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Olas de calor y cambio climático: ciudades como París podrían superar los 50 grados

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  • Los sistemas sanitarios y la agricultura se preparan para afrontar las olas de calor
  • Expertos internacionales explican cómo afectará el calor extremo a nuestras vidas

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manos sujetan un globo terráqueo con olas de calor
En Europa las olas de calor provocan nuevos récords de temperatura cada año. © HR/ARTE

Las olas de calor azotan cada año con más frecuencia, intensidad y mayor duración. Ante esta alarmante tendencia, los científicos se plantean con urgencia una pregunta: ¿Cuánto calor hará en el futuro?

Las zonas urbanas de la Europa occidental son los lugares donde las olas de calor más han aumentado en los últimos 40 años. Este grave fenómeno supone también un gran desafío para las zonas rurales, e incluso para los mares, que se están calentando peligrosamente. Los científicos presentan posibles estrategias de gestión.

¿Cuántas olas de calor nos deparará el fututo?

Los expertos definen las olas de calor como temperaturas anormalmente altas tanto de día como de noche en una región específica. Cada año es más evidente que las olas de calor aumentan globalmente, pero Europa se calienta más rápido que cualquier otro continente. Los climatólogos advierten de que las olas de calor que se producían cada 50 años, a finales del siglo XIX, son hoy hasta cinco veces más frecuentes.

suelo con los pies de dos personas con la calima del calor

¿Cómo podemos protegernos mientras el planeta se calienta cada vez más?

Y una razón es porque parten de una temperatura inicial más alta que nunca. La pregunta que se hacen los científicos es, si en el futuro no lejano, las olas de calor alcanzarán temperaturas superiores a 50 °C. “Según la ciencia, eso es definitivamente posible”, asegura Erich Fischer, climatólogo del Instituto Federal de Tecnología de Zúrich.

El número de muertes relacionadas con el calor se multiplicó con creces entre 2018 y 2023

La magnitud de este fenómeno plantea retos, incluso para ciudades como Sevilla, una de las más calurosas de España y de Europa occidental. En estos lugares, las muertes asociadas al calor extremo comienzan a ser inquietantes. Según afirma el físico de la Universidad de Sevilla, José Olalla, “el número de muertes relacionadas con el calor se multiplicó con creces entre 2018 y 2023”. Es más, para olas de calor que superen los 45 °C, predice un aumento de entre el 30% y el 40% del exceso de mortalidad en Sevilla. El científico medioambiental Fernando Valladares opina que “el problema principal de las olas de calor es que no hay nada que escape a ellas”.  

Ciudades de hormigón y economías afectadas

La ciencia evidencia que las olas de calor ya no dan tregua alguna y, por eso, urge la adaptación de los espacios vitales, especialmente de nuestras grandes urbes donde más se concentra el calor. Unos 200 millones de personas viven hoy en más de 350 ciudades de todo el mundo, donde las temperaturas máximas superan los 35 grados. En 2050, la cifra podría ascender a 1.600 millones.

Nuestras grandes ciudades son trampas de calor perfectas

“Nuestras grandes ciudades son trampas de calor perfectas”, afirma el físico del Centro Nacional de Investigación Científica de Montpellier, Rolland Pelleng. Su diseño las ha convertido en auténticos imanes térmicos. “La infraestructura es hormigón, losas de hormigón, cemento y más hormigón”, añade Pelleng.

El Sol incide sobre estos materiales y emite energía que, después por la noche, se irradia en forma de calor. Es el origen físico de las islas de calor urbanas. El efecto es más notable por la noche, cuando el suelo y las fachadas emiten calor a la atmósfera, lo que origina las noches tropicales.

París es un claro ejemplo de esto, debido en buena parte al diseño urbanístico. La estrategia pasa por transformar los diseños de nuestras ciudades para hacerlas habitables.

estructura urbana, parasol gigantesco en medio de una ciudad

Este parasol urbano conocido como las setas de Sevilla ofrece a los ciudadanos sombra y brisa necesaria cuando azotan las olas de calor

Pero, las consecuencias de las olas de calor, además de dañar a las personas, también lo hacen en el ámbito económico, más concretamente en la agricultura. Según estudios de la Agencia Europea de Medio Ambiente, entre 1980 y 2022, las olas de calor causaron en la Unión Europea daños económicos por valor de 1.300 millones de euros.

España es el país más afectado. En 2023, el calor extremo provocó enormes pérdidas en la economía española. Las sequías intensivas arruinaron al olivo, uno de los cultivos principales de la agricultura española.

olivar y tractor entre los olivos

El monocultivo del olivo en Jaén lleva dos años sufriendo las sequías extremas unidas a las olas de calor

El mar ya no está frío

Los rigores climáticos no afectan solo a tierra adentro. “La temperatura del mar es cada vez más cálida y está cambiando, por completo, el paisaje submarino del Mediterráneo”, denuncia Tristan Estaque, biólogo marino.

buceador recogiendo muestras de coral muerto

El coral, el equivalente a los bosques en tierra firme, está sufriendo niveles sin precendentes de mortalidad por las altas temperaturas del mar

A finales de 2023, la temperatura media de la superficie de este mar ascendió a 28’7º, la más alta de su historia. “Se han registrado aumentos de 4 o 5 grados en los que el agua de una zona estaba mucho más caliente que la media normal”, advierte la oceanógrafa Karina Von Schumann.

La temperatura del mar es cada vez más cálida y está cambiando, por completo, el paisaje submarino del Mediterráneo

Según el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, este calentamiento será irreversible durante miles de años. Transformaciones de los ecosistemas, deshielo de los polos y subidas del nivel del mar son los efectos más evidentes de las olas de calor marinas que, a diferencia de las terrestres, pueden durar meses o incluso años.

Los científicos están implantando estrategias para gestionar los graves problemas que traen consigo. “Con el aumento de la frecuencia de las olas de calor somos nosotros los que tenemos que adaptarnos al nuevo entorno térmico, y no al revés”, sentencia Boris Kingma, fisiólogo e investigador de Rendimiento Humano, de la Organización Neerlandesa de Investigación Científica Aplicada.

Frente a la intensificación del calor extremo actual, ¿estamos preparados para soportar las olas de calor del futuro? Como asegura Valladares, “es difícil, pero es posible”.