Moldavia celebra una doble votación "decisiva" para unirse a la UE entre acusaciones de intento de fraude ruso
- La Fiscalía moldava denuncia que miles de votantes han sido pagados por Rusia para influir en su voto
- La presidenta Sandu busca revalidar su cargo para seguir con el proyecto europeo tras abrir negociaciones con la UE en junio
Día clave en el calendario para Moldavia. El país elige este domingo si sigue avanzando por la senda europea en medio de la guerra entre las vecinas Ucrania y Rusia o cambia radicalmente de estrategia. Más de dos millones de habitantes están llamados a las urnas para una doble votación: un referéndum sobre su adhesión a la Unión Europea (UE) y la posible reelección de su presidenta Maia Sandu, favorable al club de los —por ahora— Veintisiete.
Estos comicios, que las expertas consultadas por RTVE.es califican de “decisivos”, ya comienzan, sin embargo, con polémica: la Fiscalía moldava denuncia que miles de votantes han sido pagados por Rusia para influir en su voto o desmovilizar a la población. Esto se une a las acusaciones del Gobierno moldavo, apoyadas por la UE y EE.UU., de que Moscú intenta desestabilizar el país a través de la propaganda y desinformación, motivo por el que asegura que ha bloqueado a medios e ilegalizado varios partidos políticos. El Kremlin, en cambio, rechaza de pleno las acusaciones, a la vez que denuncia persecución sobre aquellos estamentos que defienden las relaciones con Rusia.
“La importancia de este referéndum recae en que, si Moldavia elige la adhesión, independientemente de cómo cambie el Gobierno, el país quedaría atado a la integración europea”, algo que “desde Bruselas se vería como muy positivo”, explica Tinatin Akhvlediani, investigadora en el Centro de Estudios Políticos Europeos (CEPS). Otro tema, recalca esta analista nombrada como una de las mujeres más prometedoras de la UE, es "el impulso que se le dé a esa unión" desde el Ejecutivo moldavo. “Es tranquilizador tenerlo en la Constitución, pero todo depende de la implementación final”, añade, y pone el ejemplo de Georgia, que pese a ser candidata a la UE y recoger su intención de adhesión en su normativa, su avance sigue congelado.
“Si Moldavia elige la adhesión, el país quedaría atado a la integración europea“
Por el momento, un proyecto europeo y liderado por Sandu parece la opción más valorada de los moldavos, según un sondeo de iData Inteligente publicado este jueves. Un 54,5% asegura que votaría a favor de la UE, un aumento del 8% con respecto a otra encuesta similar de septiembre. Mientras, el 32,4% se posiciona en contra de la adhesión y el 13,1 % restante se muestra indeciso sobre qué elegir en el referéndum, en el que doce partidos se apuntaron con la opción del 'sí' y dos con la del 'no', y para el que se espera una participación de un 67% de los votantes.
En cuanto a las elecciones, un sondeo de Intellect Group señala que Sandu, en el poder desde 2020, conseguiría el 35% de los votos de los electores. Le siguen con un 20% Renato Usatii, polémico líder de Nasha Partia (Nuestro Partido), al que se le señalan lazos con Rusia; y con un 17%, el exfiscal general moldavo, Alexandr Stoianoglo, apoyado por el Partido Socialista prorruso del expresidente Igor Dodon.
A la espera de conocerse el resultado final, se estima que ninguno de los candidatos a la presidencia gane en esta primera vuelta. “El resultado va a estar bastante ajustado y, si tienen que pasar a segunda vuelta, es posible que se hagan alianzas en contra del proyecto de Sandu”, ha apuntado la analista política y doctora por la Universidad Complutense de Madrid, Ruth Ferrero-Turrión.
Reformas "muy ambiciosas" para unirse a la UE
Con este referéndum, que necesita el voto de al menos un tercio de la población para ser válido, el Gobierno moldavo consulta a sus ciudadanos si aceptan "la introducción de la integración europea en la Constitución de Moldavia" a través de varias enmiendas en el texto. Así, esta antigua república soviética, enclavada en entre una Ucrania en guerra y una Rumanía miembro de la UE y la OTAN, daría un paso más hacia el club comunitario tras conseguir el estatus de candidato en 2022, tan solo un mes después de la entrada rusa en Ucrania.
“Los siguientes pasos serían ir cumpliendo los criterios que la hoja de ruta marcada por Bruselas. Moldavia tendría bastante trabajo que hacer, ya que se ha encontrado con la opción de ampliación de repente’”, dice Ferrero-Turrión. En diciembre de 2023, bajo presidencia española, el Consejo de la UE autorizó la apertura de negociaciones, que se hizo efectivo en junio de este año junto a Ucrania. Además de estos dos países, otros nueve – entre ellos, la citada Georgia y los Balcanes orientales, también se mantienen en la sala de espera de la UE.
Sobre esta agenda de adhesión europea, con 33 capítulos clave de diferentes sectores, Akhvlediani destaca que hay sobre la mesa “reformas muy ambiciosas” y que, probablemente, los mayores retos sean “pasar plenamente a una economía de libre mercado con la UE y asegurarse de que puede funcionar”, una “alta capacidad administrativa para poder aplicar todos los reglamentos” y , sobre todo, “mejorar el Estado de derecho en materia de gobernanza e implantar reformas democráticas, ya que el país es extremadamente vulnerable a las injerencias rusas”. “Desde Bruselas, se cree que Moldavia puede conseguirlo”, considera.
Más fondos, pero también reformas: la propuesta de la UE
De ser así, para Moldavia, uno de los países con peor economía del continente, significaría “seguir recibiendo fondos europeos e incrementando la inversión directa, lo que sería una ratificación de las posiciones de Maia Sandu”, afirma Ferrero-Turrión, sobre ambos territorios, que mantienen relaciones desde hace años, basándose en el Acuerdo de Asociación para facilitar el libre comercio.
Ha sido concretamente desde 2022, cuando la UE ha reforzado su ayuda económica y humanitaria al país, debido a la llegada de refugiados ucranianos y al aumento de necesidades de seguridad. De hecho, la presidenta de la Comisión, Ursula Von der Leyen, de visita en el país la semana pasada, anunciaba que la UE mandará más de 1.800 millones en los próximos tres años. Un gesto muy alabado por Sandu, que incluso calificó los planes europeos de crecimiento económico para la región como “un auténtico Plan Marshall para Moldavia", en un guiño a la medida de EE.UU. en el continente tras la II Guerra Mundial.
La pelota también está en el tejado de la Unión, ya que la llegada de nuevos miembros también supondría cambios. “La cuestión es si la propia UE será capaz de introducir las reformas internas en tiempo y plazo. A día de hoy, no parece que eso vaya a ser el caso, porque para hacer una reforma de los Tratados de la UE se necesitaría un consenso muy difícil de conseguir”, asegura Ferrero-Turrión.
“La cuestión es si la propia UE será capaz de introducir las reformas internas en tiempo y plazo“
En este sentido, profundiza Akhvlediani, sobresale el debate sobre si cambiar la unanimidad como forma de votación para llegar a algunos acuerdos, como se hace actualmente, por una mayoría absoluta que sortee posibles vetos por parte de una minoría de Estados. “La ampliación se prolongará mucho con el régimen actual, que requiere varios meses para cada paso”, señala. También apunta a la necesidad de abordar las divisiones en política exterior y de seguridad, que pueden agrandarse al admitir nuevos miembros, y a asegurarse de que hay “los fondos necesarios” tanto para los países que ya están dentro y lo necesitan, por ejemplo, Bulgaria, como para los nuevos como Moldavia o la propia Ucrania.
Transnistra, “espada de Damocles” sobre Moldavia
También preocupa el cómo se llevaría a cabo la adhesión, al estar en el aire qué ocurriría con la región independentista Transnistria, que, pese a haberse declarado una "república", no ha sido reconocida por ningún país. Allí las fuerzas rebeldes siguen instaladas y protegidas por un contingente militar ruso lo que supone un gran desafío para la UE, pues son tres los países candidatos (Moldavia, Ucrania y Georgia) los que tienen tropas rusas en su territorio.
Moldavia “siempre tiene la espada de Damocles de Transnistria en su patio trasero”, argumenta Ferrero-Turrión, ya que por el momento, todas las opciones plantean dificultades: renunciar al territorio, entrar por la fuerza o incluso un acuerdo entre ambos, ya que podría acabar dejar una puerta a Rusia. “Es muy complicado y aún no hay una respuesta clara. El precedente más cercano de un miembro con conflictos tan marcados en su territorio es Chipre, y la idea de repetirlo aleja a los miembros de la UE. El escenario ideal sería, sin duda, que cuando Moldavia llegara a la fase de adhesión estuviera resuelto. Si bien es cierto también que esto dependerá mucho de cómo termine la guerra en Ucrania y cómo sale Rusia de ella, algo que podría cambiar toda la circunstancia geopolítica”, cuenta Akhvlediani.
Para esta consulta, no se espera que participen en la votación ni los habitantes de Transnistria ni de la autonomía prorrusa de Gagauzia, que sumarían unos 600.000 habitantes.
Sandu: un mandato entre la guerra y la crisis energética
Moldavia se convirtió en un país independiente tras el colapso de la Unión Soviética a principios de la década de 1990 y, desde entonces, el país ha oscilado entre posiciones proccidentales y prorrusas. Tras cuatro años de mandato de Igor Dodon, en noviembre de 2020, Sandu —antigua economista contratada por el Banco Mundial y primera ministra durante cinco meses—, fue elegida presidenta de la mano del Partido Acción y Solidaridad (PAS), siendo la primera mujer en el cargo.
Con un marcado estilo centrista, en contraste con su oponente izquierdista Usatti, Sandu ha tenido que hacer frente en estos años a la crisis de la COVID-19, al estallido de la guerra de Ucrania, que ha incrementado la tensión también en Moldavia, y a una grave crisis energética y de inflación, después de romper lazos con Rusia. Además, en poco más de cuatro años, se han constituido dos gobiernos, dirigidos por Natalia Gavrilița y, desde febrero de 2023, por Dorin Recean, pero ambos de corte proeuropeo y reformista.
Tras el estallido de la guerra, Sandu se puso del lado de Ucrania desde el primer momento, acogió a los refugiados pese a sus ya tensionados servicios públicos y ha seguido el camino europeo, pero la sucesión de crisis ha continuado golpeando la ya frágil economía moldava. Esto ha afectado a sus ciudadanos, llevándoles incluso a emigrar a otros países, lo que hace el voto exterior muy importante para estos comicios.
“Sandu lo ha tenido muy complicado, se ha enfrentado a todo tipo de crisis y retos en pocos años, así que las promesas y retos de su primer mandato siguen ahí. Pero también creo que viene con una gran experiencia y capacidad de recuperación que podría aplicar en un segundo mandato”, considera Akhvlediani.
Si gana Sandu, “tendrá que ver cómo ajusta la perspectiva europea de Moldavia y todas las reformas que va a tener que a las circunstancias, pero, sobre todo, a las expectativas de sus ciudadanos que le permitan continuar en el poder”, comenta Ferrero-Turrión. Tanto en este aspecto como en su adhesión a la UE, la última palabra sobre el futuro del país, finalmente, quienes la tendrán, serán los propios moldavos.