Svalbard, el lugar que más se calienta de la Tierra: "Los glaciares se derriten cada vez más rápido"
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- La situación es dramática en el archipiélago noruego situado en el Ártico
- Científicos de todo el mundo investigan sobre el terreno, el cambio climático y el calentamiento global
Svalbard se calienta desde hace años más rápido y entre tres y cinco veces más que cualquier otro lugar del planeta. Los efectos del cambio climático y el calentamiento global son aquí visibles y muy notables. En Longyearbyen, su capital de facto, el centro universitario de Svalbard, UNIS, se dedica a las investigaciones y estudios árticos y acoge a estudiantes, profesores y científicos de todo el mundo.
Situación dramática
El director internacional del Instituto Polar Noruego, Kim Holmén, califica de dramática la situación. "Por desgracia, el clima ha cambiado más rápido de lo que pensábamos", afirma este científico que fue uno de los primeros en dar la voz de alarma y está considerado una eminencia en lo que se refiere al conocimiento de la zona. Recorrimos con él varios lugares de los alrededores de Longyearbyen.
"Desde que llegué, en 1995, la temperatura media en invierno ha subido diez grados. Diez grados es mucho", añade la ciudadana científica y exploradora, Hilde Falun Strom. Hilde pasó 19 meses junto a una colega en una cabaña, aislada y en medio de la nada, recogiendo muestras y datos para diversas instituciones científicas.
“Ya hemos cambiado el planeta y debemos hacer todo lo posible para que los cambios sean los menores posibles“
"El mundo sería más pobre sin el ecosistema ártico. Y la naturaleza aquí cambiará radicalmente. E indica al resto del mundo lo que se avecina. Ya hemos cambiado el planeta y debemos hacer todo lo posible para que los cambios sean los menores posibles", explica, con cierta frustración, Kim Holmén, que no se cansa de repetir que no se puede seguir así.
Longyearbyen ha sufrido ya directamente las consecuencias de esos cambios y fenómenos meteorológicos extremos, como nos cuenta Line Nagell Ylvisaker, directora del Svalbardposten, el periódico más septentrional del mundo. Line llegó hace 20 años al archipiélago y no olvida "el 19 de diciembre de 2015, cuando una gran avalancha se llevó por delante varias casas y murieron dos personas". Ahora se pueden ver vallas de protección contra avalanchas en las montañas que rodean esa parte de la ciudad y un muro de contención para evitar que vuelva a repetirse una tragedia como ésa.
Los glaciares se derriten y el permafrost se calienta
Las islas Svalbard están cubiertas en un 60% por glaciares, hay más de 2.200, y también están sufriendo las consecuencias de los cambios. "Lo que está ocurriendo en Svalbard y en el Ártico tiene consecuencias en todo el mundo, en la subida del nivel del mar y en el clima global del planeta", advierte el glaciólogo Leo Decaux.
"Estamos perdiendo unos tres metros de hielo cada año, cada verano. Este proceso se está acelerando desde hace 30 años. Los glaciares se derriten cada vez más rápido", añade y nos explica, al lado del glaciar Longyear, que se necesita "nieve que sobreviva toda la temporada de deshielo y todo el verano, pero que, ahora, incluso en la cima del glaciar, no hay nieve que sobreviva, con lo que este glaciar ya no está creando hielo nuevo. Este glaciar no hace más que disminuir y derretirse, año tras año, sin crear hielo nuevo". Y ocurre lo mismo con otros muchos glaciares.
La situación en relación con el permafrost tampoco es mucho mejor. Acompañamos a dos expertos en permafrost durante la toma de muestras sobre el terreno, algo que hacen prácticamente cada semana. Se trata de Marjolaine Verret y Knut Veit. Los dos son investigadores de UNIS. "El permafrost es el suelo que está permanentemente a una temperatura inferior a los cero grados centígrados. En gran parte del Ártico, el suelo bajo nuestros pies está congelado", dice Marjolaine Verret.
“Todos estos materiales orgánicos almacenados dentro pueden liberar gases de efecto invernadero que pueden amplificar el actual calentamiento del clima“
Continúa explicando que están vigilando la capa activa, que es la capa sobre el permafrost que se descongela y se congela anualmente y que se define como una variable climática esencial. "Estamos observando un calentamiento del permafrost y el deshielo de material que ha estado congelado durante muchos miles de años. Todos estos materiales orgánicos almacenados dentro pueden liberar gases de efecto invernadero que pueden amplificar el actual calentamiento del clima", concluye el geólogo Knut Veit.
Oriane Laromiguière, una periodista francesa que decidió trasladarse hace un par de años desde París a Svalbard, nos muestra un edificio en el centro de Longyearbyen, abandonado y con grietas: "El problema es el permafrost y su erosión. Este tipo de edificios, que son muy antiguos, se han construido sobre palos o pilares de madera, pero el permafrost se está calentando y los pilotes de madera se están pudriendo". La construcción de las casas y edificios ha cambiado como muchas otras cosas en este lugar debido a las consecuencias del calentamiento global.
Svalbard es un archivo natural en el que se pueden comprobar los procesos geológicos. "A menudo, lo que hago es ir a lagos, especialmente cuando están congelados. Y extraigo un núcleo de sedimento del fondo y analizo su composición química. Los lagos son archivos realmente importantes de datos climáticos, ya que captan todos los sedimentos, las plantas y la productividad del lago", nos explica Mark Furze, profesor de geología del cuaternario de UNIS. "Es como un pastel con capas que se construye con el tiempo. Al observar esas capas, podemos reconstruir los cambios en los procesos, en el entorno físico y en el entorno biológico, y relacionarlos con los cambios climáticos", añade.
Ciencia y seguridad
Svalbard es una tierra remota e inhóspita, el lugar donde el oso polar es el rey y donde hay más osos polares que personas. Cuando se sale del asentamiento, es obligatorio llevar rifle y pistola de bengalas. Leo Decaux, antes de subir a un glaciar, nos explica qué puede pasar si aparece un oso. "Si la bengala no lo asusta, y llega a 50 metros de nosotros, se nos permite disparar, porque se trata de nuestra vida", dice tajante.
Las señales de "a partir de aquí, peligro oso" están por todas las salidas de los asentamientos. Esto también afecta a la ciencia, porque científicos, profesores, estudiantes, etc., antes de salir al terreno, han de realizar cursos de seguridad y supervivencia. El oso no es la única amenaza, cuando se adentran en la naturaleza salvaje y extrema.
Así que cualquier movimiento para investigar sobre el terreno requiere, en este archipiélago, una planificación de seguridad. "Para ir a los sitios donde se recogen datos tenemos que viajar encima de glaciares, encima de hielo marino, por zonas donde puede haber avalanchas y obviamente tenemos lo que sería el tema fauna, o sea el oso polar. Son elementos que siempre se tienen que considerar. Parte de mi trabajo es hacer una evaluación del riesgo. El objetivo de la actividad científica aquí es hacer ciencia, pero se tiene que hacer de forma segura", afirma Nil Rodes, ingeniero jefe del departamento de geología de UNIS.
Entre la esperanza y el pesimismo
"Las condiciones son duras, hace mucho frío. La naturaleza es muy salvaje. Pero estamos muy motivados. Tenemos interés en la naturaleza, nos gusta la ciencia. Es una convivencia continua, además de que, a veces, vivimos situaciones que tienen cierto peligro. Y eso une", relata la joven española Andrea Noche Ferreira, con la que nos encontramos en UNIS durante su estancia en Svalbard, donde realiza un curso sobre luz y productividad primaria, como parte de la tesis doctoral en ecología costera que realiza en una universidad noruega. "Aquí estamos en contacto directo con investigadores de primer nivel, que nos ayudan en todo. Todo esto contribuye a una conciencia colectiva sobre lo que está pasando. Al final, todos tenemos un objetivo común que es la ciencia y es la ciencia para la sociedad", concluye.
Jorge Morán Bornemann, estudiante de geofísica ártica, estaba de Erasmus en Longyearbyen. "La gente no comprende la magnitud de los impactos que puede tener el calentamiento global. Normalmente, se oyen cifras como que el clima a lo mejor va a calentarse dos grados, tres grados, cuatro grados, Cuando tú oyes tres grados, parece que tampoco es tanto", nos explica.
“Tres grados es una diferencia muy importante“
"Pero si piensas en la cantidad masiva de energía que son tres grados más en la atmósfera, en realidad, importa mucho. Y, cuando consideras cosas como la desertificación o lo que sucede con los glaciares y los impactos en el agua, en realidad es muy masivo y tres grados es una diferencia muy importante", advierte.
Los científicos investigan para intentar parar o mitigar lo que ya parece imparable y de lo que todos somos responsables. Hilde Falun Strom no pierde la esperanza: "Solo tenemos que hacer cambios y más cambios y empezar a hacer cosas diferentes y no centrarnos tanto en lo que deberíamos dejar de hacer, sino más bien en lo que podemos empezar a hacer. Realmente creo que podemos mitigar los efectos del cambio climático". La bióloga española, Beatriz Albiol, también pide hablar menos y actuar más. "A mí me gustaría un proyecto que ponga soluciones en vez de que aporte más conocimiento, porque el conocimiento está ahí desde hace mucho tiempo y hace mucho tiempo también que se está ignorando", sentencia.
A Kim Holmén, aunque no pierde la esperanza, le invade un cierto pesimismo cuando mira a su alrededor. "Incluso si paráramos todas las emisiones de golpe, seguiríamos viendo más cambios. Así que Svalbard seguirá cambiando, pero espero que podamos salvar gran parte de ella, que pueda servir como ejemplo para el mundo de lo importante que es detener el cambio climático", concluye. Y él sabe bien de lo que habla.