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Joan Manuel Serrat, un referente cívico y artístico que trasciende fronteras y generaciones

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Joan Manuel Serrat, Premio Princesa de Asturias de las Artes
El cantautor Joan Manuel Serrat, durante un concierto en 2021 EFE / TONI GALÁN

Joan Manuel Serrat recibe este viernes el Premio Princesa de Asturias de las Artes, tomando el relevo de Meryl Street, galardonada en 2023, y engrosando una lista en la que figuran personalidades como Martin Scorsese, Francis Ford Coppola o Bob Dylan.

Retirado de los escenarios dos años atrás, Serrat es un referente musical para varias generaciones. Pero también es, como destaca el acta del jurado de los Princesa de Asturias, un modelo cívico, "defensor del diálogo frente a la crispación" y autor de una obra que es "un exponente de su irrenunciable vocación de tender puentes entre países y generaciones."

Si uno se detiene a contemplar los casi 60 años de trayectoria artística de Serrat, destaca por encima de todo su coherencia como persona y ciudadano y su capacidad para llegar a públicos muy diferentes. A ello contribuye, sin duda, su decisión de trasladar su bilingüismo a sus composiciones, alternando de manera natural el catalán y el castellano en sus canciones.

Dualidad lingüística

Esta dualidad no es más que el reflejo del entorno en el que se educó el artista, nacido en Barcelona el 27 de diciembre de 1947, en el barrio obrero del Poble Sec. Hijo de un catalán y una emigrante aragonesa, Serrat creció hablando catalán y castellano, algo que se reflejaría en sus canciones y que, en ciertos momentos, también levantó críticas del nacionalismo de ambos bandos. "Mi bilingüismo molestó a nacionalistas y nacionales. Llegó un momento en el que no se me juzgó por lo que hacía, sino por no estar donde los demás querían que estuviera", aseguraba en 1996, en una entrevista en El Dominical.

Tras un inicio influenciado por la chanson francesa y la Nova Canço catalana —de la que fue impulsor como miembro del grupo Els Setze Jutges—, la producción de Serrat bebe de aquellas fuentes, pero también de otras como la música anglosajona, con Bob Dylan y The Beatles como abanderados; el folclore latinoamericano de Violeta Parra y Atahualpa Yupanqui; o las coplas de Quintero, León y Quiroga, que el joven 'Juanito' escuchaba en aquella radio que no paraba de sonar en su casa en sus años de infancia.

Esta mezcla de estilos e influencias contribuyó a la hora de construir una obra inmensa, irrepetible, que abarca seis décadas diferentes y que es difícil resumir en solo un puñado de discos. Aunque es cierto que entre finales de los sesenta y la primera mitad de los setenta vieron la luz los más celebrados, como Ara que tinc vint anys (1967), los dedicados a los poetas Antonio Machado (1969) y Miguel Hernández (1972) y, sobre todo, Mediterráneo (1971), reconocido como su obra cumbre.

Muchos expertos coinciden a la hora de señalar que, sin aquellas adaptaciones de Serrat, la obra de Antonio Machado, Miguel Hernández y de otros muchos poetas que musicó Serrat no habría obtenido el reconocimiento del que gozan actualmente.

Pero sería un error reducir la carrera musical a ese período tan fructífero, ya que durante toda su trayectoria Serrat ha seguido publicando discos de forma regular —aunque cada vez más espaciados—, muchos de ellos de enorme calidad, como En tránsito (1981), Cada loco con su tema (1983), Utopía (1992), Sombras de la china (1998) o Hijos de la ira (2014), por citar solo algunos.

Joan Manuel Serrat, Premio Princesa de Asturias de las Artes

Joan Manuel Serrat, durante una actuación en Madrid en 1987 Efe/Barriopedro

Enemigo para el franquismo y otras dictaduras

De forma paralela a su actividad artística, el artista nunca ha renunciado a defender sus ideas y convicciones, lo que le convirtió en enemigo para el régimen franquista y otras dictaduras, como la chilena o la argentina. Y tampoco se calló a la hora de criticar al independentismo catalán, del que siempre ha renegado, lamentando del mismo modo la actuación policial durante el referéndum del 1 de octubre de 2017.

"Creo que ha habido una gran torpeza en el ‘procés’, igual que creo que los hechos del 1 de octubre son brutales por parte del Gobierno español, desproporcionados por parte de las fuerzas del orden y que sin duda lo único que hicieron fue colaborar profundamente en justificar cualquier actitud que el independentismo o el nacionalismo incluso pudiera plantear", aseguraba el artista en 2022 en una entrevista en La Noche en 24 Horas de TVE.

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De sus enfrentamientos con el franquismo destaca su negativa a participar en 1968 en el Festival de Eurovisión por no poder cantar en catalán el tema La, la, la, compuesto por el Dúo Dinámico, y que Massiel se encargaría de defender, logrando la victoria.

Aquella negativa convirtió al 'noi' del Poble Sec en enemigo oficial del régimen franquista, que le vetó en TVE y las emisoras de radio estatales y todavía hoy, más de medio siglo después, es uno de los momentos de su biografía sobre los que sigue dando explicaciones. "Yo he convivido toda mi vida con las dos lenguas, nunca he tenido problema. En cambio, lo que no puedo convivir es con la represión sobre una de las dos; cuando una de las dos es marginada, la convivencia se me hace muy difícil", señalaba en la citada entrevista en TVE.

Curiosamente, a partir de aquel incidente, Serrat comenzó a grabar cada vez más discos en castellano y, pese a los recelos del régimen, se convirtió en uno de los cantantes más populares de nuestro país, alcanzando también una enorme fama al otro lado del Atlántico, en países como Argentina, Chile o México.

En 1975, a pocas semanas de la muerte del dictador, Joan Manuel Serrat realizó desde México unas duras críticas contra las condenas a muerte de varios miembros de ETA y el FRAP, de los que cinco de ellos serían fusilados.

"La pena de muerte solo sirve para seguir acobardando a la gente; empero tenemos que luchar porque la izquierda y la democracia española se unan para acabar con un régimen totalitario", afirmó el cantautor en una rueda de prensa. Aquellas declaraciones le obligaron a permanecer en México, de donde no regresó hasta agosto de 1976, nueve meses después de la muerte de Franco.

Serrat, investido doctor honoris causa por la Universidad de Barcelona

Serrat fue investido en 2023 doctor honoris causa por la Universidad de Barcelona EFE/Enric Fontcuberta

Defensor de la democracia y los derechos humanos

Durante la transición, Serrat siguió implicado en la defensa de la democracia y los derechos humanos, apoyando la puesta en marcha de la Constitución Española y dando abiertamente su respaldo al PSOE. Y, en todo momento, mostrando con franqueza su opinión cada vez que le preguntaron sobre cualquier asunto, siempre con un poso de sentido común en sus manifestaciones.

Una muestra de esa coherencia fue su decisión de retirarse de los escenarios a finales de 2022. La idea le empezó a rondar durante la pandemia y decidió que, antes de que tuviera que decir adiós por causa mayor, prefería despedirse personalmente de su público. "No me gustó sentirme despedido por una plaga. Por eso me planteé ir al lugar más natural para hacerlo, con el público enfrente, lleno de gratitud y alegría", le confesó a Juan Cruz en 2021 en una entrevista en El País.

Entre abril y diciembre de 2022, Serrat llevó a cabo una gira de 75 conciertos —con el título de "El vicio de cantar 1965-2022"— que inició en abril en el Beacon Theatre de Nueva York y le llevó por distintos países como Puerto Rico, República Dominicana, México, Colombia, Costa Rica, España, Venezuela, Ecuador, Argentina, Chile, Perú, Uruguay y España. El viaje concluyó en su amada Barcelona donde, como colofón, interpretó Una guitarra, el primer tema que publicó casi sesenta años atrás.

'El vicio de cantar': concierto de despedida de Joan Manuel Serrat en Madrid

El Premio Princesa de las Artes que recibirá el viernes completa una larga lista de galardones: doctor honoris causa por varias universidades españolas e iberoamericanas, Medalla de Oro en las Bellas Artes y al Mérito en el Trabajo, Grammy Latino a la persona del año, Premio Nacional de Músicas Actuales, medalla de honor de la SGAE, Gran Cruz de la Orden Civil de Alfonso X el Sabio del Gobierno de España... La relación es casi inabarcable.

Aunque tras conocer el fallo del jurado mostró su "alegría y emoción", Serrat aseguró que la noticia no iba a alterar sus planes de ese día: renovar el carnet de conducir, ir al notario con su hija y comer con su familia. Una muestra de la sensatez de un artista que es, ante todo, una persona común, una circunstancia que impregna su obra y su trayectoria pública.