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Entrevista

José Luis Álvarez, experto en liderazgo político: "La polarización permanente puede llevarnos a la mediocridad"

  • Sociólogo doctorado en Harvard, es autor del libro Los presidentes españoles: Las claves de su liderazgo y estilo de gobierno
  • Analiza los cambios y particularidades de las trayectorias de Sánchez, Rajoy, Zapatero, Aznar, González, Suárez y Calvo-Sotelo

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Vista de la fachada del Congreso de los Diputados
Vista de la fachada del Congreso de los Diputados, en una imagen de archivo EFE/Emilio Naranjo

Siete nombres —hasta el momento, de siete hombres— han marcado la historia democrática de España. Más allá de ideologías desde la Unión de Centro Democrático (UCD), el Partido Popular o el Partido Socialista, la impronta de los diferentes presidentes del Gobierno se relaciona igualmente con sus estilos de liderazgo, una cuestión que también puede analizarse desde la academia. Así lo defiende José Luis Álvarez, sociólogo doctorado en comportamiento organizacional por la Universidad de Harvard, quien en el libro Los presidentes españoles: Las claves de su liderazgo y estilo de gobierno ahonda en las trayectorias de los "emprendedores" Adolfo Suárez, Leopoldo Calvo-Sotelo, Felipe González y José María Aznar, frente a los 'nativos' en política José Luis Rodríguez Zapatero, Mariano Rajoy y Pedro Sánchez. A través del estudio de sus caracteres y circunstancias, su conversación revela que ni el hiperliderazgo ha tenido tanto impacto en la historia presidencial española ni la división y el choque son algo nuevo, aunque advierte: "La polarización permanente puede llevar al país a la mediocridad".

Pregunta: ¿Cómo ha evolucionado el estilo del liderazgo de los presidentes españoles? ¿Es posible dibujar una tendencia?

Respuesta: Creo que tiene que ver con la evolución de la democracia española. Yo argumento que hay un punto de inflexión en su manera de gobernar y Aznar es el presidente pivote. La época de la Transición coincide con que los primeros presidentes son fundadores o creadores de sus partidos, Adolfo Suárez y Leopoldo Calvo-Sotelo. Felipe González —aunque no crea el PSOE, por supuesto— de alguna manera compra las siglas, es capaz de hacerse con ellas. Aznar, que llega después de Fraga, tampoco funda el Partido Popular, pero le pone orden cuando estaba en descomposición, lo refunda. O sea, que son gente que coge los partidos y los hace suyos.

Entonces, hay una división entre estos, que yo llamo presidentes emprendedores, y los que ya han estado toda su vida dentro del partido: Zapatero, que fue el parlamentario más joven del Congreso en su tiempo, con 26 años; Pedro Sánchez, que ha estado toda su vida en política; y Mariano Rajoy, que aprueba las oposiciones y fue el registrador más joven de España, pero casi inmediatamente después pasa a la política.

José Luis Álvarez, autor de

José Luis Álvarez, autor de "Los presidentes españoles: Las claves de su liderazgo y estilo de gobierno" Cedida por LID Editorial

P: ¿Y cómo se relaciona esa evolución con las dinámicas del exterior?

R: La entrada de España en la Unión Europea es otro elemento que refuerza el pivote del que hablaba, que no coincide exactamente en el tiempo, pero es cercano. Los presidentes del Gobierno desde entonces pueden hacer ciertas cosas, pero la mayoría de las políticas importantes de España vienen definidas desde Europa. Sobre todo, porque no somos ni Alemania ni Francia…

El primero que hizo un gran cambio es Aznar, cuando cambia la orientación del alineamiento de Francia y Alemania hacia Inglaterra y Estados Unidos. Y se ha visto ahora con Sánchez y su posición respecto a Palestina. Pero los alineamientos a veces se dan con independencia de las ideologías concretas. A Felipe González, su capacidad de relaciones personales le llevó a tener relaciones positivas con [el presidente estadounidense] George Bush padre y con [el canciller alemán] Helmut Kohl, del que llegó a ser un gran amigo. Tanto es así, que Felipe González fue uno de los que habló en su entierro, por deseo propio y de la familia.

P: En su libro, habla de cómo los tiempos influyen en el liderazgo de los presidentes, ¿cómo ha influido este periodo complejo, desde una pandemia a la primera guerra en Europa en décadas, en el liderazgo de Pedro Sánchez?

R: Los consultores políticos dicen que los presidentes, los primeros ministros o los jefes de filas son como productos en las campañas electorales, o sea que hacen el marketing como si fuéramos a comprarlos. Pero con una particularidad: son productos a futuro. Tú decides que quieres que un señor sea presidente, pero no sabes que va a pasar en los próximos cuatro años. ¿Quién se iba a esperar el COVID? Incluso hasta cierto punto, ¿quién habría previsto una guerra larga en Ucrania? Creo que Sánchez se ha enfrentado con los shocks externos más importantes, quitado quizás uno que todavía fue más influyente, la crisis económica de 2008, que entonces hizo caer a Zapatero. 

P: Y dándole la vuelta: ¿de qué manera las personalidades de los líderes marcan también las crisis que sufre el país?

R: Las circunstancias son siempre más importantes, sobre todo desde que estamos en el Mercado Común. Pero, por supuesto, las personalidades también influyen. Por ejemplo, Suárez tenía una personalidad de negociador entusiasta, de hombre joven que sintonizaba con la juventud demográfica española de la época. Él había sido director general de televisión y sus discursos televisivos fueron influyentes, pese a que él dependía políticamente de la Jefatura del Estado y carecía de capital político propio.

P: ¿Qué muestran el choque y los reproches cruzados de "polarización" y "crispación" de la personalidad política de Sánchez y de Feijóo?

R: Es interesante precisamente cómo has formulado la pregunta. Hablas de 'personalidad política', que no es lo mismo que 'personalidad personal', si me permites la broma, en el sentido de que todos los presidentes intentan proyectar cierta imagen. ¿Cuánta de esa proyección responde realmente a sus conciencias personales? Creo que en algunos más que en otros…

Ellos son actores y no lo digo en un sentido peyorativo. ¿Por qué [el expresidente estadounidense] Ronald Reagan tuvo tanta impacto? Porque era un actor natural. Ahora se acusan constantemente de mentirosos y, de hecho, es el insulto más liviano de Sánchez a Feijóo y de Feijóo a Sánchez. Yo soy académico y, sobre la polarización, Henry Kissinger decía que los académicos se pelean tanto porque en el fondo lo que se juegan es muy poco importante. (…) Entonces, quizás no es tan importante. 

La polarización también empezó precisamente con ese punto de inflexión de Aznar y Zapatero (…) Ya se decían cosas tremendas, lo que ocurre ahora también es que internacionalmente hay más polarización, como se ve con [el expresidente Donald] Trump en Estados Unidos. España es un poco seguidista, y esto tiene que ver con la profesionalización de la política. Todos estos consultores de sus gabinetes aprenden en Estados Unidos, en Francia, en Reino Unido… O sea que hacemos lo que hacen otros, no somos nada originales.

P: ¿Es irse bien lo más complicado para un líder?

R: Esto suele pasar en las empresas. La salida del poder, por temas psicológicos, es muy complicada. Decía el famoso conservador inglés Enoch Powell que del poder siempre se sale mal y la historia española no está al margen de eso, aunque siempre haya excepciones.

Creo que Pedro Sánchez es el primero que tiene esa conciencia histórica. También, quizás, Rajoy. En cambio, Suárez, Calvo-Sotelo, González e incluso Aznar miraban hacia atrás y solo eran tres. Sánchez es el primero que tiene esa reflexión de "qué me va a pasar después". Además, es un hombre joven.

P: ¿Debe un líder preocuparse también por su sucesión? El Partido Popular sufrió una crisis de liderazgo tras la marcha de Mariano Rajoy, también el PSOE después de Zapatero. Y a raíz de la carta de reflexión de Pedro Sánchez en abril, se ha hablado mucho de cuál puede ser el futuro liderazgo del Partido Socialista.

R: Debería. Pero volviendo a la historia presidencial española, no es que no lo hayan hecho, pero han fracasado. Curiosamente, el que lo intentó amarrar mejor fue Aznar, por marcharse antes de que lo echaran, por así decirlo. Curiosamente, dijo que nombró a Rajoy porque llevaría mejor las tensiones territoriales por su carácter. Ya se ve que no hay carácter que pueda con las tensiones territoriales.

Pedro Sánchez es el primero que, antes de ser presidente, ha tenido experiencia en Europa. Y desde que estamos en el Mercado Común, un político con ambición tiene que tener una continuación en Europa, porque es donde realmente está el poder. Aquí eres un gobernador, por así decirlo, y yo creo que él siempre ha pensado en esa posibilidad. Para eso, una de las cosas que debe tener presente es su sucesión.

P: ¿Existe en la política española una tendencia al hiperliderazgo?, ¿es este un riesgo real?

R: No, porque está la Constitución, está la Unión Europea. Mi argumento es que los presidentes españoles son hiperlíderes dentro del ecosistema español, pero como es un ecosistema con muy poca autonomía, no lo son tanto.

No veo peligro de hiperliderazgo, pero sí podemos pasar a una polarización permanente. Lo que veo es que la polarización puede llevar al país a ser incapaz de modernizarse con políticas de educación que faciliten a la gente el acceso a nuevas tecnologías, por ejemplo. Es decir, puede llevar al país a cierta mediocridad porque la clase política sea incapaz de ponerse de acuerdo.