Polonia endurece su política migratoria con medidas que implican la suspensión del derecho de asilo
- Tusk dice que pretende "recuperar el control" de sus fronteras, especialmente la que comparte con Bielorrusia
- Se cambiarán las leyes para agilizar los procesos de repatriación de personas en situación irregular
Polonia ha adoptado este martes una nueva y restrictiva política migratoria que incluye la suspensión temporal del derecho de asilo. Es parte de la legislación que el primer ministro, Donald Tusk, pretende implantar en el país para "recuperar el control" y "garantizar la seguridad" de sus fronteras, especialmente la que comparte con Bielorrusia.
Así lo ha hecho público el jefe del Ejecutivo en X tras una reunión del Consejo de Ministros. En redes sociales ha catalogado la decisión como "difícil, pero muy necesaria y esperada".
La nueva norma, que el político ya había adelantado durante el fin de semana, implicará medidas que rigen el acceso al mercado laboral, a los servicios públicos, como la educación y la sanidad, y que cambiará las leyes para agilizar los procesos de repatriación de personas en situación irregular. Estas se aplicarán para la entrada y permanencia al territorio polaco cuando se solicite asilo.
Para su aplicación, será necesario reformar la Ley de Protección a los Extranjeros vigente, que impondrá cambios hasta 2030.
Tusk busca el reconocimiento de Europa
Ahora, Tusk ha dicho que pedirá a Bruselas "el reconocimiento de esta decisión", ya que ha denunciado "cómo (el presidente bielorruso, Alexandr) Lukashenko, (el presidente ruso, Vladímir) Putin y los traficantes de personas usan el derecho de asilo". Como respuesta, la Comisión Europea (CE) ha afirmado que "es importante e imperativo" que la UE proteja las fronteras exteriores, pero también ha recordado a Varsovia que los Estados miembros "tienen la obligación de dar acceso a los procedimientos de asilo".
Tusk ha rechazado en varias ocasiones el pacto migratorio de la Unión Europea (UE) y ha asegurado que lo que plantea implantar en su país no es diferente a lo que ya hace, por ejemplo, Finlandia desde mayo pasado. Por ello, ha sostenido que "el derecho de asilo está siendo instrumentalizado en esta guerra y no tiene nada que ver con los derechos humanos".
Este cambio de paradigma se produce justo antes de la cumbre europea en la que el tema migratorio estará sobre la mesa y en pleno debate social sobre la cuestión en todo el marco comunitario.
La frontera con Bielorrusia
El Gobierno polaco ha justificado esta decisión por la "guerra híbrida" a la que dice que se está enfrentando en la frontera con Bielorrusia. Hace años que allí estalló una crisis migratoria en la que se han sucedido continuas oleadas de violencia e intentos de asalto al muro fronterizo.
El país ha sido reconvenido en varias ocasiones por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos y señalado en un informe especial de la ONU sobre Migración por llevar a cabo "devoluciones en caliente" en la frontera bielorrusa y por no atender solicitudes de asilo.
La migración se considera en Polonia un tema de seguridad nacional desde hace años. El estallido de la guerra en la fronteriza Ucrania y la llegada de un millón y medio de refugiados, junto a la tensión permanente en la frontera bielorrusa, se han incrementado la polarización en el país.
Un cambio criticado por la oposición del país
Este giro conservador coincide con el primer aniversario de la toma de posesión de este gobierno: una coalición de más de una decena de partidos con ideologías que van del progresismo de Izquierda al conservadurismo del PSL. En este abanico de partidos, Tusk, vinculado al liberalismo, representa el centro de la legislatura, aunque pertenezca al Partido Popular Europeo (PPE).
Como respuesta, casi 50 organizaciones humanitarias nacionales e internacionales como Amnistía Internacional (AI) han firmado un manifiesto dirigido al primer ministro para pedirle que cese esta política y no eluda uno de los deberes fundamentales de cualquier Estado democrático. Han advertido que negarse a proteger a personas no producirá más que "una ilusoria sensación de seguridad".
Por su parte, el que fuera ministro de Defensa del anterior Gobierno ultraconservador, Mariusz Blaszczak, ha calificado de "engañifa, cortina de humo" el giro. Ha asegurado que "el verdadero problema es el pacto migratorio (europeo), un problema creado por los oligarcas de la UE", y ha repetido su propuesta de hacer un referéndum nacional sobre la política migratoria comunitaria.