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La catastrófica DANA de Valencia recuerda la importancia de la prevención: "Esto no puede volver a pasar"

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Devastación tras el paso de la DANA en el barrio de La Torre, en Valencia
Devastación tras el paso de la DANA en el barrio de La Torre, en Valencia Rober Solsona / Europa Press

La provincia de Valencia ha amanecido este miércoles devastada. La llegada de una intensa DANA (depresión aislada en niveles altos), que estuvo horas anclada en los cielos de los municipios del interior, ha dejado ya más de 60 muertos en la peor inundación en medio siglo.

Ante la magnitud del desastre, muchos ciudadanos de las zonas afectadas se han planteado si este se podía haber previsto y así haber evitado daños. A buena parte de ellos las intensas lluvias y riadas les sorprendieron en el trabajo, como muestran las imágenes de decenas de personas atrapadas en un polígono industrial en Riba-roja de Túria, y a otros en centros comerciales, sin que se suspendieran estas actividades.

"Esto no puede volver a pasar. Se requieren protocolos suficientes, evidentes, visibles y conocidos por parte de la población", asegura a RTVE.es Karla Zambrano, embajadora española del Pacto Europeo por el Clima e investigadora de la Universidad de Valencia. Cree que la primera alerta de Protección Civil, que recibió la población en sus móviles cerca de las 20:10 horas, llegó tarde, y que faltó "coordinación" entre las administraciones.

Una catástrofe "difícil de predecir" y un fatídico cúmulo de factores

Aunque ya se conocía desde el fin de semana que una DANA afectaría la zona este de la península, este tipo de sistemas meteorológicos "tienen aspectos que los hacen muy difíciles de predecir", explica Isabel Moreno, meteoróloga y divulgadora. 

Por ejemplo, los factores de "pequeña escala", como que la borrasca estuviera descargando durante horas sobre una misma zona, son "tremendamente" difíciles de prever, detalla. "Señalar puntualmente dónde se va a producir la precipitación torrencial más importante es literalmente imposible", afirma, en la misma línea, José Antonio Maldonado, director de meteorología de Meteored.

En municipios como Chiva cayeron casi 500 litros por metro cuadrado en unas pocas horas, la misma cantidad que lo que llueve en todo un año. Además, esto se unió a otros factores, como que la lluvia cayó sobre zonas pobladas y en el interior de la provincia —como esta localidad o Utiel—, llenando ramblas y barrancos que más tarde inundaron otras muchas poblaciones situadas aguas abajo, especialmente en el sur del área metropolitana de la capital del Turia.

"Se han juntado una serie de factores que han hecho de esta situación, que ya era muy complicada, una auténtica catástrofe", según Moreno.

¿Se podría haber avisado antes a la población?

Para Maldonado, "quizá" Protección Civil tendría que haber avisado antes a la población de que no cogieran los coches o no salieran de casa, ya que el aviso rojo de la AEMET estaba activo desde primera hora de la mañana del martes y la alerta a los móviles no llegó hasta la tarde.

"Quizás se tiene que pecar más por exceso que por defecto, esto puede servir para ponerse más en guardia", apunta.

Hay que llegar a las personas con un lenguaje asequible. Los canales han sido insuficientes

Para Zambrano, especialista en derecho y clima, no solo las autoridades tendrían que haber avisado con mayor antelación, sino que deberían haber incidido más en los peligros de la situación. "Hay que llegar a las personas con un lenguaje asequible. Los canales han sido insuficientes", señala.

Además, muchas compañías obligaron a los trabajadores a acudir a sus puestos a pesar de que estuvieran activos los avisos rojos o naranjas. Esta investigadora echa de menos "incentivos empresariales para que las empresas puedan cerrar" en situaciones como esta y que los empleados no salgan perjudicados perdiendo un día de trabajo.

Una trabajadora de un restaurante del centro comercial Bonaire, que ha quedado completamente inundando, relataba en el Canal 24 Horas que su jefe le impidió marcharse de su puesto antes del fin de su turno, lo que provocó que quedara atrapada allí toda la noche: "No es solo una cuestión material, nos jugamos el pellejo por vender cuatro menús".

Adaptar el urbanismo a futuras inundaciones, clave para evitar daños

Y más allá de la prevención en las horas previas a la catástrofe, los expertos ponen también el acento en la necesidad de adaptarse a estos fenómenos, que serán con gran probabilidad más frecuentes con el cambio climático. 

"Lo que ha ocurrido no es solamente resultado de cómo se ha comportado la atmósfera, sino de qué se ha encontrado a su paso del agua", señala Moreno. En ese sentido, Zambrano destaca que "falta adaptación en todos los ámbitos y en todos los sectores", también en urbanismo.

En España se ha construido durante décadas en zonas inundables. Uno de los puntos más afectados por esta DANA, la rambla del Poyo, "es un caso grave" de este tipo de prácticas, según Félix Francés, experto en inundaciones de la Universitat Politécnica de València. Este barranco, "típico de crecidas relámpago" y que llegó a registrar el paso de mil metros cúbicos de agua por segundo, recorre buena parte del área metropolitana al sur de la ciudad de Valencia antes de desembocar en la Albufera, y sobre su zona inundable se han construido "polígonos industriales, infraestructuras, zonas residenciales o el aeropuerto de Valencia".

Ahora ya es "imposible socialmente desplazar un polígono o una pequeña población", pero hay otras medidas, recuerda. Él mismo colaboró en un estudio en 2007 junto a la Confederación Hidrográfica del Júcar para establecer un plan de actuación, cuyo coste, comparado con los enormes daños económicos que causan estos desastres, es "completamente admisible".

La Comunidad Valenciana tiene un plan "pionero" en este sentido, el PATRICOVA (Plan de Acción Territorial de carácter sectorial sobre prevención del Riesgo de Inundación en la Comunitat Valenciana), aprobado en 2003, aunque este solo afecta a nuevos desarrollos y no a infraestructuras ya construidas.

Estas actuaciones cobran aún más importancia con el cambio climático, que hace más frecuentes las borrascas destructivas, aunque todavía es pronto para atribuir esta DANA en concreto al calentamiento global. "Las DANAS habían existido durante toda la vida. Antes, cada 70 años o 100 años había un evento extraordinario y ahora esta frecuencia e intensidad están aumentando", argumentaba Fernando Valladares, científico del CSIC, en Las Mañanas de RNE. "Todo esto no se puede explicar sin la energía adicional que se ha ido acumulando en el mar Mediterráneo", advertía.