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El cambio climático hace que una DANA como la de Valencia sea el doble de probable, según un estudio

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Vista general de una calle tras el paso de la DANA en el barrio de la Torre de Valencia
Vista general de una calle tras el paso de la DANA en el barrio de la Torre de Valencia Rober Solsona / Europa Press

Las lluvias de la DANA de Valencia, que ya ha dejado más de 150 víctimas mortales, son un 12% más fuertes y dos veces más probables que en un clima sin el calentamiento global en el que está inmerso el mundo. De hecho, las observaciones meteorológicas históricas indican que las ráfagas de lluvia de un día en esta región están aumentando a medida que las emisiones de combustibles fósiles calientan el clima.

Esta es la conclusión a la que han llegado los científicos de World Weather Attribution (WWA, por sus siglas en inglés) en un análisis preliminar tras la destructiva borrasca, una de las peores catástrofes naturales en España en décadas. La publicación no es un estudio de atribución completo como los que suele hacer la organización, ya que los expertos no han utilizado modelos climáticos para simular el evento en un mundo sin calentamiento.

Aun así, los científicos inciden en que la explicación más probable es el cambio climático, ya que una atmósfera más cálida puede retener más humedad, lo que provoca aguaceros más fuertes. Con un calentamiento global de 1,3 ºC como el que ya sufre el planeta, la atmósfera puede contener alrededor de un 9% más de humedad.

Un Atlántico más cálido ha alimentado la tormenta

Asimismo, otro análisis de la organización Climate Central apunta a que las temperaturas cálidas del océano Atlántico, que han agregado humedad a la tormenta, fueron entre 50 y 300 veces más probables por el cambio climático.

En general, los expertos explican que el aumento de las precipitaciones va en la línea con los resultados de estudios previos de atribución de fuertes lluvias en Europa, como los efectuados tras las tormentas Daniel y Boris.

Desde WWA advierten de que es probable que episodios similares de precipitaciones extremas se vuelvan más intensos e incluso más frecuentes a medida que el clima se caliente.