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Análisis

Estados Unidos: ¿Habrá sorpresa de octubre que decida quién gana las elecciones?

  • El término "sorpresa de octubre" entra en política en 1980, en la elección entre el presidente Jimmy Carter y el gobernador Ronald Reagan.
  • Por ahora la gran sorpresa en 2024 ha sido en julio, cuando el presidente y candidato Joe Biden se retiró y Kamala Harris se convirtió en candidata sin primarias.

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Estados Unidos: ¿Habrá sorpresa de octubre que decida quién gana las elecciones?
La candidata presidencial demócrata, la vicepresidenta Kamala Harris, saluda a los asistentes durante la conclusión de un mitin de campaña en el Rawhide Event Center en Chandler, Arizona BRANDON BELL

La elecciones presidenciales y legislativas en los Estados Unidos son siempre el primer martes después del primer lunes de noviembre. Este año ese martes cae en 5 de noviembre. Eso convierte el mes de octubre en el sprint final de una campaña electoral que cada vez es más larga, aunque este año la competición entre Donald Trump y Kamala Harris habrá durado apenas tres meses y una semana.

Si el sprint final es el mes de octubre, cualquier hecho o noticia sorpresa importante que afecte a uno de los candidatos en ese momento puede decidir el resultado electoral, sobre todo si la carrera es muy ajustada. Y la de este año lo es.

Historia reciente: del Irán de los ayatolás a los correos de Hillary Clinton

¿Habría perdido Jimmy Carter la reelección en 1980, si Irán hubiese liberado a la cincuentena de ciudadanos estadounidenses que tenía secuestrados en la embajada de los EE.UU. en Teherán? ¿Conspiró la campaña de Ronald Reagan para que los ayatolás mantuvieran el secuestro hasta después de las elecciones? Son preguntas que siguen en el imaginario político de los Estados Unidos desde entonces. Lo cierto es que la toma de rehenes en la embajada de los Estados Unidos y un intento fallido de rescate fue la puntilla a una presidencia que la crisis del petróleo había debilitado mucho. Fue en aquella campaña cuando se acuño la expresión "sorpresa de octubre" porque la campaña de Reagan especuló con la posibilidad de que el gobierno Carter tuviera planeado para octubre una operación o un acuerdo para liberar a aquellos conciudadanos, y así lograr un reconocimiento popular que salvara en el último momento su reelección. Pero no hubo tal sorpresa y Carter perdió. La verdadera sorpresa llegó en enero. Teherán liberó a los secuestrados el 20 de enero de 1981, minutos después de que Ronald Reagan tomó posesión como nuevo presidente, una casualidad que alimenta la teoría de la conspiración.

En otoño del 2000 los sondeos de opinión daban una intención de voto muy ajustada entre el vicepresidente Al Gore y el gobernador de Texas, George W.Bush. En octubre Fox News desveló que en el pasado a Bush lo habían detenido en 1976, 24 años antes, por conducir bebido. Se da por sentado que aquella sorpresa de octubre terminó de dañar la imagen de Bush hijo y le costó el voto popular, que ganó Gore. Al final, y después de un recuento esperpéntico de votos que terminó en el Tribunal Supremo y ha pasado a la historia, George W. Bush fue declarado ganador.

Más reciente, hace ocho años, en 2016, a falta de una hubo varias sorpresas de octubre, para y contra, cada candidato. Primero el Washington Post desveló unos audios en los que Donald Trump se vanagloriaba de manera soez de agredir sexualmente a mujeres. En el otro lado Wikileaks publicó unas palabras de Hillary Clinton como defensora de las grandes empresas. Después el New York Times reveló que Trump no había pagado impuestos federales durante 18 años. Suma y sigue. Pero lo que ha quedado como verdadera sorpresa de octubre se produjo a sólo once días de las elecciones: el director del FBI, los servicios de inteligencia interior, anunció que reabría la investigación sobre el servidor personal de correo electrónico de Hillary Clinton, un caso que se había cerrado en julio. Esa investigación fue uno de los ejes de la campaña de Trump. El resultado ya es conocido, Clinton ganó en votos, pero perdió según las normas que rigen la elección de presidente.

¿Más sorpresas en la campaña de este año?

Es difícil que una sorpresa en octubre supere la sorpresa de julio, cuando a apenas tres meses y medio de las elecciones el candidato a la reelección, Joe Biden, se retiró y no se abrió un proceso de primarias exprés, sino que el Partido Demócrata secundó la decisión del presidente y aceptó a la vicepresidenta, Kamala Harris, como suplente. Y la sorpresa tuvo un efecto notable, resucitó a los simpatizantes demócratas que pasaron de la pereza y el desencanto al activismo, aumentaron las perspectivas electorales en los sondeos y, tan importante como ello, las donaciones económicas a la campaña de Harris. En la última vuelta al estadio, el corredor Trump tuvo que cambiar de táctica y adaptarse a la nueva corredora en la pista.

Más sorpresas veraniegas: dos intentos, así los ha clasificado el FBI, de asesinato de uno de los candidatos, Donald Trump. Da un poco de vértigo especular con sorpresas de última hora que puedan superar las que ha habido entre el 21 de julio y el 15 de septiembre.

¿Pretende Bob Woodward que las revelaciones de su último libro sean la sorpresa de octubre, y que a la medalla (mérito compartido con Carl Bernstein) de hacer caer al presidente Richard Nixon con el caso Watergate este año decida el próximo/a presidente/a?

¿Será una entrada en guerra abierta de EEUU con Irán la sorpresa? ¿Un desenlace más trágico que el presente en Oriente Próximo? ¿Es la mera guerra regional en Oriente Próximo la sorpresa de octubre? La guerra en Oriente Próximo daña al partido en la Casa Blanca, más, si se acaba implicando militarmente en ella o si repercute en el precio del petróleo y desencadena una crisis económica.

¿Cuánto daño electoral pueden suponer los huracanes Helene y Milton? Sobre todo Helen porque impactó en dos swing states, esos estados que pueden inclinar el resultado de la elección, Carolina del Norte y Georgia. Florida, afectada por Milton, fue durante años uno de esos estados, pero desde hace ya unas cuantas elecciones se da por segura ahí la victoria del republicano, Trump en este caso.

¿Se plantea el Partido Republicano emular y superar al Demócrata y forzar a Trump a abandonar y sustituirlo por JD Vance, el candidato a vicepresidente? ¿Demasiado descabellado? Si esta posibilidad de ultimísima hora se produjera, el debate de los candidatos a vicepresidente habría sido el gran acto de presentación y campaña de Vance. Y fue un éxito. Educado, respetuoso con el rival (no tanto con las preguntas que le hacían y los datos), y muy alejado del perfil histriónico, vociferante y antisistema de Donald Trump.

Y, sin embargo, empate

Como vemos esta campaña va sobrada de sorpresas, pero si nos fiamos de los sondeos de intención de voto y de lo que dicen expertos y veteranos en política estadounidense, ninguna de estas sorpresas ha roto el empate entre Trump y Harris. Parece probado a estas alturas que el apoyo a Trump entre sus votantes es muy sólido, inquebrantable casi, dispuesto a tolerar todo lo que se sepa sobre su candidato, dispuesto a votar por alguien convicto de 34 delitos. Y parece igualmente probado que enfrente hay un bloque igualmente sólido dispuesto a votar por quien sea con tal evitar una segunda presidencia de Trump. La balanza la inclinarán por tanto, una vez más, quienes no están especialmente motivados por la política.

El historiador Allan Lichtman asegura que la sorpresa de octubre es un mito. Su criterio lo avala el hecho de que él lleva cuarenta años pronosticando el resultado electoral y ha acertado en nueve de las últimas diez elecciones, falló sólo en una ocasión (Al Gore - George W. Bush en el 2000), y se jacta de hacer su análisis antes de octubre y no rectificarlo después. ¿Y qué dice este año? Que ganará Kamala Harris. Si Lichtman acierta, tal vez habría que empezar a hablar de sorpresa de julio, cuando el Partido Demócrata que se veía perdedor cambió de la noche a la mañana al presidente Biden por la vicepresidenta Harris.

Quedan apenas tres semanas para la jornada electoral y muchos ciudadanos ya han ejercido su derecho a votar, ¿qué puede romper de aquí al 5 de noviembre el empate que dan los sondeos? Esa será la sorpresa de noviembre.