Una joven desaparecida, una mujer injustamente condenada y un asesino reincidente: 25 años del caso Wanninkhof
- En 1999 el asesinato de Rocío Wanninkhof conmocionó a la sociedad española, que culpó, sin pruebas, a una amiga de la familia
- Dolorez Vázquez pasó más de 500 días en prisión antes de que su inocencia quedase demostrada
En 1999 el brutal asesinato de Rocío Wanninkhof conmocionó a la sociedad española. La joven, de 19 años, desapareció en Mijas (Málaga) un 9 de octubre de hace hoy justo 25 años. Quedó con su novio para ir a la feria de Fuengirola, pero nunca llegó a su destino. Casi un mes después, su cuerpo sin vida apareció desnudo, envuelto en bolsas de plástico y con nueve puñaladas.
El caso rápidamente se convirtió en un asunto mediático y, al ser detenida una amiga de la familia, Dolores Vázquez, España estalló en cólera. Aunque se declaró inocente durante el interrogatorio y presentó una coartada, los vecinos ya la habían sentenciado e incluso intentaron agredirla. Ese fue tan solo el comienzo de un linchamiento público que le llevó a pasar 17 meses de cárcel pese a no existir pruebas concluyentes en su contra. Cuatro años después, su inocencia quedó demostrada al morir otra joven a manos del verdadero asesino de Wanninkhof.
Vázquez fue víctima de una mala investigación y de los prejuicios de la época: era lesbiana, había tenido una relación con la madre de Rocío, tenía un aspecto antipático y, pese a que había pocas pruebas, la señalaron como la única responsable. Hasta ahora, nunca ha sido indemnizada por los más de 500 días que pasó en prisión.
La desaparición de Rocío Wanninkhof
El 9 de octubre de 1999 Rocío Wanninkhof salió de la casa de su novio en Mijas para volver a la suya, a unos 500 metros, dando un paseo. Iba a cambiarse de ropa para ir a la Feria de Fuengirola, pero se le perdió la pista en el trayecto de vuelta.
Su desaparición activó todas las alertas en el país: la Policía, la Guardia Civil, Protección Civil y decenas de voluntarios realizaron un despliegue humano sin precedentes desde La Cala de Mijas hasta Tolox. Casi un mes después, el 2 de noviembre de 1999, la Policía halló el cadáver de la joven en el paraje marbellí de Altos del Rodeo. Le habían asestado nueve puñaladas por la espalda.
Tanto la Guardia Civil como la familia de Wanninkhof no tardaron en hacer públicas sus inquietudes sobre que el asesino de la joven era alguien cercano a ella. Y cuando en septiembre del año 2000 fue detenida la expareja de su madre, Dolores Vázquez, los medios de comunicación, encontraron a su particular culpable.
Diarios, radios y canales de televisión se posicionaron claramente en contra de Vázquez pasando por alto la presunción de inocencia y alimentando el discurso de odio público hacia la acusada, compartido también por la familia de Wanninkhof. Para Alicia Hornos, madre de la joven, no había duda de la culpabilidad de su expareja pese a la falta de pruebas.
Un juicio sin pruebas incriminatorias
El 3 de septiembre de 2001 comenzó en la Audiencia de Málaga el juicio contra Dolores Vázquez por el asesinato de Rocío Wanninkhof. A lo largo de 16 días, el ministerio fiscal no aportó ninguna prueba incriminatoria, tan solo indicios y testimonios sobre el posible rencor de Dolores hacia Rocío por ser la culpable de su ruptura con Alicia Hornos, la madre de la joven.
Durante el juicio, la acusada insistió en que la noche de la desaparición de Wanninkhof solo salió de su casa para tirar la basura y a comprar tabaco. Además, tenía a su cargo a su madre y a la hija de una sobrina. Las facturas de Telefónica confirmaron que se realizaron varias llamadas desde su domicilio, entre las 22.34 y las 23.19 horas.
La Guardia Civil, además, un informe en el que se cotejaban las huellas dactilares de Dolores con las encontradas en la cinta adhesiva que sellaba la bolsa de basura en la que se halló la camiseta de Rocío. El resultado fue negativo. También se presentó un informe de Criminalística que descartaba que las fibras encontradas en el cadáver de Rocío coincidieran con las fibras de las prendas de la sospechosa.
Sin embargo, el jurado popular se limitó a repetir en el veredicto la tesis del ministerio fiscal y declaró a Dolores Vázquez culpable del asesinato de Rocío Wanninkhof. El veredicto no fue unánime: 7 votos favorables y 2 desfavorables. Unos días más tarde, el juez impuso a la acusada 15 años de prisión y una indemnización de 18 millones de pesetas (108.182 euros).
Tony Alexander King, el verdadero asesino
El abogado defensor de Dolores Vázquez, Pedro Apalategui, presentó inmediatamente un recurso contra la sentencia ante el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía y, finalmente, en 2002 el TSJA anuló la sentencia por "falta de motivación" en el veredicto y ordenó la celebración de un nuevo juicio. En febrero de ese mismo Vázquez salió en libertad bajo fianza de 30.000 euros, tras 17 meses en prisión.
Dolores Vázquez nunca volvió a prisión, ni se celebró un nuevo juicio. En 2003, el asesinato de Sonia Carabantes propició la aparición de un nuevo sospechoso: Tony Alexander King. Un agresor sexual cuyo ADN estaba presente en un cigarrillo encontrado junto al cuerpo de Wanninkhof y bajo las uñas de Carabantes.
Al ser detenido el 18 de septiembre de 2003 en Alhaurín El Grande (Málaga) y autoinculparse de ambas muertes, se suspendió el nuevo juicio contra Vázquez, que fue exculpada. No obstante, en la vista oral por el caso Carabantes, King proclamó su inocencia e implicó a Dolores Vázquez y a su amigo Robert Graham en ambas muertes, algo que la Justicia negó.
El británico fue detenido, enjuiciado y condenado a 19 años de prisión por la muerte de Wanninkhof, 36 años por el asesinato de Carabantes y 7 años más por el intento de violación en 2001 de una joven en Benalmádena. No saldrá de la cárcel hasta el 2059. La sentencia determinó que, además de King, en el asesinato de Rocío participaron, al menos, otras dos personas, de las que a día de hoy nada se sabe.
El asesino de Wanninkhof era un viejo conocido de la Policía británica. Nacido como Anthony Alexander Bromwich, fue encarcelado en su país en 1986 por estrangular hasta dejar inconscientes a cinco mujeres y, tras ser condenado a diez años de prisión, obtuvo la libertad condicional en 1991, aunque volvió a la cárcel por un robo a punta de pistola hasta 1995.
Debido al tiempo que estuvo privada de libertad -519 días-, Dolores Vázquez reclamó cuatro millones de euros por responsabilidad patrimonial del Estado, una petición que fue desestimada en primera instancia por el Ministerio de Justicia. A día de hoy, 25 años después, Vázquez continúa sin haber sido indemnizada.