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Los Museos Vaticanos exhiben el Apolo del Belvedere tras cinco años en proceso de restauración

  • La estatua ha recuperado su mano izquierda y una intervención le ha devuelto su "solidez"
  • La restauración ha costado 250.000 euros y se ha utilizado una tecnología financiada por EE.UU.

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La estatua del Apolo de Belvedere en 2024
La estatua del Apolo de Belvedere en 2024 Europa Press Remitidas

Los Museos Vaticanos exhiben nuevamente en sus salas el Apolo del Belvedere, una escultura icónica de la belleza clásica que fue descubierta en Roma en 1489. Ha estado cinco años en restauración y se ha usado la tecnología más moderna para este tipo de procedimientos, que ha sido financiada con las donaciones privadas provenientes de Estados Unidos. En total, las obras han costado unos 250.000 euros.

Según ha destacado el jefe del Laboratorio de Restauración de Materiales, Guy Devreux, durante la presentación, la estatua fue restaurada con éxito de las "fragilidades evidentes" que presentaba en la base y después fue objeto de otra intervención "que le devolvió su solidez". "Se introdujo una barra de fibra de carbono y acero en la base de mármol utilizando una técnica laboriosa a partir únicamente de los orificios y rebajes que existían previamente", ha destacado el experto, según reportan medios italianos.

Vista del mástil que sujeta el Apolo del Belvedere

Vista del mástil que sujeta el Apolo del Belvedere

Los técnicos de los Museos del Vaticano habían observado en 2019 un hundimiento en la estatua, por lo que se retiró de las salas para proceder a su restauración. Un proceso en el que se le ha introducido una especie de "mástil de vela de la Copa América", en palabras de Guy Devreux, capaz de reducir el peso en unos 150 kilos y controlado gracias a una fibra óptica invisible.

Se ha reconstruido su mano izquierda

Además, se ha logrado recuperar la mano izquierda que le faltaba al Apolo de Belvedere en un descubrimiento en la década de 1950 en Nápoles. En un yacimiento arqueológico se recuperaron cientos de fragmentos de yeso de las ruinas del Palacio Imperial de Baia, al norte de la ciudad italiana, que pertenecían a un taller que tenía los moldes exactos. Estos fueron tomados directamente de las obras maestras originales del arte griego del bronce de los siglos V y IV a.C. Entre estos fragmentos de yeso se reconoció también la mano original de la estatua.

De este modo, según ha explicado Guy Devreux, la restauración se convirtió en una oportunidad para devolver la mano "original" al dios del rayo al insertarle un molde exacto de escayola que se tomó de ese taller descubierto en Baia y que se le puso en el lugar donde antes se le había insertado una mano, fruto de una restauración que se hizo de la mano perdida en el siglo XVI. Así, "el gesto de la estatua se ha vuelto más natural, porque la mano es más proporcionada y ligera", ha señalado el experto.

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"Se trata de una inserción reversible, un experimento que tuvimos el valor de hacer. Funciona mejor que la mano anterior", ha señalado por su parte la directora de los Museos Vaticanos, Barbara Jatta.

Finalmente, la conservadora del Departamento de Antigüedades Griegas y Romanas, Claudia Valeri, ha asegurado que gracias a la restauración, la escultura permite "admirar de nuevo con encanto una de las obras maestras de la escultura antigua, gracias a los resultados de un diálogo científico permanente".