estado dentro del Estado. Además de contar con representación en el Parlamento y de controlar ministerios, el traducido como Partido de Dios presta servicios a la población en sus zonas de influencia con la puesta a disposición de hospitales, colegios u orfanatos.
“Desde 1992, Hizbulá ha mantenido una presencia significativa en el Parlamento libanés“
"Desde 1992, Hizbulá ha mantenido una presencia significativa en el Parlamento libanés, asegurándose de que sus intereses y los de su base sean representados en el gobierno y en otras esferas política", explica a RTVE.es la analista especializada en Oriente Próximo Itxaso Domínguez, que menciona que la organización también es "un movimiento social que ha ido creando una enorme red que controla servicios (que el Estado no presta) para los residentes (también no chiíes) en las zonas que controla".
En 1992 Hizbula, financiada y armada por Irán con el beneplácito de Siria donde tiene oficinas, entró en el Parlamento después de las primeras elecciones legislativas tras la guerra (1975-1990). En los comicios de 1996, logró siete diputados y dos "aliados" y en las elecciones de 2000 doce, y en 2005, 14 y actualmente cuenta con 13 escaños de un total de 128, obtenidos en las elecciones legislativas de mayo de 2022, informa Efe.
El gran respaldo de Nasrala siempre ha sido Irán, la potencia que financia y apoya a Hizbulá desde su nacimiento, y la milicia forma parte del conocido como "Eje de la resistencia", formado por grupos chiítas y antiisraelís. Por ahora, sin embargo, Teherán no ha respondido a los ataques de Israel de manera directa. Antes de que se confirmara la muerte del líder chií, el ministro de Exteriores iraní ha calificado el ataque en Beirut como “crimen de guerra” cometido con "bombas de EE.UU".