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Amaia del Campo, investigadora: "Muy pocos padres hablan con sus hijos sobre el riesgo del abuso sexual"

  • Una de cada cinco personas ha sufrido abusos sexuales durante la infancia en España
  • Es más probable que un niño sea abusado a que lo atropelle un coche al cruzar la calle, explica la experta

Por
Amaia del Campo
La doctora Amaia del Campo, de la Universidad de Salamanca, es experta en la prevención de abusos sexuales a menores. RTVE

Amaia del Campo Sánchez es doctora por la Universidad de Salamanca (USAL) y una de las expertas más reconocidas en nuestro país sobre abusos sexuales a menores. Trabaja en el departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación donde defendió su tesis titulada Prevención de abusos sexuales a menores. Evaluación de una intervención preventiva en educación primaria en el año 2000. Han pasado casi cinco lustros pero el tabú sobre los abusos sexuales sigue siendo el mismo, mientras que la educación afectivo sexual en nuestra sociedad vive un retroceso preocupante.

Amaia del Campo ha publicado varias guías para prevenir los abusos sexuales en la escuela

Amaia del Campo lleva 25 años investigando para prevenir los abusos sexuales a menores. ARCHIVO PARTICULAR A.D.C.

La investigadora Amaia del Campo explica a RTVE.es cuál es la situación de los abusos sexuales a menores en nuestro país y ofrece algunas herramientas para que las familias, los educadores y los profesionales relacionados con este tema rompamos el tabú que impide reconocer una realidad mucho más común de lo que queremos creer.

P: ¿Cuántos casos de abusos sexuales a menores hay en España y cómo se contabilizan?

Es muy difícil conocer la verdadera frecuencia del abuso sexual puesto que la gran mayoría no son denunciados

R: Los resultados de las investigaciones revelan que, aproximadamente, uno de cada cinco menores en nuestro país sufre algún tipo de abuso sexual en la infancia. Para contabilizarlos se usan lo que llamamos datos de incidencia y datos de prevalencia. Los primeros, los de incidencia, se obtienen de las denuncias realizadas y de los casos revelados a diferentes servicios de atención ciudadana, como la Fundación ANAR. Sin embargo, es muy difícil conocer la verdadera frecuencia del abuso sexual a través de estas fuentes, puesto que la gran mayoría no son denunciados. Muchos de los abusos son ocultados por las propias víctimas, por miedo, vergüenza, culpa..., además los niños más pequeños suelen tener muchas dificultades para verbalizar el abuso ocurrido y comprender su significado. La segunda fuente de información, los datos de prevalencia, son los mostrados por diferentes investigaciones, generalmente basadas en autoinformes de adultos sobre recuerdos de su infancia. 

P: ¿Por qué se pone en duda la palabra del menor cuando habla de un episodio de abusos sexuales?

Los menores no suelen mentir prácticamente nunca (menos de un 1%) cuando revelan un abuso

R: Desgraciadamente, en algunos casos, los menores no son creídos, e incluso cuando son creídos, la mayoría de los abusos sexuales no son denunciados. Especialmente si se trata de abusos intrafamiliares. Curiosamente los estudios e investigaciones que más se han llevado a cabo, con diferencia, han sido sobre la credibilidad de las víctimas. Sabemos que los menores no suelen mentir prácticamente nunca (menos de un 1%) cuando revelan un abuso. Más bien ocurre lo contrario, suelen ocultarlos. Este es un ejemplo más que refleja que el abuso sexual se sigue considerando un tema tabú. 

P: ¿Existe algún perfil o característica común a los agresores?

R: No puede hablarse de un tipo específico de agresor, ya que pueden ser conocidos, desconocidos, de cualquier profesión, edad y género. Aunque es verdad que las mujeres cometen abusos con una frecuencia muy inferior a la de los varones. Cuando realizamos talleres con padres y madres, los hombres no relajan su postura hasta que les damos el dato de que apenas un 2% de los padres biológicos o adoptivos son abusadores. Pero sí que es cierto que, en la mayoría de los casos, son personas del entorno del menor a quienes conocen y en los que confían. Generalmente, los agresores no tienen ninguna patología, cometen los abusos por diferentes motivos: unos por falta de empatía, personalidades egocéntricas, otros porque tienen dificultades para relacionarse con otros adultos y se encuentran más a gusto con niños, a los que pueden someter más fácilmente.

Últimamente nos preocupa el aumento de abusos cometidos por menores. Es probable que la facilidad con la que los menores pueden acceder a la pornografía, incluso a la pornografía infantil, se encuentre detrás de este fenómeno.

P: ¿Qué costes sociales y económicos tienen los abusos sexuales para un país?

La mayoría de las víctimas sufren ansiedad, angustia, depresión, estrés postraumático, problemas de conducta o ideas suicidas

R: Los costes económicos son más difíciles de determinar, pero sí conocemos los importantes costes emocionales y sociales tanto para las víctimas, como para sus familias. Los efectos de los abusos sexuales pueden ser devastadores. La mayoría de las víctimas sufren numerosos efectos a corto y largo plazo, como ansiedad, angustia, depresión, trastorno de estrés postraumático, problemas de conducta, ideas e intentos de suicidio, etc.

Invertir en prevención

P: ¿Qué han hecho Canadá y el Reino Unido para reducir los casos de abusos sexuales a menores?

R: Son dos de los países que más recursos económicos y humanos han invertido en la prevención del abuso sexual. Fueron pioneros en reconocer esta problemática, tras varios escándalos por los abusos cometidos en centros de protección de menores. Lo que llevó a aumentar el interés por el estudio, prevención y tratamiento de los abusos.

En las últimas décadas, han desarrollado numerosos programas de prevención dirigidos a enseñar a los menores a afrontar los abusos a través del entrenamiento conocido como “Las cuatro Erres”: Recordar los contenidos enseñados en el programa. Reconocer las situaciones potencialmente abusivas desde el comienzo. Resistirse al abuso (aprender a decir no, salir corriendo, etc.) y Revelar lo ocurrido a un adulto de confianza.

P: ¿Cómo ves su implantación en España?

R: A ver, Canadá y Reino Unido, junto con Estados Unidos, han realizado múltiples estudios de evaluación de programas de prevención, y esto nos permitido conocer su eficacia, pero también algunas de sus limitaciones.

El abuso sexual no es responsabilidad de los menores (ellos son las víctimas) es responsabilidad de toda la sociedad

La principal limitación es que muchos de estos programas se han aplicado al margen de la educación sexual y esto conlleva varios riesgos. El primero es que los menores adquieran una percepción de la sexualidad como algo negativo o peligroso. Otra de las limitaciones es que la mayoría de las intervenciones se han focalizado fundamentalmente en menores, responsabilizándoles de su seguridad. Pero el abuso sexual no es responsabilidad de los menores (ellos son las víctimas) es responsabilidad de toda la sociedad. 

Educación afectivo sexual para prevenir

P: ¿Y qué podemos hacer aquí para reducir los casos de abusos sexuales a menores?

Los abusos sexuales existen, son muy frecuentes desde los primeros años y se pueden prevenir

R: En España, todavía queda mucho camino por recorrer. Se han dado ya algunos pasos. Nuestro equipo elaboró hace años una guía para padres y educadores y tres unidades didácticas para educación infantil, primaria y secundaria. Además, existen otros programas en diferentes comunidades autónomas y materiales como cuentos, vídeos, etc. Sin embargo, estos programas se están aplicando muy poco. Por ello, es muy importante conseguir una mayor sensibilización social sobre la realidad de este riesgo, para empezar a romper el tabú. Los abusos sexuales a menores existen, son muy frecuentes, les ocurren a menores de todas las edades, desde los primeros años de vida y se pueden prevenir. 

P: ¿Qué investigaciones se han realizado en España sobre abusos sexuales a menores?

R: En España llevamos ya tres décadas estudiando este tema, por lo que contamos con varias investigaciones sobre la prevalencia del abuso sexual tanto a nivel nacional (López et al., 1995; Pineda et al., 2023), como a nivel regional (De Paul, 1994; Junco et al., 2022). Todos estos estudios han demostrado que el abuso sexual es mucho más frecuente de lo que se tiende a pensar. También se han realizado algunos estudios sobre la eficacia de los programas de prevención del abuso, aplicados en centros educativos, tanto con familias como con alumnos, encontrando resultados muy positivos.

P: ¿Qué pueden hacer las familias para prevenir?

Los padres no hablan con sus hijos sobre este tema porque no son conscientes de este riesgo o no saben cómo hacerlo

R: Prácticamente todos los padres y madres han hablado con sus hijos sobre diferentes riesgos desde muy pequeños. Por ejemplo, qué padre no ha informado a sus hijos e hijas sobre la necesidad de mirar a ambos lados de la carretera antes de cruzar y esperar a que el semáforo esté en verde. Sin embargo, son muy pocos los padres que hablan con sus hijos sobre el riesgo del abuso sexual, a pesar de que la probabilidad de sufrirlo es muy superior a la de un accidente de tráfico. Simplemente, no hablan con sus hijos sobre este tema porque o bien no son conscientes de este riesgo o bien no saben cómo hacerlo.

P: ¿Cree que hay menos educación sexual en los niños de hoy que en las generaciones anteriores?

R: Sin duda. Muchos padres y madres tienen dificultades para hablar con sus hijos abiertamente sobre la sexualidad. Entonces, ¿cómo van a hablar de la parte más negativa de la sexualidad si no han hablado de la sexualidad en positivo? Además, hoy en día, muchos centros educativos muestran reticencias para abordar este tema. Esta es la realidad. La educación sexual debería darse, pero no se está dando. Nuestros hijos están recibiendo menos educación sexual en el contexto educativo de la que recibimos nosotros. Hay una involución, estamos yendo hacia atrás.

Amaia del Campo junto a los datos de prevalencia de abusos sexuales a menores.

La doctora Amaia del Campo compagina investigación y docencia en la Universidad de Salamanca. ARCHIVO PARTICULAR A.D.C.

P: ¿Cree que las familias estarían dispuestas a recibir educación afectivo sexual orientada a la prevención de abusos?

R: En general, por nuestra experiencia, podemos decir que los padres y las madres manifiestan su deseo de participar en los programas de prevención, formándose y colaborando con la escuela en la instrucción de este tema. Esto es muy importante ya que cuando un menor ha hablado previamente con sus padres sobre el abuso, será mucho más probable que lo revele en caso de producirse. Además, los padres que participen en estos programas pueden aprender a identificar los signos de abuso sexual en los menores, frenando con ello la repetición del abuso y aprender a reaccionar adecuadamente en estos casos.

P: Habla de generar una conciencia social que ayude a romper el tabú. ¿Qué podemos hacer desde los medios de comunicación? 

Muchas víctimas tras ver una noticia, un documental o un caso en redes sociales, encuentran el valor para contarlo

R: Los estudios demuestran que la mayoría de las personas se informan de los abusos a través de los medios de comunicación. Por tanto, los medios de comunicación, con su gran potencial de audiencia, pueden ser recursos fundamentales, siempre que se utilicen de manera apropiada. Muchas víctimas tras ver una noticia, un documental o un caso en redes sociales, es cuando encuentran el valor para contarlo. Y esto es muy importante, ya que les hace tomar conciencia de que no están solos y que hay personas que les van a ayudar tras la revelación.

Tomar conciencia de la dimensión del problema

R: ¿Desde la ciencia, la investigación y el mundo académico existe alguna solución para romper el tabú?

R: La única solución es reconocer la verdadera frecuencia de esta problemática y comenzar a trabajar seriamente en su prevención. Hace falta tomar conciencia social y política de la dimensión del problema y empezar a aplicar estrategias de intervención, que deben incluir desde campañas informativas dirigidas a la población en general y programas específicos para formar a educadores, pediatras, asistentes sociales, profesionales de salud mental, policías, abogados, jueces, fiscales y al resto de profesionales que trabajan con menores.

R: ¿Podría darnos algunos consejos prácticos para saber qué hacer si un niño nos cuenta que está siendo abusado?

En el caso de que un niño revele un abuso hay que mantener la calma; no reaccionar con alarma

R: En primer lugar, mantener la calma; no reaccionar con alarma. En segundo lugar, no cuestionar nunca su credibilidad con frases del tipo “¿estás seguro?” “¿No habrá ocurrido otra cosa?”, “mira que esto tiene consecuencias muy importantes”. En tercer lugar, saber que puede ocurrir que los menores revelen un abuso y después lo nieguen. Esto no quiere decir que el abuso no haya pasado, sino que han tenido un tiempo para elaborar mentalmente todo lo que va a pasar después. Esto es frecuente, pero no quiere decir que el abuso no haya ocurrido. También hay que hacerle ver que ha sido muy valiente contando esto y que estamos muy orgullosos del paso que ha dado. Por último, es importante buscar ayuda psicológica para el menor y para uno mismo, si se necesita.

900 20 20 10, teléfono de atención a niños y adolescentes

En el Teléfono ANAR de Ayuda a Niños/as y Adolescentes 900 20 20 10 dan respuesta inmediata a cualquier problema que pueda afectar a un menor de edad, incluidos los relacionados con violencia sexual como el acoso, el abuso o la agresión.

Cualquier niño/a o joven puede marcar el 900 20 20 10. Es gratuito y confidencial. Al otro lado del teléfono el niño y el adolescente va a encontrar a un psicólogo que le escuchará el tiempo necesario, le orientará en su problema y le ayudará a encontrar una solución.

El objetivo del 900 20 10 10 es facilitar a niños, niñas y adolescentes un espacio seguro y confidencial en el que se sientan escuchados y respetados, y donde puedan expresar libremente aquello que les ocurre para encontrar alternativas a sus problemas de manera conjunta.