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Análisis

Elecciones en Georgia: el país que se balancea entre el sueño europeísta o un Gobierno prorruso

  • El país enfrenta unas elecciones polarizadas con un Gobierno cada vez más iliberal
  • La ley de agentes extranjeros es el último obstáculo en el proceso de adhesión de la república caucásica a la UE

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Georgia celebra elecciones con Rusia como uno de los temas estrella del debate electoral

Georgia enfrenta este sábado unas elecciones legislativas polarizadas y con la sombra rusa al acecho. El partido oficialista, Sueño Georgiano, ha desplegado una retórica belicista contra la oposición, a la que culpa de querer llevar la guerra entre Rusia y Ucrania a las puertas del país.

En cambio, las formaciones rivales se presentan bajo la égida de la presidenta georgiana, Salomé Zourabichvili, con una población reacia a la deriva antioccidental adoptada por el Gobierno.

Pese a que las encuestas dan como vencedor a Sueno Georgiano, "es probable que no pueda formar Gobierno y necesitará una coalición, y ahí es donde entra el papel de la oposición", destaca el analista de políticas en el Georgian Institute of Politics, Shota Kakabadze.

Asimismo, la recientemente aprobada ley de agentes extranjeros ha congelado el proceso de adhesión a la Unión Europea. Ante este escenario, Georgia "se ha alejado de las ideas de democracia europea y se ha acercado a las visiones que se propagan en países como Hungría, esto es, una democracia iliberal", declara el exfuncionario de la UE y asociado sénior del Instituto Real Egmont de Relaciones Internacionales de Bélgica, Reinhold Brender.

Entender la actual situación de Georgia es retrotraerse a la siempre volátil zona del Cáucaso, así como la presente, aunque oscilante, influencia rusa, en una región sobre la que posee "intereses privilegiados".

Consecuencias de la injerencia rusa

Dentro de las fronteras reconocidas de Georgia, existen dos repúblicas independientes de facto de Tiflis: Abjasia y Osetia del Sur. Ambas son apoyadas desde Moscú por intereses que se han desplazado del deseo de reducir el nacionalismo georgiano a frenar su deriva prooccidental.

En 2008, el presidente de Georgia era Míjeil Saakashvili, fundador del principal partido en la oposición, Movimiento Nacional Unido. Fue el primer mandatario tras la conocida como "Revolución de las rosas", y bajo su Gobierno presionó para que el país avanzara hacia una futura adhesión a organizaciones occidentales como la Unión Europea.

Su negativa a aceptar el control ruso sobre Osetia del Sur y Abjasia, así como su intento de expulsar las fuerzas paramilitares de ambas regiones, finalmente "forzaron" la intervención de Moscú.

El 7 de agosto de 2008, las tropas rusas llevaron a cabo durante cinco días una invasión sobre Georgia. El conflicto en sí apenas resultó comparable a otros posteriores acaecidos en el Cáucaso, (véase Nagorno Karabaj en 2020), pero sus repercusiones siguen resonando 16 años después.

"La crisis y el discurso políticos actuales en Georgia son consecuencia total de la agresión rusa", declara el periodista y experto en política nacional georgiana, Giorgi Menabde. "Los tanques rusos están a 35 kilómetros de la capital, Tiflis, y sus ciudadanos temen una nueva invasión, ya que el país no tiene las mismas garantías de seguridad por parte de Occidente, como ocurre con los Estados bálticos", aclara.

Saakashvili fue presidente hasta que perdió las elecciones en 2012 tras una serie de escándalos de brutalidad policial y manifestaciones en su contra. Actualmente, es uno de los principales representantes de la oposición al Gobierno georgiano y cumple una sentencia en prisión desde 2021 tras regresar de su exilio voluntario en el extranjero.

Su sucesor en la presidencia, Bidzina Ivanishvili, continuó parte de las medidas de Saakashvili en política exterior, aunque buscando en todo momento el equilibrio entre la UE y Rusia. Algo que no ha impedido que Moscú, a través de su apoyo a Abjasia y Osetia del Sur, mantuviera bases militares en sendas regiones y el control efectivo del 20% del territorio georgiano. "Es por ello que, si Georgia se une a la UE, podría suponer un gran atractivo para Abjasia y Osetia del Sur también para superar el conflicto, porque al menos su población, que no sus autoridades, entenderían que existe una clara ventaja de asociarse con la Unión", añade Brender.

Lograr el equilibrio entre Rusia y la UE

El resentimiento de los georgianos con Moscú tras los acontecimientos de 2008 fue notable durante la década posterior. En cambio, la élite gobernante se le ha acercado cada vez más, especialmente tras la invasión de Ucrania.

"La principal promesa de Sueño Georgiano es la de prevenir una nueva agresión rusa, lo que les ayuda a mantener la popularidad entre una parte significativa del electorado", revela Menabde. "Estas elecciones demostrarán cuánto ha cambiado la actitud de los georgianos sobre este tema, ya que muchos se sienten indefensos", insiste.

Desde principios de los 2000, el vector occidental de la política georgiana ha contado con un amplio apoyo de los ciudadanos. El país ha disfrutado de un régimen sin visado con la zona Schengen durante siete años y, en 2023 fue nombrado candidato oficial a la membresía de la UE.

Una encuesta realizada a finales de ese mismo año por el Instituto Nacional Demócrata y el Caucasus Research Resource Centers mostró que la mayoría de los ciudadanos georgianos (entre un 51 y un 52%) creía que las principales amenazas a la seguridad nacional de Georgia provienen de Rusia.

El Gobierno debe equilibrar tanto el acercamiento entre Occidente y Rusia, en especial con este último debido a los lazos que tienen sus principales dirigentes con Moscú. Entre ellos, el ex primer ministro Ivanishvili, "quien hizo fortuna en la Unión Soviética cuando formó parte de un grupo de oligarcas que ayudaron a Yeltsin a ser reelegido como presidente", explica Brender. "Es un multimillonario que se aventuró en la política y, aunque ya se ha retirado, está pendiente de ella tras bambalinas, y su influencia es crucial para determinar el curso del Gobierno georgiano", añade.

"Pero debo subrayar que el miedo a la agresión rusa no es el único recurso que utiliza Ivanishvili para consolidar su 'Gobierno de un solo partido'", continúa Menabde. "No es menos importante la tradición y mentalidad postsoviética del 'poder de un solo hombre', además de los valores conservadores de la sociedad georgiana, la influencia de la iglesia ortodoxa y los sentimientos anti-LGBTQ+, todos ellos atesorados por la formación".

De igual forma, retratar a Georgia como un Estado prorruso también pasa por alto aspectos importantes. "El Gobierno georgiano no ha restablecido las relaciones diplomáticas con Moscú desde 2008; llama a Abjasia y Osetia del Sur 'territorios ocupados' y, a Rusia, ocupante", incide Menabde.

Entretanto, "Sueño Georgiano trata de mantener el equilibrio al no apoyar a Ucrania ni imponer sanciones contra Moscú, mientras no abandona formalmente sus declaraciones de querer unirse a la OTAN y la UE", establece.

A Rusia le interesa mantener abierta la frontera con Georgia, ya que ello le permite el tránsito hacia Turquía y Armenia. Sin embargo, "el Gobierno sabe que debe darle a la sociedad lo que pide, que es la integración en la UE, y de ahí la disyuntiva", reitera Kakabadze.

Ley de agentes extranjeros, el último escollo

La ley de agentes extranjeros, aprobada hace unos meses por el Gobierno, es el resultado de la deriva del país hacia un régimen cada vez más autoritario. No solo es una copia de la rusa, sino que la supera en rigor, al exigir la divulgación completa de los datos personales de todos los miembros de las ONG que reciban más de un 20% de financiación extranjera.

El patrocinio de fundaciones europeas y estadounidenses representa hasta el 95% de la financiación total de las ONG georgianas, principales voceros contra el oficialismo. Los medios de comunicación contrarios al Gobierno también dependen de estos fondos. A todas luces, la medida busca socavar la capacidad de respuesta de la oposición.

De cara a las elecciones, Sueño Georgiano busca presentar a Occidente, a la oposición y a las ONG como parte de un "partido de guerra" unificado y dispuesto a sacrificar al país con tal de afectar a Rusia. Pese a esto, "todas las declaraciones de sus líderes sobre prohibir a los partidos rivales inmediatamente después de las elecciones no son más que retórica y demagogia electoral para consolidar a sus seguidores, al igual que la ley de agentes extranjeros, que está adoptada, pero no en vigor", aclara Menabde.

"Nunca antes la oposición había tenido una oportunidad tan real de ganar las elecciones. Si bien Sueño Georgiano obtendrá más escaños que cualquier otra formación individualmente, los cuatro partidos de oposición juntos pueden obtener mayoría simple y formar un Gobierno de coalición... si cada uno supera el umbral del 5% de votos", puntualiza.

"Hasta esta elección, siempre tuvimos el sistema mixto en el parlamento, donde la mitad de los escaños se llenaban con la lista proporcional del partido, y la otra por distritos mayoritarios individuales que ganaba el partido", señala Karabadze. "Por lo que incluso si la formación tenía un 45% de apoyo, normalmente obtenía la mayoría".

"Esta será la primera vez que tendremos un sistema completamente proporcional, lo que da la posibilidad de romper este ciclo de dominancia de un solo partido", alude.

Por su parte, Brender es más cauteloso: "Francamente, nadie tiene una idea clara de lo que piensa el pueblo, porque las encuestas que dan al partido Sueño Georgiano más del 40% de los votos, lo que lo convierte en el partido más popular, no son fiables. La oposición las tilda de falsas, y parece que el Gobierno quiere preparar el terreno para que, si pierde, no reconozca su derrota"

Georgia navega entre una Rusia cada vez más peligrosa y Occidente, que se está expandiendo gradualmente hacia el este. Pese a esto, Menabde es firme: "Georgia nunca se convertirá ni en 'una pequeña Rusia' ni en Bielorrusia; el país aún posee medios de comunicación independientes y canales de televisión nacionales contrarios al Gobierno, además de muchos empresarios que apoyan abiertamente a los partidos de oposición".

Los obstáculos al proceso de adhesión a la UE

Cuando en diciembre de 2023 la UE concedió el estatus de candidato a Georgia, este fue bajo ciertas condiciones para continuar en el proceso. La aprobación de la ley de agentes extranjeros, así como diversas medidas contra los colectivos LGTB+, han paralizado las negociaciones.

"Europa representa para Georgia la paz y la prosperidad en una región que no conoce la paz y la prosperidad, de ahí que en su momento Saakashvili impulsase la idea de que el país tiene que encontrar su lugar en la Unión Europea, y que muchos de sus ciudadanos quieran la adhesión", anota Brender.

Es por ello que "la introducción de la ley de agentes extranjeros, incompatible con los valores europeos, fue un jarro de agua fría que congeló el proceso de adhesión, y todo ello pese a que Sueño Georgiano aún defiende que la entrada en la UE es posible para 2030", esclarece.

Además, con la guerra en Ucrania, "tienes lo que ahora llaman la 'Europa geopolítica', donde la UE trata de involucrarse más activamente con Europa del Este lo que abre una ventana que Georgia (4:35) necesita aprovechar, porque no va a estar allí para siempre", advierte Kakabadze.

Por el momento, la Unión Europea no ha emitido sanciones concretas contra Georgia, ni ha habido ninguna visita de ningún miembro de la Unión Europea a Georgia. "Están esperando los resultados de las elecciones, porque eso eso dictará el enfoque futuro de la UE hacia Georgia", sentencia.